Hay muchas maneras de formar una familia. Para las parejas que luchan por concebir un hijo, los avances médicos les ofrecen esperanza, aunque no es una opción elegible para todos. Pero existen muchas familias que quisieran tener un hijo y no lo pueden lograr.
Lorraine Nichols y su esposo Charles, residentes de Tallahassee, Florida, no habían podido concebir. Lorraine, de 46 años, había vencido el cáncer de mama dos veces, pero corría el riesgo de que retornara si continuaba el tratamiento para quedar embarazada.
La pareja buscó convertirse en padres adoptivos. Pero incluso después de pasar por el procedimiento establecido, les dijeron que podrían pasar años antes de que pudieran llevar un paquete de alegría a su casa.
Pero la pareja no sabían cuán pronto cambiaría sus vida. Lorraine y Charles recibieron la aprobación para adoptar en noviembre de 2016 y comenzaron a prepararse para recibir a un bebé.
Pero luego, unos meses después, un estudiante universitario hizo un llamado urgente a la policía.
El sonido de los gritos apagados, mientras caminaba por un estacionamiento, capturó la atención de un estudiante
El estudiante encontró a un recién nacido abandonado y frío, y llamó de inmediato a los servicios de emergencia.
«La mayor preocupación que tuvimos en ese momento fue la exposición al clima», dijo el oficial Steve Suárez al Tallahassee Democrat, al referirse al vulnerable bebé que casi acababa de llegar al mundo.
El recién nacido, que los médicos estimaron no tenía más que una semana de vida, fue dejado desatendido en la parte trasera de una camioneta en un estacionamiento, una fría mañana de mayo de 2017.
Por una coincidencia, Suárez fue el oficial perfecto para responder a esta llamada.
Esa mañana algo le dijo al oficial que pusiera una bolsa de equipo especial en su camión, que contenía un colchón de calentamiento diseñado para bebés y niños. Lo había usado solo una vez en su entrenamiento y había empacado la bolsa por una corazonada.
«Me da escalofríos tan solo al recordarlo», comentó Suárez. «Fue uno de esos días en que me siento honrado y agradecido de hacer el trabajo que hacemos».
El bebé fue llevado rápidamente al hospital Tallahassee Memorial HealthCare donde esa mañana Lorraine trabajaba en la sala de emergencias.
«Capturó de inmediato mi corazón», le dijo Lorraine al Tallahassee Democrat. «Lo dejaron solo, y no se sabe realmente cuánto tiempo estuvo allí», agregó.
Lorraine había trabajado como terapeuta de respiración durante 18 años y ahora era supervisora en el hospital. Como tal, cumplió varios roles y trabajó donde más se necesitaba su ayuda.
Ella estaba en el lugar correcto, en el momento correcto. El bebé que pesaba 2.47 kilos recibió un nombre generado por computadora, Whiskey Doe, y Lorraine registró sus signos vitales.
«En su mayor parte, él estaba bien. Frío, hambriento, mojado, pero él estaba bien», dijo recordando cuando lo revisó.
Lorraine quedó cautivada: «Creo que me convertí en su mamá ese día».
Lorraine llamó a su esposo y le contó sobre el bebé que había llegado esa mañana. Le dijo que buscaría adoptarlo. Él la apoyó con entusiasmo.
Luego llamó al Departamento de Niños y Familias de Florida y le autorizaron que el niño fuera puesto bajo su cuidado.
Aún no había adoptado oficialmente al recién nacido, pero en lo que a ella concernía, solo cuestión de tiempo.
«Una vez que fue puesto bajo mi cuidado, eso era todo. No iría a ninguna otra parte después de eso», dijo la enfermera que había buscado por varios medios tener un hijo con su esposo .
Cuatro días después el bebé llegó a la casa de su nueva familia
Lorraine y Charles estaban encantados de llevar a su bebé a su casa. Las letras mayúsculas que adornaban una habitación meticulosamente decorada deletreaban «Charlie», el nombre que le habían dado al recién nacido.
Desde el principio de su matrimonio, Lorraine ayudó a Charles a criar a sus tres hijos concebidos en su matrimonio anterior. Pero criar a un niño desde la infancia era algo totalmente nuevo para esta pareja.
Incluso toda la emoción no pudo prepararlos para ese imponente desafío. Lorraine temía que pudiera «romper» a su bebé, y a veces durante su primera semana juntos, se preguntaba si sería capaz de lograrlo.
«Oh, Señor, qué he hecho», dijo, riendo. «No me malinterpreten, fue una experiencia increíble, y estoy agradecida con Dios por haber podido tener esa experiencia con él», recordó.
La enfermera tomó nueve semanas de licencia por maternidad antes de regresar al trabajo en el hospital. Cuando Lorraine regresó a sus turnos de trabajo de 12 horas, Charles, ya retirado del ejército, se desempeñó como padre y ama de casa de su bebé.
«Amo a Charlie», dijo Charles. «Es mi amigo, mi mejor amigo y mi compañero».
La adopción finalizó cuatro meses después de que Charlie llegó a casa. Pasaron su primera Navidad juntos en 2017 y continúan haciendo planes para el futuro.
Planearon llevarlo a un crucero internacional y después a clases de natación. Para cuando tuviera 3 años, Charlie comenzaría a tomar clases de Taekwondo.
Lorraine está agradecida de tener a Charlie en su vida, pero a menudo ora por la madre que se sintió o se vio obligada a renunciar a su recién nacido. Y hace un esfuerzo continuo para no juzgarla al no conocer su situación.
«Todo lo que puedo hacer es rezar por ella, y todavía rezo por ella hasta el día de hoy porque no sabes lo que las personas atraviesan o lo que están pasando», dijo.
«Me puedo imaginar que quería que su hijo estuviera a salvo».
Y Charlie está a salvo. Su madre lo adora, y cada momento que pasan juntos la llena de alegría.
«Ha sido increíble», dice Lorraine, mirando a Charlie.
Mira el video a continuación:
Cuando es el turno de papá de cuidar a los niños
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