En las calles de Cali, Colombia, un vínculo especial ha tomado forma sobre dos ruedas. David Guzmán Bastidas encontró la manera perfecta de combinar sus dos grandes pasiones: montar su motocicleta Harley Davidson y compartir aventuras con su inseparable compañero Max, un golden retriever.
Porque para Guzmán, tener a Max a su lado no es una simple opción, es una necesidad. «A Max le gusta lo que a mí me gusta», le dijo el Sr. Guzmán a The Epoch Times. «Ir a los ríos, comer hamburguesas, disfrutar de un helado de coco y dormir. Pero sobre todo, salir a rodar y sentir los buenos vientos».
Y para hacer realidad ese sueño de libertad compartida, este amoroso dueño adaptó un «sidecar» a su moto, un vehículo de una rueda enganchado al suyo, creando un espacio seguro y cómodo para que su «mejor amigo» lo acompañe en cada trayecto.
Pero viajar con una mascota requiere preparación y precauciones. Antes de subir a bordo, Guzmán se asegura de que Max haya comido y evacuado. Luego viene el equipo de protección: casco, lentes, chaqueta para el frío, un termo con agua fresca y, por supuesto, el indispensable cinturón de seguridad. Nada se deja al azar cuando se trata de rodar con su copiloto peludo.
«Es importante hacer paradas para que el perro estire sus patas y pueda disfrutar más del viaje», explica el Sr. Guzmán. En la ciudad, Max disfruta de velocidades entre 40 y 60 km/h, mientras que en carretera pueden alcanzar los 80 km/h, siempre respetando los límites y protocolos.
Porque para este motociclista responsable y amante de los animales, la seguridad de Max es primordial. «Hasta que no hayamos amado a un animal, una parte de nuestras vidas permanecerá dormida», filosofa con profundidad.
Video cortesía de David Guzmán Bastidas
Y es precisamente ese amor incondicional el que ha convertido a esta peculiar pareja en toda una sensación viral. A través de su cuenta @Dogsidecar en redes sociales, Guzmán comparte tiernas imágenes y videos de sus aventuras al lado de Max, cautivando corazones en todo el mundo.
Como aquella vez que una seguidora le confesó que ver a Max la ayudó a sobrellevar un episodio de ansiedad. «Es por esto que son excelentes terapeutas. Con ellos no existe la depresión, la ansiedad o la soledad. Son amigos fieles, leales, amorosos y no conocen la rabia», reflexiona Guzmán.
Porque en el fondo, esa es la verdadera esencia de su vínculo con Max: una amistad pura e incondicional. Una conexión que les permite disfrutar juntos de las pequeñas alegrías de la vida, como rodar libremente por la carretera con el viento acariciando sus rostros.
«Max es un perro alegre, amigable, le gusta robar cámaras y sobre todo sonrisas. Es un perro que se deja querer por todos», describe su orgulloso dueño con ternura. Y es precisamente esa capacidad de generar felicidad lo que los ha convertido en un fenómeno viral sin proponérselo.
«Nuestro plan no era ser viral, sino disfrutar de los buenos vientos», le dijo Guzmán a un medio local. Pero al final, ¿qué mayor regalo que inspirar sonrisas y recordarnos el poder sanador del amor incondicional de una mascota?
Porque tener un perro o un gato «no es un juguete», advierte con sabiduría. «Es una gran responsabilidad y una excelente compañía para los niños, que conlleva a una responsabilidad mutua».
Una lección que este dueño ejemplar pone en práctica cada vez que se sube a su moto con Max, demostrando que el verdadero camino a la felicidad se recorre lado a lado con aquellos a quienes amamos.
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