Más de 100 integrantes de una comunidad agrícola muy unida de Iowa se reunieron después de perder a uno de los suyos, para sembrar los cultivos que dejó.
Cole Vanatta, que gestionaba más de 2000 acres de cultivos en hilera al sur de Tabor, Iowa, junto a su padre y su abuelo, sufrió una lesión agrícola el 9 de septiembre y murió dos días después. Tenía 36 años y le sobreviven su esposa y sus tres hijos.
«Él y su padre, Tom, de 62 años, y su abuelo Wayne, de 93, aún trabajaban juntos; es una granja familiar», dijo el cuñado de Cole, Daniel Morse, a The Epoch Times. «Se estaban preparando para la siembra, estaban preparando la tierra, estaban preparando el equipo, y ocurrió el accidente».
Explicando el accidente en detalle, Daniel dijo que los tres estaban podando árboles para despejar un camino para la maquinaria agrícola cuando una rama de un árbol se enganchó.
«Algo que dan por hecho, que hacen todo el tiempo, salió increíblemente mal ese día», añadió.
Después de la tragedia, la comunidad agrícola se unió para presentar sus respetos a Cole de la manera más adecuada, ayudando a la familia a sembrar los cultivos de maíz y soja que él había preparado.
«Un agricultor de la zona —un vecino y amigo nuestro— puso un sencillo posteo en Facebook y dijo: ‘Oigan, vamos a reunirnos, vamos a honrar a Cole por última vez'», dijo Daniel, que trabaja como bombero de la ciudad de Tabor. «Se presentaron más de 100 personas».
El activo grupo cubrió 1000 acres en solo dos días de trabajo de 10 a 12 horas, empezaron el viernes a las 7:00 a.m. y terminaron alrededor de las 8:00 p.m. del día siguiente.
Juntos, hicieron funcionar más de 20 cosechadoras para sembrar maíz y dos o tres para la soja. Daniel calcula que los esfuerzos del grupo sembraron entre 30 y 40 carros de grano en total.
Al ver a la comunidad tan unida, la afligida esposa de Cole, Shannon, estaba sorprendida.
«Simplemente dijeron: ‘Yo me encargo’, y lo hicieron. Fue fantástico», dijo la madre de tres hijos a WLWT 5. «Nunca podré devolverle a la gente lo que está haciendo hoy, pero lo intentaré».
No solo se involucraron agricultores experimentados, dijo Daniel. «Se presentaron las esposas, las empresas, toda la comunidad. Tuvimos comida que donaron los restaurantes locales, cafeterías que trajeron café, gente que hizo el desayuno (…) múltiples grupos de la iglesia», dijo Daniel a The Epoch Times.
Algunos conocieron a Cole, pero muchos no.
«Aunque no pudieran trabajar en el campo, vinieron, ayudaron a mover cosas, dejaron comida, movieron barriles de combustible», dijo asombrada. «Hubo una persona que, como hacía frío por la mañana, fue a buscar nuevas bombonas de propano para que pudiéramos utilizar las estufas. Todos ayudaban en lo que podían».
Incluso los hijos de Cole y Daniel ayudaron. Daniel espera que esta conmovedora experiencia le enseñe a sus hijos que hay «cosas más grandes que uno mismo» en la vida.
«Su tío falleció, y eso es triste, es horrible», reflexionó, «pero al mismo tiempo, su comunidad se presentó para ayudar, solo para demostrar lo que esa persona significaba para ellos».
Según su cuñado, Cole era un hombre educado que siempre mantenía la calma, e incluso se quitaría su camisa para ayudar a otro. Tenía talento para arreglar cualquier cosa que tuviera un motor.
Para Cole, su familia lo era todo.
«Pasó toda su vida trabajando la tierra y tratando de construir algo para su familia», dijo Daniel, «para mantener el legado familiar que tenía, y pasarlo a la siguiente generación».
Daniel afirmó que la comunidad agrícola lleva años apoyando a sus integrantes en momentos de necesidad.
«Muchas veces esto pasa desapercibido», dijo. «Nadie pide que se le haga un reconocimiento… [pero] esto ocurre con regularidad y es increíble ver cómo estas pequeñas comunidades se unen y se ayudan mutuamente de esta manera».
Reflexionó: «Estoy tratando de pensar en las palabras correctas, pero esa sensación de que uno está haciendo algo más grande que uno mismo, sin otra razón que la de sentir que es lo correcto, es algo que creo que todos debemos tomarnos el tiempo de recordar».
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