Una abuelita de 95 años que se encargó de crear y dirigir una exitosa empresa de té en Brasil a tan avanzada edad, disfruta cada día los frutos de su trabajo.
Elizabete Ume Shimada, brasileña, tenía 87 años cuando tuvo la idea de crear su propia empresa de fabricación de té en la ciudad de Registro, en el interior de São Paulo.
La tradición de plantación del té negro ha estado por décadas en la familia de Ume. Los diferentes tipos de té, cuyo proceso de fabricación se remonta a épocas ancestrales, provienen de un árbol oriental denominado por los botánicos Camelia Sinensis o Thea Sinensis.
Su padre, de origen japonés, viajó a Brasil junto a su esposa en 1913 con solo una carreta de plantación de Camelia de la finca donde trabajaba, en busca de mejores condiciones. Fue de él quien Ume aprendió a cultivar el té.
Ume nació en la ciudad de Registro, São Paulo, en 1927, se casó a los 25 años con un japonés ―con quien tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas―, que falleció hace 10 años.
Durante varias décadas la familia de Ume trabajó en el cultivo y producción de té negro de la más alta calidad de Brasil, pero una crisis en la demanda del producto en 2011 debido a una excesiva competitividad mundial, obligó a su familia a buscar otras formas de sustento. Sin embargo, Ume nunca vendió sus tierras.
El mismo año se trasladó a la capital del país, Brasilia, donde trabajó en la producción casera de Moti (dulce de arroz japonés) y compró un recinto de ferias que le sirvió de sustento para vivir. Pero Ume nunca se acostumbró, y siempre quiso volver a trabajar en la tierra.
La idea de crear su propia empresa de té surgió durante una conversación que tuvo con una amiga, quien le dijo que en Registro estaban vendiendo dos máquinas procesadoras de té. En ese momento, con 87 años, pensó que había llegado su oportunidad.
“Fui allí a mirar y estaban podridas, muy viejas. Pero me armé de valor y las compré. A los seis meses estaban como nuevas, como el oro, una preciosidad, estaba muy contenta”, dijo Ume a la BBC.
Ume regresó a Registro e involucró a su familia y tres estudiantes voluntarios de escuelas de la región a su nueva empresa denominada Sítio Shimada, que empezó a operar oficialmente el 1 de noviembre de 2014, principalmente con la producción de té negro orgánico. Empezó a encargarse activamente de todas las etapas de producción, desde el cultivo hasta la venta.
Desde el principio, el proceso de producción ha sido netamente artesanal: solo se utiliza abono orgánico, sin pesticidas, y la cosecha es exclusivamente manual. «Ponemos mucha atención en sacar solo el capullo y las dos hojas más jóvenes en la parte superior. Esto hace que el té sea más suave», dijo una de las hijas de Ume, Terezinha Shimada, de 67 años, a la revista Casa e Jardim.
«Con la máquina, como funcionan la mayoría de los cultivos, se van las hojas más viejas y de peor calidad», agregó Terezinha.
La empresa empezó con una pequeña producción que, debido a la gran calidad de su té, poco a poco aumentó nuevamente el interés por el producto en la región. Con el tiempo, fue aumentando su producción y su reconocimiento.
El lugar también se convirtió en un sitio turístico que recibe gente de las escuelas locales y de todo el país que demuestran su interés en la producción de té. La familia ofrece recorridos en las diferentes fases de producción y degustaciones.
Hoy, además del té negro, Sítio Shimada produce té verde, té blanco, lichi y algunos subproductos, como los brotes de bambú.
Pero el tiempo también trajo una limitación. Debido a problemas de salud, Ume ya no puede trabajar directamente en la producción del té. Ahora observa y supervisa de cerca. Además, atiende las visitas.
“Mi madre es muy cautivadora, ahora tiene 95 años, le encanta hablar con los turistas», dijo Terezinha a Globo.
El proyecto es toda una empresa familiar en la que los seis hermanos se vincularon completamente y ahora cada uno tiene una actividad específica. A los nietos y bisnietos también les gusta mucho, y ya se incorporó la quinta generación de la familia.
“Lo que me dice mi madre es que nunca dejemos que se detenga la producción de té y, por lo que veo de mi familia, nuestro negocio tiene mucho futuro por delante”, añadió Terezinha a Globo.
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