Un conductor de UPS salvó la vida de una bisabuela y entabló una amistad que trasciende la edad y las circunstancias.
Raheem Cooper, conductor de UPS de 30 años, conoció a Marie Coble, de 78, durante un viaje fortuito el 12 de agosto. Alrededor de las dos de la tarde, Cooper tomaba un atajo hacia su siguiente entrega. Él afirma que Dios lo puso allí.
«Fue simplemente Dios, honestamente», dijo Cooper a The Epoch Times. «Él merece todo el reconocimiento por eso. … Tomaba un atajo y algo me dijo que fuera por su calle».
La buena acción
Mientras conducía, Cooper miró a su izquierda y vio una bolsa de la compra en el suelo. Luego, vio a una mujer desmayada detrás de su coche.
Era Coble.
«Estaba boca abajo, con el lado derecho de la cara en el pavimento», explica Cooper, añadiendo que hacía mucho calor ese día.
Aparcó y corrió hacia Coble, notando que sangraba abundantemente aunque tenía los ojos abiertos. «Estaba consciente, pero no podía hablar ni levantarse», dijo.
Cooper llamó al 911. Mientras hablaba con el operador, puso bolsas bajo el cuerpo de Coble para protegerla del pavimento caliente. También la refrescó con agua fría.
Una joven se detuvo para ayudar, colaborando con Cooper para subir a Coble al asiento trasero de su coche.
«Aún no sé su nombre», dice Cooper. «Pero agradezco que estuviera allí porque ayudó mucho».
Cuando llegó la ambulancia, Cooper dio su información de contacto a los paramédicos por si la familia tenía preguntas sobre lo ocurrido.
Sobre su acción, dijo que no le dio importancia porque hizo lo que «cualquier persona decente haría por alguien».
Los paramédicos locales compartieron la compasión de Cooper en Facebook, y la publicación se volvió viral. Tras recibir reconocimiento nacional y local, Cooper atribuye lo sucedido a un poder superior.
«Siento que Dios me llevó allí en el momento y lugar adecuados», afirma. «No fue nada más que Dios».
Por su acto, Cooper recibió un pin y una carta de agradecimiento de la directora general de UPS, Carol B. Tomé. Sus compañeros celebraron su gesto con una comida especial y le otorgaron una placa honorífica.
Nuestro ángel guardián
Coble, residente de Valdosta, es madre de cuatro hijos, abuela de cinco y bisabuela de ocho. Su nieta Kayla Cochran llama a Cooper el ángel guardián de su familia y su apoyo durante estos momentos difíciles.
Al día siguiente de la hospitalización de Coble, Cochran recibió una llamada a las 4 de la mañana sobre la situación de su abuela. Horrorizada, Cochran condujo desde Folkston hasta Valdosta para visitarla en el hospital, donde la encontró «muy confundida y desorientada».
Días después, Cochran organizó un encuentro entre su abuela y Cooper un domingo.
La visita fue emotiva. Cooper y Coble se conocieron, hablando de sus familias y orígenes. Cooper es de Valdosta, como Coble, pero nació en Homerville.
«Estaba muy agradecida», dijo Cooper. «Desde ese día, creamos un vínculo».
Aunque Coble estaba bien en esa visita inicial, volvió a cuidados intensivos el 21 de agosto a las 10:30 a.m. Horas después, informaron a Cochran que los médicos debían realizar una operación de urgencia o su abuela no sobreviviría la noche. Su cerebro sangraba.
Afortunadamente, la operación tuvo éxito.
«En mi primera visita después de la cirugía, al entrar en la habitación, se incorporó y me abrazó. Su nieta me dijo que no había hablado con nadie hasta que llegué al hospital», contó Cooper.
Ahora se recupera bien en un centro de rehabilitación de Homerville. «Recuerda todo ahora, así que está bastante bien», dijo Cooper.
Cooper sigue visitando a Coble en el hospital una o dos veces por semana, a menudo acompañado de su hija de 8 años.
Cochran dice que su abuela estuvo mucho tiempo en el suelo aquel día y habría muerto si Cooper no hubiera intervenido.
«Estamos muy agradecidos de que se detuviera y la ayudara, y de sus acciones heroicas ese día», dijo Cochran, añadiendo que él se detuvo a ayudar a pesar de seguir su ruta programada.
La cariñosa nieta espera que la gente siga rezando por su abuela.
Cooper ahora adora a Coble. «Ahora es mi abuela adoptiva», dijo.
Y Coble y Cochran lo han acogido. «Ahora forma parte de nuestra familia», afirmó su nieta.
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