La expresión de una abuelita mexicana de 94 años al ver por primera vez el mar cautivó a miles en las redes sociales.
La señora Manuela Caamal Castillo, originaria de Maní, Yucatán, radicó parte de su vida junto con su esposo Manuel Jesús Interián en el poblado de Álvaro Obregón, ubicado en Quintana Roo, México.
A pesar de vivir relativamente cerca de la costa del Caribe, nunca tuvo la oportunidad de conocer el mar, compartió su bisnieta Stephanie Flores a The Epoch Times.
La abuelita nació el 24 de mayo de 1926 y tras vivir casi un centenar de años cuidando de su familia de 8 hijos, junto a su esposo, a la que dedicó completamente su vida, tuvo que cambiar de residencia al fallecer este el 26 de febrero pasado, a los 105 años de edad.
Tras quedar viuda, su hija Mena Interián decidió llevarla a vivir a Cancún para darle mejores cuidados y atención.
Sorpresivamente, su hija Mena decidió un día llevarla al mar por primera vez. La longeva mujer mostró una cara de sorpresa y admiración al sentarse en la playa encarando las olas y observar el paisaje caribeño.
Las fotografías del momento se viralizaron después de que Stephanie las compartió en Facebook, cautivando inmediatamente a los cibernautas.
“La mirada de mi bisabuela, ella no conocía el mar”, escribió su bisnieta.
La inspiradora imagen capturó la atención de los usuarios, quienes escribieron emotivos mensajes en la red social.
“Llegó hoy a la casa de mami y la Abue me dijo sorprendida… Cris, está muy grande y bonito el agua”, escribió Cristina Gonzáles, en un comentario dentro de la publicación.
Stephanie relató que sus bisabuelos no tuvieron una vida fácil, después de que Doña Manuelita se casó a los 14 años de edad. Comenzó a vivir junto con su esposo y su familia una vida nómada viajando de pueblo en pueblo, hasta a establecerse en Álvaro Obregón, siendo de las primeras familias que habitaron el lugar, cuando no existían carreteras, ni mucho menos luz eléctrica.
El poblado donde finalmente radicaron se encuentra en la frontera con Belice y está a menos de 60 kilómetros de la costa de Chetumal, pero las circunstancias de la vida y el contexto nunca permitieron que Doña Manuelita pudiera conocer el mar.
Es bien sabido que el paso de los años dejan en la vida de las personas conocimiento y experiencia. Sin embargo, la sorpresa de ver la majestuosidad del océano fue como la de una niña pequeña descubriendo el mundo por primera vez.
Definitivamente hay momentos en la vida que sorprenden a pesar de los años, y poder admirar la magnificencia y belleza del mar para esta longeva mujer fue uno de ellos.
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