Una larga fila de comensales se había formado en el restaurante Thai Food Huntly, en Nueva Zelanda el 9 de octubre. Las mesas estaban llenas, pero nadie parecía estar acomodando a los clientes o limpiando las mesas. Un aire de frustración llenó la entrada principal del restaurante.
Eso fue hasta que una cliente se asomó a la cocina, buscando a un miembro del personal. Lo que vio la dejó asombrada.
El chef estaba solo en la cocina, su personal no se encontraba en ningún lugar, y se quedó dirigiendo todo el restaurante él solo. Debido a una emergencia familiar del personal, no había nadie atendiendo a los clientes, tomando pedidos o limpiando mesas.
De hecho, ese mismo día, el restaurante había publicado sobre la situación en las redes sociales, pidiendo a los clientes que los apoyaran mientras trabajaban en la situación.
«Pedimos disculpas por las molestias de hoy», escribieron. «Todo nuestro personal, excepto el chef, no pudo venir hoy debido a una emergencia familiar. Así que, por el momento, es solo un hombre para todos los trabajos. Estamos haciendo todo lo posible para llegar a su pedido lo más rápido posible, por favor, resista».
Entonces, en un momento de empatía colectiva por el chef, la frustración de los clientes se desvaneció, e incluso empezaron a ayudar.
La mujer que estaba al frente de la fila se dio vuelta y empezó a atender mesas en vez de esperar a que alguien tomara su pedido.
Otras personas siguieron el ejemplo; una le preguntó al chef si podía trabajar en la caja registradora, y otra se encargó de lavar los platos.
Pronto, el restaurante se llenó de un espíritu de camaradería y buena voluntad, y los clientes felices se sentaron una vez más.
Inspirada por esta maravillosa escena, la clienta Emily Puhi publicó una foto tomada esa noche en Facebook, con la descripción:
«Pudimos sentir fácilmente el sentido de comunidad en todo el lugar. El ceño fruncido se convirtió en una sonrisa y la espera malhumorada se convirtió en una espera paciente. Fue hermoso ser testigo. Qué lugar tan impresionante para vivir».
Puhi le dijo al NZ Herald que se había sentido aliviada al ver a la gente saltando para ayudar.
«Estaba pensando en cómo el chef será capaz de hacer todo solo. Por suerte, alguien de la tienda vecina preguntó si el chef necesitaba ayuda. Antes de que nos diéramos cuenta, un par de personas más se metieron en el asunto», dijo.
El personal de Thai Food Huntly añadió: «Tenemos grandes clientes y estamos orgullosos de nuestra comunidad». «Incluso alguien se quedó para ayudarnos a cerrar al final de la noche».
El posteo de Facebook de Puhi obtuvo más de 1000 visitas, mientras que casi 500 usuarios lo compartieron.
Una mujer escribió: «Mis ojos se llenaron de lágrimas al leer esta historia… es tan maravilloso ver a la gente cuidando de los demás en vez de destruirse unos a otros».
«¿Necesita trabajadores?», preguntó un ciudadano preocupado.
«¡Ahora está ocurriendo esto!» escribió un comentarista. » ¡Ve a conseguir el trabajo!».
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