Una joven empaquetadora de alimentos se sintió impulsada a pagar la cuenta de una abuela en apuros cuando se quedó sin dinero en la caja. Tras conocer el enorme impacto que tuvo su acto de bondad, ahora comparte su historia con la esperanza de incitar a otros a ser también bondadosos.
La estudiante de la Universidad de Texas A&M María Balboa, de 19 años, llevaba menos de dos meses trabajando en un supermercado H-E-B cuando una mujer hispana mayor y dos niños se acercaron a su caja el 28 de marzo.
«En ese momento, no sabía que eran sus nietos», dijo María a The Epoch Times. «Ella estaba usando una tarjeta SNAP [de asistencia gubernamental] para pagar los alimentos, y decía que solo le quedaban 19 dólares».
Al oír esto, la mujer quedó sorprendida al saber que solo le quedaba esa cantidad de dinero en su tarjeta.
«Dijo que tendría que devolver toda la compra, además de algunos artículos para la cena», dijo María.
María pidió a la cajera la suma pendiente, 137 dólares. «Inmediatamente, algo me dijo que pagara la compra», recordó, a pesar de que la suma era exagerada para ella. «Sentí que algo me decía que pagara, y no se detenía.
«Me dolía el corazón por esta mujer y especialmente por los dos niños. Quería que tuvieran comida».
Al principio, la mujer se sintió avergonzada y reacia a aceptar la ayuda, pero María insistió, pagó la cuenta y embolsó la comida, que incluía pan, mantequilla, fruta, un pollo asado y bocadillos para los niños.
Después de pagar a la mujer, María siguió con su día y no esperó volver a saber de ella. Tampoco le contó a nadie este encuentro, ya que estaba contenta de haber ayudado a alguien.
Sin embargo, unos días después, sin que María lo supiera, la clienta agradecida había enviado una encuesta de evaluación a sus jefes.
María dijo: «Me llamaron a la oficina; pensé que tenía problemas, pero no, me dijeron que alguien había escrito una evaluación sobre mí. Al principio pensé que era una mala hasta que me dijo que era de la señora a la que le había pagado la compra».
«Ella explicó que había acogido a sus dos nietos cuando fueron abandonados por su madre», dijo María. «Por eso, el dinero no le alcanzaba y tuvo que aceptar un trabajo poco remunerado para que no entraran en el sistema de acogida. Ese día me agradeció mi amabilidad, porque realmente la ayudó».
Según María, sus encargados lloraron y elogiaron a la empaquetadora de alimentos por su corazón, dijo María, que luego escuchó conmocionada cómo le decían que le reembolsaban los 137 dólares y le daban una cesta de regalo para mostrarle su agradecimiento.
La servicial estudiante universitaria admitió que el impacto de su amable acción la impactó de camino a casa ese día, y no pudo contener las lágrimas.
A continuación, compartió la historia y el escrito en Facebook, llegando a miles de internautas solidarios. En medio de los elogios a María, la agradecida abuela había escrito: «Dios puso a esta joven en [la] zona de embolsado para nosotros».
A María, nacida y criada en Corpus Christi, le encanta trabajar en H-E-B porque ha «conocido a mucha gente estupenda, y el ambiente es increíble».
Reflexionando sobre su acto bondadoso, compartió: «He hecho otras cosas amables en el pasado, incluso he pagado las compras de otras personas, pero después de eso, no sé qué pasa con ellas».
«Esta vez, tuve el privilegio de saber lo que le pasó a la mujer y a sus dos nietos».
El consejo de la adolescente a los demás es que actúen con amabilidad cuando lo sientan de verdad en su corazón.
«No tiene por qué costarte 137 dólares», insistió. «Ser una persona genuina y amable no cuesta nada. Puede ser algo pequeño, como sostener la puerta abierta para alguien; pequeñas acciones como éstas son las que hacen que el mundo funcione».
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