Además de los libros, los perritos eran la mejor compañía para el abuelito Manuel, un reciclador de Colombia que falleció para salvar a uno de sus peluditos el pasado mes de octubre.
Manuel Salvador Arboleda Ceballos, era originario de San Sebastián de Mariquita, en Tolima, Colombia. Aunque el hombre decidió mudarse a Bogotá y buscar nuevas oportunidades laborales.
“Él se cansó de Mariquita y decidió irse para Bogotá porque igual tenía familia allá, él estuvo trabajando conmigo un tiempo en carpintería y yo le decía que no se fuera pero él lo quiso así”, dijo su hijo Juan Manuel Arboleda, en entrevista al medio Semana.
Sin embargo, no fue fácil para el abuelito encontrar un trabajo en Bogotá. Pero su ánimo y ganas de trabajar fueron suficientes para encontrar una oportunidad en el reciclaje, actividad que comenzó a desempeñar.
“Él leía mucho libro, era muy intelectual, era amante de leer y además de eso le gustaba jugar ajedrez conmigo (…) él decía que por su edad ya no lo iban a contratar en ningún lado y encontró en el reciclaje la forma para sobrevivir”, compartió el joven.
Sus largas caminatas por la ciudad las hacía acompañado de Zeus, un lindo y fiel perrito. El activo hombre y su mascota se convirtieron en una presencia frecuente en el parque de la 93, donde conoció a Carolina, la dueña de un negocio en la zona.
“La señora Carolina amaba a mi papá (…) Ella llega en un momento donde mi papá siempre se parqueada en el parque la 94 con 11 y mi papá era muy dado a hablar de temas muy interesantes, entonces se conocieron”, dijo Juan Manuel.
“Ella siempre se preocupaba por él y cuando yo lo llamaba y no sabía de él, hablaba con ella y movía todo para que yo pudiera comunicarme con él”, agregó.
Pero la llegada de la pandemia mundial debida al virus del PCCh, también conocido como el nuevo coronavirus que ocasiona COVID-19, complicó que Zeus pudiera continuar con el abuelito en las calles, después de cinco años de haberse dado compañía.
Zeus se quedó al cuidado de Carolina, pero no pasó mucho tiempo para que Max, otro peludito, llegara a la vida del hombre de 68 años, acompañándolo en las frías noches de Bogotá.
Solo habían pasado cinco meses de que Max acompañaba al hombre en su trabajo diario, cuando decidió regresar a San Sebastián de Mariquita. Y quiso hacerlo de una forma poco usual… caminando.
Este viaje le llevaría 6 días y, a pesar de que su hijo no aprobó la idea de su padre de hacer un recorrido tan largo, él decidió emprender la aventura.
Desafortunadamente, en el trayecto, el audaz hombre sufrió un accidente fatal.
“Mi papá iba para su cambuche [lugar donde dormía] en el parque la Concordia […] Y al parecer se le soltó el perro, el perro era un poco loco, y empezó a correr, atravesó la séptima y mi papá por rescatarlo no se fijó que venía una moto y cuando cruzó recibió el golpe”, relató el joven.
El jovial anciano falleció, pero pudo ser identificado gracias a una placa que llevaba Max, con el teléfono de Carolina. Muchas personas ofrecieron su ayuda al joven ante la triste pérdida, pero el joven agradeció y logró llevar el proceso junto a su familia.
Max quedó bajo la protección de una fundación, de acuerdo al mismo medio, y una amiga de don Salvador estaba interesada en adoptarlo.
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