Uno de los bebés más pequeños de Gran Bretaña nació 17 semanas antes de tiempo, con un peso de poco más de medio kilo. Los médicos le dieron pocas posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, el recién nacido luchó por su vida durante seis largos meses, y ahora está creciendo y cumpliendo algunos hitos que se creían imposibles.
Los padres Chloé y Adam Hemmett, de Hertfordshire (Inglaterra), tienen cuatro hijos. Adam declaró a The Epoch Times por correo electrónico que se sintió «lleno de emoción» al saber que su mujer esperaba a Sydney, su cuarto hijo.
«El embarazo de Chloé fue completamente normal hasta las 23 semanas», explicó Adam, de 36 años, director de contratos en una empresa de andamios. «A las 11 de la noche del 19 de junio de 2020, Chloé se despertó y se dio cuenta que estaba sangrando y tenía dolor», recordó. «Me describió el dolor como si fueran contracciones de parto, así que llamamos a una ambulancia inmediatamente».
Una ambulancia trasladó a Chloé, directora de banco de 29 años, a la unidad de maternidad del hospital Princess Alexandra de Harlow, Essex.
Adam, estaba muy «preocupado», pero no pudo acompañar a su esposa debido a las restricciones del COVID-19 vigentes en medio de la pandemia. A la mañana siguiente, cerca de las 7, Chloé llamó a Adam desde el hospital para decirle que se encontraba bien. Pero una hora después, una enfermera lo volvió a llamar diciendo que Chloé tenía dolores y necesitaba que estuviera con ella.
«Ahora sé que sabían lo que iba a pasar», reflexiona Adam. Mientras buscaba una guardería de urgencia para sus otros hijos, Adam sufrió un torbellino de emociones que nunca antes había experimentado de camino al hospital.
«Cuando vi a Chloé, rompió a llorar, diciendo: ‘No lo logró, no lo logró'», dijo Adam. «Estaba completamente consternado (…) No sabía que Sydney, que nació con 17 semanas de antelación y con un peso de tan solo 1 libra y 3 onzas [538 gramos], seguía vivo y luchando por su vida en la UCIN».
Adam atribuyó que su bebé haya sobrevivido a «la pura determinación y el valor de las enfermeras que lo atendieron».
Sydney no respondió durante los primeros siete minutos de su vida, pero los médicos lograron reanimarlo, según The Sun.
La pareja descubrió después que el cuello del útero de Chloé se redujo, lo que generó un parto prematuro, una anomalía que no se detectó en el escáner, dijo Adam a The Epoch Times.
Ver a Sydney por primera vez, dijo Adam, fue una experiencia surrealista. «[Era] lo más precioso para nosotros, ahí tumbado intentando sobrevivir», recordó. «Fue un momento muy duro para los dos, e inexplicable».
Despupes de conectar a Sydney directamente a un respirador, un equipo organizó su traslado a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Addenbrooke de Cambridge. Sydney tenía una hemorragia cerebral, insuficiencia renal, sepsis, un agujero en el corazón y una enfermedad pulmonar.
Chloé y Adam recibieron la advertencia de que los bebés que nacían con estos problemas no sobrevivían más de las 48 horas, según contó Adam a The Epoch Times.
Sin embargo, los dos poderosos mantras de Adam —»Lo que tenga que ser, será» y «Si tiene que pasar, pasará»— mantuvieron a la familia fuerte mientras se preparaban para lo peor.
«En realidad no debería estar aquí, si tenemos en cuenta por todo lo que ha pasado», dijo Chloé. «Hubo muchos momentos en los que pensamos que lo habíamos perdido. Pero él no dejó de luchar. Él es increíble».
Sydney venció todos los pronósticos. Pasó los siguientes seis meses en el hospital, con grandes dificultades, pero sin dejar de mejorar.
Le dieron el alta el 22 de diciembre de 2020, justo a tiempo para la Navidad.
En las declaraciones a The Epoch Times, Adam calificó el regreso a casa de Sydney como «el mejor regalo que cualquier padre podría desear».
«Toda la familia estaba muy emocionada», explicó. «Chloé y yo estábamos un poco nerviosos por la llegada de Sydney a casa, pero súper emocionados al mismo tiempo. Aprendimos mucho en el hospital gracias al personal».
Sydney, que ya había pasado por muchas cosas en su corta vida, necesitaba continuamente medicamentos y tratamiento con oxígeno, que Chloé y Adam aprendieron a administrarle. En el momento de escribir este artículo, el bebé milagro está bien, pesa 16 libras y 8 onzas (aproximadamente 7.4 kg), y está superando todos los hitos que sus padres no se atrevían a soñar.
Para Adam, lo mejor de ser el padre de Sydney es tener motivos para agradecer a su esposa «todo lo que ha llegado a ser desde que pasamos juntos por este viaje tan difícil, y darme un bebé tan bonito».
Los hermanos de Sydney —Jake, de 13 años; Rosie, de 9; y Oscar, de 4— también se han integrado de una forma maravillosa con su hermanito.
«La forma en que lo quieren y cuidan es sobrecogedora», dijo Adam. «Todos tenemos los mismos valores familiares y creemos que la familia es lo más importante del mundo».
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