La jueza más antigua de la Corte Suprema volvió al tribunal el 18 de noviembre, después de faltar a los alegatos debido a una enfermedad.
La jueza Ruth Bader Ginsburg, de 86 años de edad, no se presentó a los alegatos orales de múltiples casos «debido a una enfermedad», dijo el juez presidente de la Corte Suprema, John Roberts, desde el estrado el 13 de noviembre.
Ginsburg estaba en casa con un virus estomacal, dijo la portavoz de la Corte Suprema Kathy Arberg, en un comunicado enviado a los periodistas.
Ginsburg regresó al estrado para una sesión de 10 minutos en la que se admitió a nuevos miembros en la tribuna de la corte.
«Como se ha hecho costumbre, el juez [Clarence] Thomas tomó su mano para ayudarla a bajar los escalones al salir del tribunal», informó el reportero de Bloomberg, Greg Stohr, desde la corte.
La salud de Ginsburg es vigilada de cerca por personas de ambos lados del ámbito político, debido a la posibilidad de que el presidente Donald Trump pueda obtener su tercera nominación a la Corte Suprema si ella se va.
Ginsburg ha sido sometida a múltiples tratamientos contra el cáncer en los últimos años, uno de ellos ocurrió después de que se cayera y se rompiera las costillas. Los médicos que se ocuparon de esa lesión detectaron cáncer en los pulmones de la jueza, que posteriormente fue tratada.
Ella fue nominada por el expresidente Bill Clinton y ha dicho que quiere servir hasta que tenga al menos 90 años.
Trump nominó previamente a Brett Kavanaugh y Neil Gorsuch, quienes fueron confirmados.
Ginsburg se ha opuesto abiertamente a Trump varias veces.
En 2016, dijo: «No puedo imaginarme cómo sería este lugar, no puedo imaginarme cómo sería el país, con Donald Trump como nuestro presidente. Para el país, podrían ser cuatro años. Para el tribunal, podría ser— Ni siquiera quiero contemplar eso”.
«No quiero pensar en esa posibilidad, pero si es así, entonces todo está en juego», dijo Ginsburg en una entrevista en julio de 2016.
Ese mismo mes, Ginsburg dijo: «Es un farsante. No tiene consistencia. Dice lo que se le ocurra en este momento. Realmente tiene un ego… ¿Cómo se las ha arreglado para no entregar sus declaraciones de impuestos?».
Después de algunos días, Ginsburg se disculpó, diciendo que sus comentarios fueron «desacertados».
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