Un cuervo silvestre que se hizo amigo de una profesora en su terraza ahora la visita con regularidad, disfruta la comida, los acertijos y juegos cada vez más complejos dispuestos por su amiga. A la inteligente ave le gustan tanto sus visitas que incluso lleva a su familia.
La alemana Alexandra Rösch, de 53 años, vive en las afueras de Berlín. Kräri, un cuervo encapuchado macho, la visita con su compañera, Kruu, desde hace unos cinco años.
«Él me encontró, por así decirlo», dijo Alexandra a The Epoch Times. «Tiene una personalidad curiosa, valiente y divertida. Puede ser travieso y es un amigo leal para mí».
Alexandra explicó que las visitas empezaron cuando puso maní en la terraza durante el invierno y un numeroso grupo de cuervos y arrendajos se acercó. Sin embargo, con el paso del tiempo, se dio cuenta que solo había dos cuervos que la visitaban diariamente y se sentaban en el árbol detrás de su casa, observándola.
La profesora, que también se dedica a instruir sobre el cuidado de la naturaleza, se dio cuenta al poco tiempo que a Kräri le gustaban los juegos, así que empezó a esconderle comida para hacer sus encuentros más entretenidos.
«Quería ver qué sucedía, cómo reaccionaba», dijo. » Sus reacciones me parecieron interesantes, sobre todo con cosas que no conocía. Por ejemplo, saltaba de un lado a otro cuando se acercaba a una cosa extraña, pero nunca se rendía. Eso me impresionó».
Hasta la fecha, Kräri casi siempre gana su premio.
«A veces tarda un poco más», dijo Alexandra; «pierde los nervios y se aleja, pero vuelve después de un rato. Si no funciona y se siente frustrado, a veces lo agarra todo y sale volando con él, así que tengo que tener cuidado con lo que le ofrezco».
En 2018, Kräri y Kruu tuvieron cuatro polluelos y los llevaron a visitar la terraza de Alexandra. Al verlos, ella se apiadó de los hambrientos pichones y comenzó a alimentarlos a todos. Hoy en día, el polluelo Kami sigue visitando a sus padres varias veces al día, aunque el severo padre Kräri continúa en la cima de la jerarquía.
Alexandra alimenta a los tres con una mezcla de huevos, gusanos de la harina, fruta, maní, carne, pescado, restos de comida y diferentes tipos de comida húmeda y seca para gatos, la mayoría de las mañanas o las tardes. Los fines de semana, observa a sus amigos emplumados buscando comida o simplemente pasando un rato en su terraza.
Al principio, envolvía pequeños trozos de comida en papel o los escondía en la terraza, y luego puso maní en pequeños frascos de agua con tapas y otros obstáculos encima. Cuando Kräri los dominó todos, Alexandra preparó juegos de conchas y juegos de inteligencia diseñados para perros y gatos.
A medida que el inteligente cuervo resolvía los acertijos, Alexandra los filmaba. Cuando notó que las fotos y los videos que había compartido «saturaron» su página privada de Instagram, creó una nueva cuenta dedicada a Kräri.
(Cortesía de Alexandra Rösch y Kräri The Crow)
Kruu y Kami también prueban la comida y los rompecabezas y quedan registrados por la cámara.
«Quise compartirlos con la gente que encuentra a estas aves tan fascinantes como yo», dijo Alexandra a The Epoch Times. «Recibo correos electrónicos de personas de todo el mundo contándome sus experiencias con los cuervos y envían fotos; la gente ha conectado con las personalidades de Kräri y los integrantes de su familia y disfruta observándolos».
(Cortesía de Alexandra Rösch y Kräri The Crow)
Alexandra sabía poco sobre los cuervos antes de conocer a sus amigos emplumados. Hoy en día, admira a estas criaturas juguetonas y sociales por su ingenio y su asombrosa capacidad de adaptación.
«La familia hace parte de una estructura social más amplia; tienen un complejo sistema de comunicación de sonidos y movimientos demostrativos del cuerpo y las plumas», observó. «Pueden establecer relaciones entre especies de todo tipo, y las relaciones que establecen duran toda la vida».
Alexandra también ha aprendido que las parejas de cuervos comparten un vínculo afectivo y suelen ser buenos padres, que vigilan a sus crías con mucha atención.
También añadió que en casi todos los lugares en los que vivimos hay cuervos, y que a menudo son muy tímidos, por lo que usualmente no nos fijarnos en ellos y solo escuchamos su áspero canto de cuervo. Sin embargo, Alexandra explicó que cada una de estas aves tiene una personalidad única.
«Puedo decir por experiencia que es maravilloso tener amigos silvestres; su libertad enriquece enormemente mi vida», aseguró Alexandra.
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