Si miras con suficiente atención, descubrirás que la vida de los animales en la naturaleza es bastante extraordinaria, a diferencia de lo que a veces nos imaginamos. No busques más allá de tu patio trasero, o quizás de los pájaros en tu azotea.
Hace unos 25 años, Stjepan Vokić del pequeño pueblo de Slavonski en Croacia tropezó con una cigüeña herida a la que los cazadores le dispararon y ya no podía volar. La adoptó, la cuidó e incluso construyó un nido para ella en su azotea. La llamó Malena.
Pasaron cinco años cuando una cosa sorprendente sucedió: una cigüeña macho aterrizó en el nido de Malena un día, después de hacer la larga migración desde África, y se convirtió en su pareja.
A pesar que ella no podía volar, se unieron de por vida. Stjepan llamó a la cigüeña macho Klepetan.
Malena, incapaz de viajar por su cuenta, se lamenta por su pareja durante 10 días, según Stjepan. Hasta que al final, ella acepta que él se marchó.
Durante los meses de primavera y verano, las dos cigüeñas son inseparables. Pero a finales de cada mes de agosto, Klepetan deja su acogedor nido en la azotea y hace el increíble viaje de migración de casi 13.000 kilómetros hacia el sur, a un clima mucho más cálido de Sudáfrica.
Se queda con Stjepan en casa durante los meses de otoño e invierno, ya que las cigüeñas no pueden vivir en el frío.
Sin embargo, durante las últimas dos décadas, Klepetan regresa al nido de Malena cada año a finales de marzo y se reúne con su pareja después de ocho meses de separación. Como pueden ver en las imágenes de abajo, es una reunión que vale la pena celebrar.
#ICYMI: The love story of Malena and Klepetan — the female stork who can’t fly and her beau who returns each spring, migrating some 14,500 kilometres.
Helped by a caring Croatian widower, the birds have reunited for 16 years and share 62 babies https://t.co/NgGgA4ioZl ???? pic.twitter.com/V80YSAOO8F
— AFP news agency (@AFP) 15 de abril de 2018
Es evidente que Klepetan da sentido a la vida de la cigüeña hembra herida, que pasa gran parte del año aislada de su especie, en interiores. Stjepan incluso llama a Klepetan su cuarto «hijo». Sus cigüeñas son todo por lo que tiene que vivir.
Esto llevó a Stjepan a abogar por la reducción de la caza de cigüeñas a lo largo de sus rutas migratorias a través de países como el Líbano. Teme que algún día Klepetan no regrese.
De hecho, las dos cigüeñas se hicieron muy famosas en su ciudad natal por su épica historia de amor. Es más, millones de croatas sintonizan cada año para ver el tan esperado regreso de la cigüeña macho a través de la televisión en directo.
Stjepan le dice a un medio local, Total Croatia News, que está seguro que es Klepetan quien regresa cada año (y no otra cigüeña), porque siempre busca el mismo cubo de pescado que él le deja en vísperas de su llegada anual.
A lo largo de los años, la pareja han tenido más de 40 crías de cigüeñas en su nido. Stjepan ayuda a alimentarlos, ya que Malena no puede cazar para conseguir comida.
Que continúen todos los años reuniéndose y sigan como una feliz familia, hombre y cigüeñas, por el resto de sus años.
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