El verano pasado, un conductor en Nueva York recogió a un inesperado autoestopista: tenía más plumas alborotadas de lo habitual y apareció de la nada.
El 12 de julio, un vehículo Toyota que viajaba a Saratoga chocó con un ave rapaz en pleno vuelo cerca de Kingston, Nueva York. Al parecer, el conductor no se dio cuenta de lo ocurrido al principio. Pero como probablemente notó que algo iba mal, paró en un área de descanso y bajó a echar un vistazo, según Cara Huffman, cofundadora de North Country Wild Care.
Según Huffman, lo que el conductor había golpeado quedó atrapado detrás de la parrilla, lo que los llevó a contactar de inmediato a su organización para que Trish Marki, la rehabilitadora de animales de turno, se encargara de la situación. Dos plumas grises y blancas fueron fotografiadas sobresaliendo de la parrilla del vehículo, y el conductor condujo hasta Saratoga con su amigo emplumado aún atrapado para encontrarse con Marki.
«Trish hizo que se lo llevaran, sin darse cuenta de que seguía atrapado en la rejilla», declaró Huffman a The Epoch Times. «Se presentaron en su casa, y entonces ella lo sacó con cuidado de la reja».
El penacho de plumas resultó ser una hembra de halcón de cola roja.
Marki estabilizó al halcón con líquidos y medicamentos. Mientras tanto, Huffman trabajaba en una clínica veterinaria, pero después de su turno pasó a recoger al paciente aviar de manos de Marki y se lo llevó a casa. Huffman tiene una jaula de 3 por 3 por 4 metros en su patio trasero, donde cuida a los animales salvajes heridos y los rehabilita para devolverlos a su hábitat natural.
«Le hice un examen físico y me di cuenta de que tenía un ala rota», explicó Huffman. «Así que la vendé, la llevé al trabajo al día siguiente, le hice una radiografía y vi que era una rotura bastante simple por haber sido atropellada y no necesitaba cirugía».
Huffman trató a la paciente durante varios meses, cambiando los vendajes del halcón y administrándole fisioterapia para asegurarse de que la membrana de su ala no se encogiera y le impidiera volar. Después, Huffman retiró las vendas.
El halcón de cola roja, al que llamaron Jersey, se sometió recientemente a su última radiografía y fue declarado totalmente curado.
A lo largo de su proceso de curación, Jersey pasó tiempo con otra hembra de halcón de cola roja herida que había sufrido una fractura de húmero tras ser atropellada también por un coche. Un coche Hyundai la había atropellado, por lo que el equipo de North Country la llamó Hyundai.
Huffman, diplomada en enfermería que se apasionó por los animales y cambió de profesión para ayudar a la fauna salvaje hace más de 30 años, dice que aves rapaces como la lechuza común y el halcón de cola roja cazan con frecuencia en los arcenes de las carreteras de estos lugares.
«Están tan atentos a su comida que no se dan cuenta de que hay coches», dice, y añade que una vez una lechuza apareció de la nada cuando ella conducía y golpeó la puerta del conductor.
Huffman lleva meses alimentando a los dos halcones con ratas congeladas. Ahora espera que pronto estén listos para ser trasladados a una jaula de vuelo de 15 metros donde el personal de rehabilitación empezará a prepararlos para su liberación en la naturaleza.
Pero, ¿cómo le irá a Jersey en la naturaleza?
«Estará bien», dijo Huffman al periódico. Está segura porque Jersey ya estaba en buena forma cuando la encontraron, tenía un peso saludable y cazaba con éxito por su cuenta.
Eso es alentador.
«Van a empezar a migrar», dijo, «así que probablemente la soltaremos en la zona, para que si quiere migrar, pueda hacerlo».
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