Al entrar en el nuevo milenio y la era post-postmoderna, los que piensan sobre el arte y la cultura pueden hacer una pausa para reflexionar sobre todo lo sucedido en el último siglo. Muchas de las instituciones de arte que eran de “gran arte” en el ámbito público, como en el arte popular en nuestra vida privada, han sido arrastradas por la cultura de consumo o elevadas tan altas a un pedestal intelectualizado y abstracto que no encajan con la gente. Esto es así no sólo en Occidente, sino que es un fenómeno global.
El arte no es papel tapiz, y la danza no es un ejercicio independiente del contexto cultural. Las imágenes sombrías y angulares que minan nuestra propensión a luchar con la vida, no parecen estar sirviendo bien al presente. La estética moderna ha sembrado la fealdad en el mundo, en una arquitectura notablemente estéril y carente de artesanía.
Lo ideal sería que las artes fueran la fuente desde la cual nos inspiramos hacia todas nuestras acciones diarias, y así deberían ayudarnos en nuestros esfuerzos individuales y colectivos para servir a la sociedad y sentir que realmente hemos cumplido. Los controles no sirven en una época tan compleja y frustrante como esta.
Un nuevo paradigma de las artes
Mientras Shen Yun Performing Arts continúa con su gira mundial presentando las tradiciones perdidas de la antigua China, La Gran Época ofrece una mirada cercana a estas artes, su estado actual en la China de hoy, su innegable influencia en nuestro mundo y la importancia de su milagrosa recuperación.
El sitio web de Shen Yun Performing Arts ofrece abundantes testimonios en video de miembros de la audiencia, no pocos de los cuales provienen de reconocidos círculos de la comunidad artística, de compositores clásicos o diseñadores de producción de cine.
Shen Yun Performing Arts ha llegado a reproducirse en tres compañías, y ahora está recorriendo el mundo la mayor parte del año.
Es inusual para cualquier producción que sea universalmente amada y poseer tal influencia y atractivo intercultural. La razón obvia es que es una actuación deslumbrante, pero una mirada más atenta indica que hay más: Shen Yun bien puede señalar un cambio de paradigma global en las artes.
No se pierda Shen Yun, ¡un espectáculo hermoso de verdad! Pero aparte del espectáculo visual, la exuberante combinación de orquesta occidental con instrumentos orientales y la excepcional técnica de los bailarines, vislumbra una base de fondo, una firmeza en emociones positivas.
Shen Yun puede persuadirnos de que nosotros, como raza humana, somos capaces de superar nuestras difíciles circunstancias, podemos movernos hacia adelante y tratar al milenio que se nos avecina con herramientas que nos han sido dadas por nuestros antepasados.
Si hay temas oscuros que aclarar —y Shen Yun toca la situación política actual de China continental, que es ciertamente oscura— no son tratados con ira, pero sí con compasión. El mensaje general es aquel que nos despierta a la posibilidad continua de bondad en un mundo manchado, donde cada uno puede transformarse en flor del loto que se eleva sobre el barro.
Shen Yun está impregnado de la cultura tradicional china, inspirándose en las leyendas de China, las tradiciones populares y el inmenso paisaje espiritual. Bajo el régimen comunista en los últimos 70 y tantos años, el legado cultural de China fue identificado como una fuente de fortaleza a disposición del ciudadano común, por lo que la oligarquía buscó erradicarlo sistemáticamente.
La reactivación de estas artes por Shen Yun, una compañía fundada por artistas chinos que viven fuera del continente, es mucho más que un acto de autodefensa. Es una declaración de continuidad, no sólo en los elementos cuantificables de la cultura, el idioma, el vestuario, la música y los movimientos, sino también de las incontables cosas que cada uno tiene, las cosas que debemos utilizar para hacer nuestro camino hacia el futuro, si tan sólo pudiéramos ir más allá de nuestros miedos y dudas. Y la actuación es convincente.
Shen Yun puede persuadirnos de que nosotros, como raza humana, somos capaces de superar nuestras difíciles circunstancias, podemos movernos hacia adelante y tratar al milenio que se nos avecina con herramientas que nos han sido dadas por nuestros antepasados. También puede convencerlo de que usted es más que la suma de sus partes y que usted puede hacer más y ser más, en caso de que no lo supiera.
El contenido de la compañía nos lleva a los puntos fuertes de nuestro pasado colectivo y a los recursos culturales que están enterrados en ella. Moldea nuestro uso de esos caudales intangibles como un paradigma o marco no sólo para las artes, sino para la vida cotidiana.
La idea es tan simple pero tan profunda, y es un mensaje coherente con la estética de producción: no tenga miedo de enfrentarse a las cosas que son claramente malas, pues vale la pena defender la bondad. Ganar es posible, permanece con un corazón y mente abiertos. Las cosas que son hermosas no son frívolas, ya se trate de las artes o de las ideas. De hecho, cuando la belleza nos rodea puede despertar la creatividad que necesitamos para provocar cambios en nuestro entorno.
Aquí no hay ojos llorosos de idealismo. Shen Yun está recorriendo el camino y los artistas están admirablemente enfocados y dedicados. Ellos trabajan incansablemente y abordan temas difíciles, inundados en un mar de color turquesa y verde manzana en una tela muy sutil.
La forma en que Shen Yun llega a la audiencia es un testimonio al mando de una buena idea. La pureza abrumadora de la propia producción ha sido una inspiración para todo tipo de personas que lo han visto. Todos salen inspirados, al punto que no puede dejar de provocar una sonrisa.
Ahora sólo necesitamos esperar y ver lo que Shen Yun ha inspirado en el mundo durante su gira.
Mira el video de la danza clásica china a continuación:
Conoce los ejercicios de esta profunda disciplina y sus beneficios
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