La variante ómicron del virus SARS-CoV-2, causante de COVID-19, logra infectar a muchas más personas vacunadas en contra la enfermedad, sugiere una revisión de investigaciones sobre el tema.
Las investigaciones también indican que la vacunación brinda menos protección contra enfermedades graves tras la infección por ómicron.
La variante ómicron, detectada por primera vez en Sudáfrica en noviembre, ahora constituye la cepa dominante en Estados Unidos, según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En la semana que finalizó el 18 de diciembre comprendía entre el 31 y el 45 por ciento de las infecciones, según los últimos datos de vigilancia de variantes de los CDC. En la semana que terminó el 1 de enero, ya era del 93 al 97 por ciento, proyectó la agencia.
Ómicron parece extenderse más fácilmente pero con síntomas menos graves.
Un estudio danés reciente encontró que una persona completamente vacunada en un hogar infectado con ómicron era tan vulnerable a infectarse como una persona no vacunada. Los individuos con dosis de refuerzo eran aproximadamente la mitad de susceptibles. El efecto de las vacunas fue sustancialmente menor para ómicron que para la variante delta, con un efecto 57 por ciento de más vulnerabilidad, incluso sin una dosis de refuerzo.
El estudio indicó que entre los no vacunados, ómicron se propaga solo un poco más fácilmente que la variante delta. Entre los vacunados es donde la variante hizo el mayor avance, lo que llevó a los investigadores a sugerir que el virus está evolucionando para esquivar la inmunidad inducida por la vacuna.
Cuando se trata de propagar el virus entre los vacunados o no vacunados, ómicron fue más o menos lo mismo que delta. Los no vacunados tienen aproximadamente un 40 por ciento más de probabilidades de infectar a alguien que los vacunados y aproximadamente el doble de probabilidades de los que reciben una dosis de refuerzo, encontró el estudio danés al observar la propagación del virus en más de 12,000 hogares.
Medio año después de la vacunación, la eficacia de la vacuna Pfizer para prevenir la enfermedad grave causada por ómicron se redujo a entre el 33 y el 92 por ciento, estimó un metaanálisis reciente. A la vacuna Moderna le fue mejor, con una efectividad del 42 al 96 por ciento.
Investigadores del Hospital Metodista de Houston y otras instituciones rastrearon los datos de noviembre y diciembre para detectar infecciones sintomáticas por ómicron en Houston. De los 862 casos identificados, la mitad (430) eran personas que estaban vacunadas y 85 también habían recibido una dosis de refuerzo.
El porcentaje de pacientes con COVID-19 vacunados fue mucho mayor para ómicron que para las cepas dominantes anteriores, según los investigadores. El porcentaje se elevó del 3.2 por ciento para alpha (la variante inicial del virus) al 24.1 por ciento para delta y al 49.9 por ciento para ómicron.
A su vez los pacientes de ómicron eran «significativamente más jóvenes» que los pacientes alpha o delta, «significativamente menos» requirieron hospitalización y la duración media de la estancia hospitalaria fue «significativamente más corta», encontraron los investigadores.
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