La Casa Blanca está sugiriendo el «posible despliegue» de técnicas radicales contra el cambio climático, como el bloqueo artificial de la luz solar, como parte de su programa contra el cambio climático, a pesar de las advertencias de los expertos de que tales iniciativas pueden tener efectos devastadores para el planeta.
La modificación de la radiación solar (SRM), también conocida como geoingeniería solar, pretende evitar que la luz solar acelere el supuesto calentamiento del planeta.
“Los gases de efecto invernadero calientan el clima al bloquear una parte de la radiación de onda larga saliente que, de lo contrario, se emitiría al espacio”, afirma el informe (pdf), publicado por la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca el 30 de junio. “Por el contrario, SRM enfría el clima al reflejar una mayor cantidad de radiación solar entrante (onda corta) hacia el espacio… SRM ofrece la posibilidad de enfriar el planeta significativamente en una escala de tiempo de unos pocos años”.
Aunque tal enfriamiento artificial podría “revertir muchas de las consecuencias negativas del cambio climático”, el informe admite que estos avances pueden tener “repercusiones que ahora no se comprenden bien”.
El documento reconoció que el programa de investigación podría ayudar a Estados Unidos a prepararse para un “posible despliegue” de SRM a través de actores públicos o privados.
La SRM no deshará las consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, «SRM no mejoraría la mayoría de los impactos de la acidificación de los océanos… ni eliminaría la tendencia a que la quema de combustibles fósiles empeore la calidad del aire».
Además, «la SRM podría detener pero no daría lugar a la rápida inversión de algunas manifestaciones importantes del calentamiento climático, como la pérdida de hielo terrestre y las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del deshielo del permafrost».
El informe también advierte de varias posibles consecuencias negativas de los SRM. El procedimiento puede desencadenar cambios en las temperaturas estratosféricas, un aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y la alteración de los patrones de precipitación. También puede afectar a la vegetación terrestre, la biodiversidad, los ecosistemas, la producción de cultivos y los arrecifes de coral.
«Las simulaciones de los modelos muestran que la química de la estratosfera puede cambiar y que las circulaciones atmosféricas pueden intensificarse de manera que se produzcan impactos a escala estacional, como sequías o precipitaciones extremas más frecuentes», señala el informe. «Sigue habiendo lagunas en nuestra comprensión de cómo los despliegues de SRM podrían alterar irreversiblemente el sistema climático de la Tierra».
En una carta abierta publicada en enero del año pasado, un grupo de científicos y académicos pidió un acuerdo internacional de no uso de la ingeniería solar, argumentando que tal acuerdo “inhibirá una mayor normalización y desarrollo de un conjunto de tecnologías riesgosas y poco conocidas que buscan gestionar intencionalmente la luz solar entrante a escala planetaria”.
Entre los firmantes se encuentran Frank Biermann, del Instituto Copérnico de Desarrollo Sostenible de los Países Bajos, Melissa Leach, del Instituto de Estudios sobre Desarrollo de la Universidad de Sussex, Reino Unido, y David Schlosberg, de la Universidad de Sydney, Australia.
“Existen serias preocupaciones acerca del ‘bloqueo’ de la geoingeniería solar como una opción de infraestructura y política, así como sobre la militarización y la seguridad», advertía la carta.
“La geoingeniería solar no es necesaria. Tampoco es deseable, ética o políticamente gobernable en el contexto actual. Con la normalización de la investigación en geoingeniería solar avanzando a gran velocidad, es necesario un mensaje político contundente para bloquear estas tecnologías. Y este mensaje debe llegar pronto».
Métodos de SRM, implementación en EE. UU.
El documento de la Casa Blanca detalla múltiples métodos para implementar iniciativas SRM. Un método es la inyección de aerosoles estratosféricos (SAI), que implica aumentar la cantidad de aerosoles en la estratosfera para reflejar los rayos solares lejos de la tierra. El efecto es similar a lo que sucede durante las erupciones volcánicas, al que sigue un enfriamiento del planeta.
Otro método es el aclaramiento de las nubes marinas, que consiste en aumentar la reflectividad de ciertas nubes para que la luz del sol se refleje.
A pesar de publicar el documento, la Casa Blanca dijo en un comunicado del 30 de junio que el informe “no significa ningún cambio en la política o actividad de la Administración Biden-Harris”.
En su lugar, «este informe cumple un mandato del Congreso, y no hay planes en marcha para establecer un programa integral de investigación centrado en la modificación de la radiación solar”.
El informe fue publicado por la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca en respuesta a un mandato del Congreso en la Ley de Asignaciones Consolidadas de 2022 relacionado con SRM.
Ya se están realizando esfuerzos para implementar la geoingeniería solar. El año pasado, una startup llamada Make Sunsets lanzó globos meteorológicos capaces de liberar partículas reflectantes de azufre en la atmósfera terrestre, lo que teóricamente se cree que podría enfriar el planeta.
En una entrevista con MIT Technology Review, el CEO de Make Sunsets, Luke Iseman, dijo que espera que le califiquen de «villano de Bond» por lo que está haciendo la empresa, pero insiste en que el cambio climático es una amenaza.
Otros expertos han lanzado advertencias contra el despliegue arbitrario de proyectos de geoingeniería solar. David Keith, un destacado experto en el tema, explicó en un blog de 2018 que «la geoingeniería solar es una modificación climática a gran escala que inherentemente tiene consecuencias globales que son difíciles de cuantificar incluso después del despliegue”.
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