Él fue abandonado a su suerte, pero el destino quiso que deambulando encontrara a una persona caritativa que lo catapultó como uno de los famosos perritos dedicados al recate de personas afectadas por los sismos. Este simpático y juguetón mestizo se llama “Hueso” y fue rescatado en la Ciudad de México cuando era un cachorro.
Hueso fue abandonado en la Basílica de Guadalupe y después de varios días de vagar llegó al puesto de la Cruz Roja, donde Javier Sotomayor lo acogió y lo entrenó para ser un perrito rescatista.
«Lo adoptamos en diciembre de 2010 en la Basílica de Guadalupe; llegó perdido al puesto y gracias al programa, aprendió el oficio de rescatista», afirmó su manejador y voluntario Javier Sotomayor Hernández a Proceso.
«Y aunque es alegre, juguetón y distraído; y de repente lo envuelve la inquietud (probablemente por haber sido callejero), se ha preparado muy bien», agrega Javier.
Actualmente, Hueso, que tiene aproximadamente nueve años de edad, es un perrito muy ocupado y dedicado a su oficio. Él es parte del Voluntariado Canino en Emergencias, también es miembro del Programa de Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM y del grupo de rescate acuático de la Cruz Roja Mexicana, también es perro de asistencia en un asilo de ancianos y en una casa hogar.
Además participó en la explosión de PEMEX, en un par de búsquedas en el volcán y en las brigadas posteriores al sismo de ciudad de México el 19 de setiembre de 2017.
Hueso asiste a los rescates con un peto que lleva la insignia de la Cruz Roja Mexicana. En su jaula tiene una cédula de identificación que lo denomina como “voluntario”.
Desde que el equipo de manejadores lo encontró, este perrito ha aprendido el oficio de rescatista. Hueso, forma parte de un grupo de perros rescatistas «Gala», «Baco» y «Cairo», tres pastores belgas malinois; además de «Geri», pastor belga groenendael y «Mina», de la raza labrador son los otros cinco perros rescatistas que junto con sus manejadores integrantes del programa de la UNAM, participaron como binomios en las labores de rescate después del terremoto.
Sus manejadores son alumnos de la universidad que también prestan servicio como voluntarios del programa de rescate, así como otros voluntarios que forman parte del personal de dicha casa de estudios.
Es increíble ver cómo la vida le otorgó a «Hueso» la oportunidad de devolver el favor que una vez alguien más le hizo al rescatarlo del abandono. Ahora, en retribución, apoya en el rescate de personas en peligro.
Después de la famosa Frida, hoy sabemos que muchos más perros rescatistas están haciendo una gran labor convirtiéndose en los héroes del día. «Hueso» es otro ejemplo digno de reconocimiento y admiración.
¡Mira aquí a Hueso en acción!
No puedes dejar de ver la sorpresa que le tiene reservada este hombre a su esposa ¡Es increíble!
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