Una californiana de buen corazón ha transformado completamente la vida de un hombre de 94 años en silla de ruedas que encontró vendiendo comida callejera en un estacionamiento.
Después de enterarse de la existencia del hombre que vendía tamales a los transeúntes, Kenia Barragán se fue inmediatamente a casa y lanzó una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe consiguiendo 84,000 dólares en solo una semana. En el momento en el que la recaudación de fondos cerró, Kenia había recibido 85,535 dólares en total.
El acto de amabilidad de completos extraños ha hecho que el amputado José Villa Ochoa se ponga a llorar.
Su encuentro casual a principios de este mes en Santa Ana, relatado en el video de Facebook de Kenia, tocó los corazones de la gente en todo el mundo. También ha traído suficiente dinero para asegurar que José Villa pueda disfrutar de sus difíciles años un poco más a gusto.
Entre otras cosas, José Villa, conocido por el apodo de Don Joel, ahora se encuentra más cómodo en una nueva silla de ruedas con un nuevo par de zapatos negros.
Pero su encuentro con Kenia, de 28 años, fue afortunado, la historia del anciano Don Joel pudo haber permanecido sin contar y haber sido ignorada.
Kenia compartió: «Estaba vendiendo tamales, así que me acerqué a él y le di el dinero que tenía y le dije que guardara los tamales para otra persona. Empecé a hablar con él, y me dijo que como es viejo, nadie lo contratará, así que vende tamales para una dama, y luego ella le da dinero al final del día».
(Cortesía:Kenia Barragan)
Sorprendida por lo que descubrió, Kenia entabló una larga conversación con Don Joel para saber más. Lo que escuchó la dejó conmovida y decidida a hacer algo para aliviar su situación.
Kenia entró en Facebook para destacar lo que estaba pasando en la vida de Don Joel.
En su posteo, escribió: «Apenas puede permitirse comprar un café y pan en la mañana para comer, y no tiene dinero para pagar un teléfono y mucho menos para su medicación».
«Me enteré de todo esto, con solo tomarme unos minutos de mi día para conocer a un extraño. Le di mi número de teléfono y le dije que me llamara cuando necesitara algo. Esto me rompe el corazón. Si alguien quiere ayudarle, por favor, pónganse en contacto conmigo».
(Cortesía: Kenia Barragan)
En una semana, su súplica al mundo fue respondida, trayendo la asombrosa suma de 84,000 dólares en solo siete días.
Actualizando su mensaje original, Kenia dijo: «Mi corazón está conmovido. Gracias a todos los que donaron, apoyaron y se acercaron».
En una entrevista con Fox LA News, Kenia explicó: «Lo sentí por él, mis padres son mayores, y odiaría ver a mi padre afuera vendiendo tamales para alguien y apenas llegando a fin de mes».
Un asombrado Don Joel dijo a la agencia de noticias que los regalos y el apoyo financiero que ha recibido «cambian la vida».
Kenia añadió: «¡Definitivamente! Siempre he querido un propósito en mi vida, y quería ayudar a la gente. Este fue el punto de partida para mí.
«Espero que la gente cuide de nuestra comunidad. Necesitamos cuidarnos los unos a los otros. Incluso si no puedes dar dinero—dona una plegaria devuelve algo, tómate el tiempo para conocer a alguien».
Los actos de bondad, incluso en estos tiempos inciertos, van más allá. Es difícil no alejarse de esta historia sin sentir que tanto Don Joel como Kenia se beneficiaron de maneras muy reales pero diferentes.
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