Un bebé alce que perdió a su madre tuvo un final feliz a pesar de pasar cuatro angustiosos días hambriento, en Nuevo Brunswick, Canadá.
Margaret Williston encontró al bebé alce angustiado, llorando y hambriento en su propiedad cerca de Miramichi el jueves 20 de mayo.
Un auto asustó a la madre del bebé en Hortons Creek Road, dejando a la cría abandonada a su suerte.
Con la intención de ayudar a la indefensa cría, Williston contactó al Departamento de Recursos Naturales y Desarrollo Energético, quienes dijeron que no había otra opción que dejarlo en paz —estresado y hambriento— o sacrificarlo, reportó CBC News.
El bebé, desesperado por comer, se acercó a la puerta de Williston y la siguió «como un cachorro».
«Incluso subió mis escalones tratando de entrar», dijo Williston al medio de comunicación nacional. «Tenía mucha hambre».
Y añadió: «Se acercaba y trataba de pegarse buscando una mamila».
Ella y su esposo trataron de llevar la cría de vuelta al arroyo con la esperanza de reunirla con su madre; pero a las pocas horas, la cría regresó a su propiedad.
Contactaron al Instituto Atlantic Wildlife, que rehabilita animales perdidos, pero tampoco pudieron ayudar; dijeron que estos casos se deben dirigir a la Administración Provincial.
«Es frustrante tener que dar una respuesta de que no se puede ayudar cuando uno sabe que tiene capacidad para hacerlo», dijo Barry Rothfuss, director del instituto, a la CBC, y añadió que reciben una docena o más de llamadas de este tipo cada año.
Finalmente, Williston continuó, y de todos modos le dio al bebé un poco de leche para aliviar su hambre.
«Sé que no hay que hacerlo, pero no puedo dejar que se muera de hambre enfrente mío. Ya han pasado tres días», dijo. «Este bebé se debilita a cada minuto y es desgarrador».
Después de cuatro días de intentos, la pareja regresó al arroyo con el bebé a cuestas y, después de cuatro horas de espera, vieron a otra cría de alce y a su madre. El bebé gritó y la madre respondió. Dejó que la cría perdida se acercara, olfateara y terminó amamantándolo.
«Quedamos con los ojos llenos de lágrimas, pero eran lágrimas buenas», dijo Williston.
«Si era su madre y tenía gemelos o no, parece haberla acogido, y es sorprendente cómo los animales acogen a un huérfano y no piensan ni una sola vez en sacrificarlo».
No quedó claro si el alce adulto era la madre de la cría o si su instinto maternal simplemente llevó a esta tierna adopción.
Sin embargo, fue un alivio para la preocupada mujer de la zona.
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