Fue una amistad impulsada por automóviles antiguos.
Y empezó con la cita de George Sage, de 91 años, para ver a una enfermera.
La visita del Sr. Sage a un otorrino le llevó a conocer a la enfermera Sarah Mpare, quien le habló del Ford Modelo A que estaba restaurando. También se enteró de que tenían algo en común: los dos eran de Redmond, Washington, y habían vivido en Spokan.
Esta charla entre vecinos le llevó a invitar a la Sra. Mpare a que trajera a sus dos hijos, Samuel, de 14 años, e Isabel, de 13, para que vieran y se sentaran en su viejo coche antiguo. Y así lo hicieron.
Tocaron el claxon e hicieron fotos. Y luego el Sr. Sage les enseñó el interior del motor, incluidas todas las piezas móviles. Samuel quedó cautivado.
«Por la forma en que la gente pregunta, te das cuenta de lo interesados que están», dijo el Sr. Sage a The Epoch Times. Así que, de la nada, le dio a Samuel un motor del Modelo A con una condición. «Si lo desmontaba y lo volvía a montar», dijo el Sr. Sage. «Aceptó el reto y a partir de ahí empezamos».
Todo esto fue durante COVID, y no había mucho más que Samuel estaría haciendo. «Iba a conducir en los próximos dos años», dijo al periódico. «Esto despertó mi interés por los coches y, sobre todo, por los motores y por cómo funciona todo, por toda la física y la ciencia que hay detrás».
Samuel cumplió su palabra. Hizo un «trabajo maravilloso», dijo el Sr. Sage.
De hecho, su trabajo le introdujo en la comunidad local del Modelo A, y los entusiastas del automóvil empezaron a ofrecer a Samuel los componentes que necesitaba.
Además, como recompensa por su interés, un miembro del Club del Modelo A le consiguió un chasis rodante. «Es un chasis y ruedas, pero sin motor ni carrocería», dijo el Sr. Sage.
Junto con el motor, se convertiría en un nuevo proyecto de restauración mucho mayor para los dos. Solo había un problema. El chasis estaba en Lindon, Utah.
«Así que llamé a los clubes de Ford Modelo A que hay entre aquí y Utah», dijo el Sr. Sage. Pronto se corrió la voz y se puso en marcha un relevo. Una serie de ayudantes empezaron a recoger el chasis y a pasárselo al siguiente, uno a uno. «El chasis recorrió 900 millas [1450 kilómetros] en tres días», dijo el Sr. Sage.
Finalmente llegó a su taller cerca de Seattle en la primavera de 2021.
Era un sedán de cuatro puertas de 1929, pero aún necesitaba mucho trabajo. Así que la Sra. Mpare llevaba a Samuel al taller del Sr. Sage y trabajaban juntos: Había que desmontarlo y pintarlo. A finales de 2022, habían puesto la carrocería. Instalaron la transmisión.
Un día, la Sra. Mpare vino a buscar a Samuel y le preguntó: «¿Qué has estado haciendo?». Él contestó: «Bueno, reconstruimos la columna de dirección y lo pusimos todo… Pusimos el brazo pitman… y luego lo quitamos y lo pusimos bien».
Se rieron mucho.
Hace apenas unas semanas, Samuel y el Sr. Sage condujeron por primera vez el Ford Modelo A de 1929 en el desfile del 4 de julio en Kirkland. Ya se puede conducir con los asientos y el salpicadero instalados, aunque aún hay que instalar las puertas interiores y la tapicería del techo.
Todo el entusiasmo que ha despertado el proyecto fue una sorpresa para el Sr. Sage. «Cuando le ofrecí el motor, fue un impulso del momento», dijo. «De repente me pareció lo correcto».
Samuel, que ahora tiene 17 años, está pensando en estudiar ingeniería de propulsión en la universidad. Ofrece un consejo a quienes tengan sueños propios:
«Busca lo que te interesa y pregunta por ahí», dice. «Seguro que tropiezas con alguien que está igual o más interesado en hacerlo, y trabajando juntos pueden hacer algo increíble».
(Cortesía de Sarah Mpare)
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