El virus del PCCh no ha perdonado a ningún grupo de edad, pero ha planteado particularmente graves peligros para la salud de los ancianos. Sin embargo, eso no impide que una bisabuela de 77 años trabaje en turnos nocturnos de 12 horas en las primeras líneas de COVID-19.
La trabajadora terapeuta respiratoria Linda Guzmán del Centro Médico del Hospital Alhambra no se considera una heroína. «Este es mi trabajo», le dijo a ABC7. «Tengo que hacer lo que pueda para ayudar durante esta crisis».
Aunque Guzmán dijo que se siente «temerosa» por la situación de alto riesgo, no deja que eso le impida cumplir con su deber de combatir el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus. «Siento que todavía puedo contribuir, así que lo haré», dijo.
Aunque su trabajo como terapeuta respiratoria es particularmente difícil y peligroso dado que el virus ataca a los pulmones, Guzmán señala que ha estado «haciendo esto cerca de 45 años».
«Odiaría pensar que los hospitales están escasos de personal mientras estoy sentada viendo la televisión», dijo. «Eso no me haría sentir bien, sobre todo porque estoy calificada para trabajar».
En su sitio web, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) señalan que «8 de cada 10 muertes registradas en Estados Unidos se han producido en adultos de 65 años o más» y estiman que entre el 31 y el 59 por ciento de los adultos con COVID-19 confirmados tienen entre 65 y 84 años. Esto pone a Guzmán, quien además de todas esas estadísticas trabaja en un hospital que trata a pacientes con el virus, justo en medio de la línea de fuego.
Además de trabajar en el hospital, Guzmán cuida a su madre de 96 años. Los familiares de la enfermera veterana, incluidos sus cuatro hijos, ocho nietos y bisnietos, están simultáneamente orgullosos de su dedicación al trabajo y temerosos por su salud.
Kelly, la hija de Guzmán, que también trabaja en el sector de la salud, publicó una foto y el agradecimiento a su madre en Facebook. Escribió: » ¡Es de alto riesgo y debería estar en casa (76 años) pero está trabajando en el turno de la noche para cuidar de estos pacientes!»
La orgullosa hija dijo que su madre hace su turno a las 7:00 p.m. todas las noches y no termina hasta las 7:00 a.m.; describió a su madre como «increíble».
Como trabajadora de la salud, Guzmán dijo que entiende por qué sus familiares y amigos están preocupados por ella, pero trata de tranquilizarlos diciendo: «Mira, esto es lo que hago. Estoy totalmente cubierta. Estoy bien, así que no se preocupen».
Guzmán es una de las invaluables luchadoras de primera línea de la atención médica que han sido llamadas a la acción contra la pandemia aparentemente sin precedentes. Muchos hospitales de Estados Unidos y de todo el mundo están tan cortos de personal que han estado pidiendo a médicos y enfermeras jubilados que vuelvan a trabajar.
A pesar de que muchos jubilados tienen más de 65 años y corren un gran peligro personal, el número de voluntarios en todo el mundo es impresionante. Guzmán dijo que más allá del deber que tiene como trabajadora de la salud, siente que quiere ayudar a los pacientes.
«Pero es más que un deber», dijo. «Me encanta».
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