La estadounidense Lorna Goldstrand Klefsaas, preocupada por los efectos que el abuso de internet tiene entre los menores, prometió a su hijo cuando éste cumplió los 12 años que le recompensaría con 1800 dólares cuando cumpliera 18 si permanecía durante ese tiempo alejado de las redes sociales.
Y su hijo, Sivert Klefsaas, cumplió su promesa. «Pensé que era increíble», dijo a la cadena CNN después de recibir de su madre el premio prometido.
Lorna Goldstrand de 52 años, madre de cuatro hijos y agente de viajes de Motley, Minnesota, se inspiró en un desafío que escuchó en la radio llamado «16 por 16», donde una madre le dio a su hija 1600 dólares cuando cumplió 16 años si se mantenía alejada de las redes sociales, explicó a la cadena estadounidense. Pero ella decidió subir la apuesta a dos años más y añadir otros 200 dólares, «18 por 18». ¡Y el joven aceptó!
«Solo quería mantener a Sivert alejado de las redes sociales todo el tiempo que pudiera», dijo a The Epoch Times.
Así que, un día, entrando en la cocina, lanzó casualmente el reto. «Le dije: ‘Siv, ¿considerarías alguna vez mantenerte alejado de las redes sociales hasta los 18 años si te pago 1800 dólares?».
Sivert, que entonces tenía 12 años, aceptó inmediatamente la oferta. Ahora, con 18 años y en el último curso del instituto Staples-Motley, Sivert dijo: «¡Acepté porque era mucho dinero! Probablemente no había tenido más de 10 dólares en mi vida. Así que 1800 dólares me parecieron una fortuna. Recuerdo que pensé que tendría suficiente dinero para comprar una casa y un coche».
Al no haber estado nunca en las redes sociales, Sivert dijo: «No era como si tuviera que renunciar a algo; solo tenía que no empezar».
Motivado por la promesa del dinero, el reto resultó fácil al principio. Sin embargo, cuando Sivert llegó a su primer y último año de instituto, se hizo más difícil. A medida que crecía, Sivert se dio cuenta de que 1800 dólares no era una suma tan grande como pensaba al principio. Pero también estaban los inconvenientes sociales que conllevaba mantenerse alejado de las redes sociales.
«Era especialmente difícil cuando conocía a gente nueva. Todos me preguntaban por mi SnapChat. Cuando les decía que no tenía uno, no sabían de qué otra forma podían estar en contacto conmigo», explica Sivert.
Aunque tal vez se perdieron algunas conexiones durante ese tiempo, Sivert siguió adelante. Tenía amigos que conocían el reto y que le mantenían al corriente de las cosas que se perdía en Internet. Al final, su determinación de defender su objetivo «fue una cuestión de orgullo». «Y una cuestión de cuánto tiempo había invertido. No quería rendirme cuando ya llevaba 4 o 5 años sin hacerlo. Realmente solo quería ganar», añadió.
Su mamá dijo a CNN que además que nunca tuvo la necesidad de comprobar si su hijo se había descargado alguna aplicación de forma furtiva: «Es tan competitivo» que para él fue más importante demostrar que podía cumplir el reto y lograr tener tiempo extra para concentrarse en sus estudios y en la practica del deporte.
«Es un buen estudiante y un buen atleta, creo que invirtió ese tiempo en esas cosas, creo que se nota», agregó la orgullosa madre.
«Estaba segura que lo iba a lograr», dijo Lorna a Kare 11.
Su madre mira hacia atrás y cree que el impacto de su compromiso ha sido «tremendo». No solo se ha «ahorrado el drama» de las redes sociales durante sus años de formación, sino que le ha proporcionado un tiempo extra que sus amigos se comían mirando las pantallas del ordenador y del teléfono. Sivert utilizó su tiempo para cosas que le importaban.
«Ha invertido su tiempo en convertirse en el mejor estudiante de secundaria que puede ser, y ha dado sus frutos. También creo que le ha dado unas habilidades tremendas ‘en persona'», dijo Lorna.
«Es un buen conversador, hace contacto visual y se compromete con la gente que le rodea. Ha dedicado muchas horas a su trabajo académico y deportivo y está empezando a ver las recompensas. Va a ser el número 1 de su clase. Este año ha anotado sus 1000 puntos en baloncesto y ha corrido más de 2000 yardas en su carrera de fútbol. Estoy muy orgulloso de él».
El 18 de febrero el afortunado chico recibió su dinero.
«Los dos nos reímos porque sabíamos que no era ni de lejos la cantidad de dinero que yo pensaba cuando tenía 12 años. Pero sobre todo me sentí orgulloso de mí mismo», recuerda Sivert. Con el dinero piensa comprar cosas para su dormitorio.
Además, decidió realizar su primera incursión en las populares redes sociales: ya creó un perfil en Instagram y en Snapchat, con el mensaje: «Soy nuevo aquí, sea amable conmigo».
Sivert es el menor de cuatro hijos, y sus tres hermanas mayores usaron las redes sociales mientras crecían. La madre explicó que hubo ocasiones en las que sintió que sus hijas «se enfrascaban demasiado» en esas aplicaciones, «una en especial».
Lorna Goldstrand sintió que las redes «estaban afectando su estado de ánimo, sus amistades» y, tras la experiencia, decidió probar con el más pequeño esta nueva experiencia.
Lorna dice que a su hijo le gusta usar las redes sociales, pero «no es adicto a ellas».
«Sé que no permitirá que las redes sociales dicten cómo se siente sobre sí mismo o su valía», dijo.
Con información de EFE y E. S. Armstrong.
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