Campanas de boda: Reflexiones sobre el amor y el matrimonio

Nota: Hace varios años, creé los personajes del tío Samuel, un hombre viudo sin hijos y abogado, y de su sobrino Hobson, un hombre torpe de unos 20 años, a menudo desconcertado por la vida. En 2013, algunas de las letras del tío Samuel aparecieron en mi libro ‘Aprendiendo sobre la marcha’. Ya entonces Hobson cortejaba a Abigail y recibía consejos sensatos sobre esa relación de parte del tío Samuel, quien es mi yo ficticio si fuera un hombre más sabio y honorable. A continuación, el último capítulo de esta historia de Abigail y Hobson.

Querido tío Samuel,

Aunque yo lo conozco de la iglesia como Sam, Hobson ha usado «Tío Samuel» tantas veces que ahora pienso en usted de esa manera. Entonces cuando Hobson y yo nos casemos la próxima primavera, supongo que se convertirá en mi tío Samuel de verdad.

Le escribo esta nota porque así puedo ordenar mejor mis pensamientos por escrito. A diferencia de la conversación, puedo editarme a mí misma y añadir o eliminar palabras para ser lo más clara posible. Además, podría empezar a llorar si estuviéramos cara a cara. El teclado del ordenador ocultará mis lágrimas.

Como sabe, amo a su sobrino y aunque siempre está burlándose y corrigiéndolo, tiene muchos menos defectos de los que se imagina. Es maravilloso para mí, y ha mostrado entusiasmo por compartir nuestras vidas juntos. Él encontró la llave de mi corazón, abrió la puerta y me capturó, completamente, tanto que la vida sin él es ahora inimaginable.

Sin embargo, estoy asustada tío Samuel —no, aterrorizada— cuando miro alrededor y veo tantos matrimonios y relaciones rotas.

Déjeme explicarle. El domingo pasado durante el almuerzo mis padres nos dijeron a mí y a mis tres hermanos —usted probablemente recuerde que nuestras edades van desde mis propios 24 años hasta los 12 de mi hermana— que ellos se estaban separando y que estaban considerando el divorcio. Aunque había detectado fisuras en su matrimonio la noticia me impactó y devastó a mis hermanos y hermana. ¿Alguna vez lloró de niño en la mesa tanto que la comida y la sal de las lágrimas se mezclaran en su boca? Eso resume nuestra comida juntos.

Además no son sólo mis padres. Una amiga íntima de la universidad, dos años mayor que yo, se casó justo después de la graduación y ahora está recién divorciada, afortunadamente sin hijos, pero se ha vuelto amargada respecto al amor y el matrimonio. Luego, me enteré por mi madre, después del desastre del almuerzo, que varias parejas que ella conoce desde hace años están luchando en sus matrimonios o se están divorciando.

No es sólo el matrimonio, tampoco. Muchos de mis amigos, hombres y mujeres, han sufrido por tener el corazón maltratado o se han encontrado en relaciones que los han dejado confusos y alterados. Un joven de mi edad, un paisajista, se enamoró de una chica a la que adoraba, pero después de que ella lo dejó, juró no volver a amar tan sinceramente. Otro ejemplo: una prima se enamoró y se entregó a un hombre al que más tarde pilló en una situación comprometida con su mejor amiga.

Tío Samuel, Hobson me dice que usted le ha ayudado varias veces con consejos y asesoramiento, especialmente después de la muerte de sus padres, así que espero que pueda ayudarme a mí también. ¿Cómo se hace un matrimonio perfecto? ¿Cómo dos personas enamoradas se mantienen enamoradas? ¿Cómo se amaron usted y Alison durante tantos años antes de su muerte? ¿Cómo podemos Hobson y yo evitar ser como mis padres?

Con amor,

Abigail

***
Querida Abigail,

Me haces un gran cumplido al convertirme en tu tío. Como sabes, estoy encantado de que tu y Hobson tengan planes de convertirse en marido y mujer. Dios sabe que tendrás las manos llenas con ese chico, pero eres una joven capaz, que debería poder capaz de mantenerlo con los pies en la tierra (Yo me pregunto: ¿Eres tan fanática como él de los Panthers de Carolina? Eso espero. De lo contrario, tus tardes de domingo desde finales de agosto hasta diciembre prometen soledad, al tiempo que las reuniones con fanáticos de la cerveza se aferran a esa inmensa televisión que Hobson se compró el año pasado).

Siento lo de tus padres. Tu dolor me es familiar. Mi madre y mi padre se divorciaron cuando yo tenía exactamente tu edad; mi hermano, el padre de Hobson, tenía 16 años. Ese divorcio destruyó una parte de cada uno de nosotros. Alguien escribió una vez que el fin de un matrimonio es la muerte de una pequeña civilización. No creo que nadie lo haya expresado mejor.

En cuanto a tu futuro con Hobson, empezaré con algunas verdades sombrías y luego hablaré de la esperanza y la belleza del matrimonio.

Primero debes saber que el matrimonio perfecto no existe. Cada matrimonio es diferente a su manera, pero nunca he conocido a nadie que haya tenido un matrimonio perfecto. ¿Cómo se podría definir «un matrimonio perfecto»? Hay matrimonios felices y matrimonios infelices, pero no hay matrimonios perfectos.

El amor, las relaciones y el matrimonio son fundamentalmente misteriosos, a veces deliciosos, a veces horribles, pero siempre en el fondo son enigmas. Un hombre de sentido común poco común, G.K. Chesterton, escribió una vez: «Los cuentos de hadas decían que el príncipe y la princesa vivieron felices para siempre: y así fue. Vivieron felices, aunque es muy probable que de vez en cuando se tiraran los muebles unos a otros».

Alison nunca me tiró muebles ni nada, pero estoy seguro de que hubo momentos en los que quiso hacerlo.

Hablas de infidelidades, traiciones y recriminaciones amargas. Desafortunadamente, estos desastres son parte del ser humano y mientras que las infidelidades sexuales son horribles, otras traiciones también producen heridas abiertas y un enorme dolor. Como abogado, he tratado con hombres y mujeres que engañaron a su cónyuge financieramente, que miraron a su cónyuge con total desprecio (a veces con razón), y que se sintieron tan dominados por su pareja que perdieron el sentido de sí mismos.

La iglesia a la que usted y yo pertenecemos etiqueta correctamente algunas de estas transgresiones como «pecados», pero pocas personas aspiran a pecar. La mayoría de la gente cae en el pecado de la misma manera que caen en la cocina para el desayuno. Cometen errores; siguen malos consejos, a menudo los suyos propios; causan una terrible destrucción sin quererlo.

Quiero que recuerdes algo que quizás ya sepas. El amor es un asunto torpe, a veces duro y cruel, y todos los que aman en algún momento sufren. Todos. La mayoría de los adultos e incluso algunos de los niños que pasan por la calle tienen el corazón herido y llevan ocultas las heridas y cicatrices que la vida y el amor dejan en todos los seres humanos. Algunos de ellos, como tu amigo de la universidad o el paisajista, puede que nunca se recuperen de estos golpes, pero los buenos, la gente como tú, Abigail, se ponen de pie y siguen adelante.

Así que esas son las malas noticias sobre el amor y el matrimonio: no hay garantías, no hay perfección y no hay cuentos de hadas sin algunos muebles tirados.

Estas son las buenas noticias.

Todas las personas son gemas en bruto querida, y el matrimonio es un vaso hecho para pulir esas piedras. Algunas parejas encuentran este proceso insoportable y por lo tanto se separan o divorcian, pero otras descubren que brillan más por la adversidad y las pruebas que han compartido juntos.

Cuando te veo en el ojo de mi mente, pienso en una estrofa de ‘La balada de William Sycamore’, de Stephen Vincent Benet:

«Hasta que perdí mi niñez y encontré a mi esposa,
¡Una chica como un clíper de Salem!
Una mujer tan recta como un cuchillo de caza.
¡Con ojos tan brillantes como la Osa Mayor!»

Esa mujer, la dulce Abigail, eres tú.

Estarás bien.

Con amor y oraciones,

Tío Samuel

Jeff Minick tiene cuatro hijos y un creciente pelotón de nietos. Durante 20 años, enseñó historia, literatura y latín en seminarios de estudiantes de educación en el hogar en Asheville, Carolina del Norte. Visite JeffMinick.com para seguir su blog.

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