La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI) se enfrenta a una creciente oposición de los países participantes, los cuales están experimentando un exuberante crecimiento de las deudas relacionadas al proyecto, según un estudio reciente.
Lanzado en 2013 por el líder chino Xi Jinping, el BRI podría estar perdiendo su ímpetu debido a un rechazo contundente a causa de las deudas generadas, según un estudio de AidData, un laboratorio de investigación del Instituto de Investigación Global William & Mary.
El estudio analizó 13,427 proyectos respaldados por China en más de 165 países durante 18 años. El valor total de los proyectos asciende a los USD 843,000 millones.
AidData descubrió que el 35 por ciento de los proyectos del BRI tuvieron problemas de ejecución, «como escándalos de corrupción, violaciones laborales, peligros ambientales y protestas públicas».
Brad Parks, uno de los autores del estudio, dijo que «un número cada vez mayor de legisladores en países con ingresos bajos y medianos están bloqueando los proyectos BRI de alto perfil debido a preocupaciones sobre precios excesivos, corrupción y sostenibilidad de la deuda».
Expansión global
El BRI, que sirve como herramienta para la expansión global del Partido Comunista Chino (PCCh), financia enormes préstamos a naciones en desarrollo para la construcción de infraestructura.
Los gigantescos proyectos han sido catalogados como parte de la llamada diplomacia de endeudamiento tóxico, ya que los préstamos, a menudo impagables, obligarán a las naciones a reembolsar a China con bienes o tierras.
Los bancos estatales chinos proporcionan a los países préstamos que apenas pueden pagar. Luego, los préstamos se utilizan para pagar a las empresas chinas con el fin de construir infraestructura, incluido el desarrollo de carreteras, puertos, plantas de energía, minas, telecomunicaciones o instituciones bancarias.
Cuando las naciones no pueden pagar, deben otorgar activos a China como derechos de explotación a largo plazo de los recursos naturales o arrendamientos de la infraestructura construida con los préstamos.
Según el informe de AidData, 42 países de ingresos bajos y medianos tienen deudas con China que superan el 10 por ciento de su producto interno bruto (PIB).
«China ha utilizado la deuda, en lugar de la ayuda, para establecer una posición dominante en el mercado financiero internacional enfocado en el desarrollo», dijo el informe.
El informe dice que hay países en el BRI con ingresos medianos y bajos que no informan sobre sus obligaciones de pago reales y potenciales generadas por los proyectos en asocio con China, los que pueden representar una cantidad equivalente al 5,8 por ciento de su PIB. «En conjunto, estas deudas no declaradas valen aproximadamente USD 385,000 millones», dice el informe.
Al aceptar unirse al BRI, los países esperan que la nueva infraestructura impulse su PIB lo suficiente no solo para pagar la deuda, sino también para obtener ganancias en el futuro. Sin embargo, la mayoría de las naciones no prosperan con los proyectos, según Antonio Graceffo, profesor de economía.
Graceffo ha argumentado que las naciones más pobres están sobrecargadas con la deuda del BRI, citando un informe de la publicación Banca Central, que indicó que el 23 por ciento de los países involucrados en la iniciativa dijeron que el BRI está generando una deuda externa a niveles insostenibles.
Por ejemplo, en diciembre de 2017, Sri Lanka arrendó el principal puerto de Hambantota a Beijing durante 99 años, debido a su incapacidad para pagar los préstamos adeudados al BRI por valor de USD 1400 millones. Esto le dio al PCCh una base portuaria clave en el Océano Índico.
En un artículo publicado por el Instituto Gatestone, Lawrence A. Franklin afirmó que los beneficios económicos del BRI, principalmente en los países del tercer mundo, son cuestionables, y “algunos de estos paquetes bilaterales parecen concebidos para aprisionar a Estados ya empobrecidos en las condiciones de un vasallaje económico permanente hacia China»
Franklin dijo además que los objetivos de Beijing con el BRI no son solo económicos sino también estratégicos y políticos. Sus «proyectos parecen diseñados para ganar nuevos dependientes en vez de nuevos amigos, especialmente en áreas descuidadas por Occidente o en la esfera de influencia occidental».
El estudio de AidData también evaluó que desde 2013, hubo muchas suspensiones y cancelaciones en los países participantes del BRI. Malasia canceló USD 11,580 millones en proyectos, Kazajstán casi USD 1500 millones y Bolivia más de USD 1000 millones. Afirma además que en algunos países «existe una clara evidencia de ‘arrepentimiento del comprador'».
El informe también menciona que los compromisos financieros anuales para el desarrollo internacional de China son el doble de Estados Unidos y de otros países importantes.
Mientras tanto, en junio, Estados Unidos anunció la nueva iniciativa B3W del G7, cuyo objetivo es brindar apoyo financiero a los países en desarrollo para construir infraestructura. B3W es el acrónimo para Build Back Better World (Volver a Construir un Mundo Mejor).
“B3W aumentará las opciones en el mercado de financiamiento de infraestructura, lo que podría llevar a algunas deserciones [de países] de alto perfil vinculados al BRI”, dijo Parks.
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