En la cultura popular es bien conocido «el caballero de la noche», Batman, pero no todos tienen referencia de que en la América central de hace mas de 2000 años ya se sabía de un ser con forma humana con cabeza de murciélago.
Pasaron ya 80 años desde que apareció el superhéroe de DC Comics Batman, y este año los fanáticos del caballero de la noche se mantuvieron atentos ante el anuncio de la nueva producción y, por supuesto, de su nuevo actor. En mayo pasado se despejó la duda y se dio a conocer que el actor Robert Pattinson de la saga Crepúsculo dará vida al superhéroe, publicó Forbes.
Pero pocos saben la historia que cuenta de una criatura antropomorfa de murciélago que habitaba en cuevas de la América precolombina, y que lejos de ser un héroe y procurar la justicia, era un símbolo de temor. Salido del inframundo, Camazotz es una deidad prehispánica bien conocida en el panteón mesoamericano.
Su origen se remonta al menos 500 a. C. y prueba de ello son las esculturas labradas en piedra, urnas de cerámica, pinturas y códices. La palabra Camazotz significa murciélago-muerte, según la revista Arqueología Mexicana.
Asociado con la noche y la oscuridad, existen aproximadamente 1100 especies de murciélagos, de los cuales algunos se alimentan comúnmente de pequeños insectos, otro grupo se inclina por frutas y polen de flores, y solo tres especies se alimentan de sangre, estos últimos justamente viven en América Central y América del Sur, siendo el más nombrado el Desmodus Rotundus, conocido como vampiro común.
En el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, característico por su contenido tanto histórico como mitológico, describe una cueva llamada Zotzilaha donde habitaba Camazotz, un ser con cuerpo muy semejante a un humano pero con cabeza de murciélago.
Camazotz habría bajado del cielo para eliminar a los humanos de madera creados en un tercer intento por los dioses, pues aquellos no tenían sentimientos y al no ser capaces de venerar a los dioses, eran castigados por su soberbia, según otro artículo de Arqueología Mexicana dedicado al libro maya.
Aunque se cree que el murciélago Desmodus Rotundus —vampiro común— inspiró a Camazotz, existe también otra versión que habla de un vampiro gigante que se extinguió en el Pleistoceno entre 2,6 millones de años y 10 mil a.C.
Para dar credibilidad a esta versión, en 1988 fue descubierto un fósil de murciélago vampiro en Monagas, Venezuela. Se denominó Desmodus Draculae, y comúnmente se le conoce como vampiro gigante, por ser 25 por ciento más grande que el vampiro actual, informó Ancient Origins.
Y en pleno siglo XX, en 1947, también se registraron avistamientos de figuras semejantes a murciélagos gigantes o pterosaurios. También en la década de los 50 una pareja brasileña reportó haber encontrado una «criatura parecida a un murciélago», en el territorio donde se habían desenterrado fósiles de Desmodus Draculae en Brasil.
Ya para la época contemporánea, en 2014 Warner Bros Entertainment y el Museo Mexicano de Diseño lanzaron la convocatoria “BATMAN A TRAVÉS DE LA CREATIVIDAD MEXICANA”, para festejar el 75 aniversario de la aparición del llamado «caballero de la noche». El objetivo era crear esculturas de fibra de vidrio inspiradas en el súper héroe.
El artista mexicano Christian Pacheco presentó una pieza representativa de Camazotz que fascinó al público. En la descripción en su página oficial, el artista comenta:
«El dios murciélago de la cultura maya CAMAZOTZ es asociado con la noche y el inframundo fue el punto de partida para la pieza realizada, los colores y las formas de la decoración están inspiradas en los braceros de cerámica encontrados en el templo de la cruz foliada en las ruinas arqueológicas de Palenque, generando una pieza que rinde tributo a nuestro pasado prehispánico».
Es posible que uno o varios encuentros entre los habitantes mesoamericanos y el Desmodus Draculae hayan motivado diversas historias de las que ahora hay registro en libros antiguos como el Popol Vuh, y en manifestaciones artísticas de gran parte de los pueblos prehispánicos de la antigua América.
Afortunadamente la historia antigua está en continua revisión y actualización de sí misma gracias al trabajo de los arqueólogos, antropólogos e historiadores, así que es posible seguir ampliando o rectificando lo que hasta ahora conocemos de manera oficial por las ciencias sociales.
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