Una mujer que siempre quiso conocer el Círculo Polar ártico no dejó pasar la oportunidad de viajar a unos de los lugares más aislados y solitarios del mundo cuando perdió su empleo durante la pandemia.
La guía de turismo Valentina Miozzo, de Italia, aceptó mudarse al extremo norte de Noruega, en el Círculo Polar Ártico, para administrar una casa de huéspedes en plena pandemia y en la época donde las noches polares son de 24 horas en el ártico, según CNN.
“Lo vi como una hermosa oportunidad para visitar lugares que quizás nunca hubiera elegido por mi cuenta”, explicó la joven.
La pandemia del virus del PCCh (Partido Cmunists Chino), que causa la enfermedad COVID-19, afectó el trabajo de la guía de turismo que tuvo que reinventarse escribiendo en blogs, haciendo trabajo promocional por internet, etc. Afortunadamente, tuvo una propuesta que hizo que descubriera un lugar en el mundo que la hizo conectarse con la naturaleza y con personas de una región libre de coronavirus, de acuerdo a Huffington Post.
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“El Covid puso mi vida patas arriba, pero quería convertir la incomodidad en una oportunidad», dijo la mujer sobre la propuesta de trabajar en el ártico.
Miozzo explicó que Kongsfjord, Noruega, es un pueblo de 28 personas tan remoto que para visitar un supermercado debe conducir 40 km, y el hospital más cercano está a más de 300 km.
Según la joven, aunque sabía del clima extremo y de las largas noches polares de 24 horas del día, los 7 días de la semana, durante 2 meses, con vientos helados de más de 120 km/h, incluso así estaba dispuesta a alimentar su curiosidad.
“Fue una experiencia increíble, vivir dos meses completamente en la oscuridad. No fue perturbador», sostuvo Miozzo.
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Incluso, aunque que las largas noches le producían insomnio, dice que valió la pena vivir en libertad, sin los ruidos de la ciudad, sin mascarilla y disfrutando de la naturaleza. Además, la gente del pueblo fue tan amable que la hicieron sentir como parte de una gran familia, le dijo la joven a CNN.
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A pesar de las duras condiciones climáticas, la guía de turismo no tiene quejas del lugar, al contrario. “El clima, la luz, la oscuridad, todo es diferente […] Tenemos zorros rojos y renos por todas partes”, señaló Miozzo a Huffington Post.
Además, la experiencia natural de la joven en el Ártico hizo que recapacitara sobre la importancia de la conexión del hombre y la naturaleza.
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«Deberíamos tener más conciencia de lo poderosa que es la naturaleza ahora que la hemos visto en la pandemia, y eso debería hacernos pensar en los humanos como una parte integral de la naturaleza, no como algo para ir a ver como un museo, o simplemente usar», enfatizó Miozzo.
Aunque la experiencia «ha sido hermosa», desde hace dos meses Miozzo terminó su trabajo en la casa de huéspedes en Kongsfjord.
La intrépida guía de turismo ya se está preparando para una nueva aventura natural en el archipiélago de Svalbard, el asentamiento habitado más septentrional del planeta, a 1046 del Polo Norte, donde habitan los osos polares, para quedarse a cargo de otra casa de huéspedes en la islas Lofoten.
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Sin embargo, el corazón de Miozzo está en Kongsfjord y piensa regresar en un futuro a visitar los buenos e incondicionales amigos que hizo allá.
Sobre regresar a Italia aun no lo tiene agendado debido a las grandes restricciones y la falta de trabajo turístico.
“Elegí mi carrera por esta razón: puedo trabajar viajando. Y siempre he dejado las puertas abiertas a lo que la vida me ofrece”, destacó la joven aventurera.
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