Bebé más chiquito que un paquete de azúcar sobrevive gracias a una bolsa de sándwich

Por The Epoch Times
26 de octubre de 2024 10:56 PM Actualizado: 26 de octubre de 2024 11:10 PM

Hay momentos en los que la línea entre lo imposible y lo milagroso se vuelve tan delgada como la piel transparente de un bebé prematuro. En el Hospital St. Michael de Bristol, Inglaterra, esa línea la cruzó un diminuto guerrero que pesaba menos que un paquete de azúcar.

Cuando los médicos colocaron a Larenz Carr en una simple bolsa de sándwich para mantenerlo con vida, nadie imaginaba que ese pequeño ser, nacido 15 semanas antes de tiempo, se convertiría en uno de los casos más extraordinarios de supervivencia neonatal que los especialistas habían presenciado.

«Era como un pequeño alienígena con su piel brillante y transparente», recordó Vickie Carr, su madre, describiendo el primer encuentro con su hijo. Con apenas 13 onzas de peso —menos que una lata de refresco— Larenz llegó al mundo en octubre de 2019, desafiando todas las probabilidades desde el primer latido.

El bebé Larenz Carr nació a las 25 semanas el 28 de octubre de 2019, pesando menos de 1 libra. (SWNS)

La historia de Larenz comenzó a complicarse durante un control rutinario a las 20 semanas de embarazo. Los médicos detectaron que el bebé no estaba creciendo como debería, una noticia que transformó la dulce espera en una carrera contra el tiempo. Semanas después, la Sra. Carr regresó al hospital con dolores de cabeza, iniciando una batalla por mantener a su bebé en el vientre el mayor tiempo posible.

«Me dijeron que querían mantener a mi bebé en mi barriga el mayor tiempo posible», compartió Carr, recordando los momentos de incertidumbre. «Fue aterrador, no tenía idea de si mi pequeño bebé sobreviviría».

Vickie Carr con su bebé recién nacido, Larenz, en 2019. (SWNS)

A las 25 semanas y cuatro días, la placenta comenzó a fallar. Los médicos actuaron con rapidez, realizando una cesárea de emergencia. Lo que siguió demuestra hasta dónde puede llegar la creatividad médica cuando se trata de salvar una vida: utilizaron una bolsa de sándwich para simular el ambiente cálido del vientre materno y papel de burbujas para mantener su temperatura corporal en la incubadora.

La piel de Larenz era tan delicada y transparente que sus órganos eran visibles. Su padre, Rohan Carr, recuerda ese momento con emoción contenida: «Nunca había visto a un bebé tan pequeño. Estábamos muy contentos de que estuviera vivo».

Durante cinco meses, la unidad de cuidados intensivos neonatales del hospital Southmead se convirtió en el segundo hogar de la familia Carr. Cada día, cada hora, cada minuto era una victoria en la lucha de Larenz por crecer y fortalecerse.

El bebé Larenz. (SWNS)

En marzo de 2020, pesando ya casi 5 libras, Larenz finalmente pudo ir a casa. Sin necesidad de oxígeno suplementario, sin complicaciones, desafiando todos los pronósticos médicos iniciales.

Hoy, a punto de cumplir 5 añitos, Larenz no solo sobrevivió: es un ganador. «No tiene ningún retraso; es increíble», compartió la Sra. Carr con orgullo.

Vickie Carr con Larenz. (SWNS)

«Es muy decidido», dijo su madre, mientras su padre añadió con emoción: «Él es nuestro pequeño milagro». Y verdaderamente lo es: un recordatorio viviente de que a veces los milagros vienen en los paquetes más pequeños, envueltos en el amor de sus padres y la dedicación de un equipo médico que se atrevió a pensar fuera de la caja… o en este caso, dentro de una bolsa de sándwich.

La historia de Larenz no es solo sobre supervivencia; es un testimonio de cómo la combinación de amor, fe y determinación puede desafiar lo que creemos imposible.

Vickie Carr y Rohan Carr con su hijo Larenz. (SWNS)

Con información de SWNS.


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