El mundo ha visto la destrucción del hábitat de los bosques naturales en las últimas décadas como ninguna otra época de la historia de la humanidad. Algunas naciones aún no han abordado este asunto ambiental crucial por todo tipo de razones, mientras que otras lo han hecho, y con historias de éxito alentadoras para demostrarlo. Tailandia es un ejemplo de esto último.
El gobierno de Tailandia anunció que en 2019 planeaba poner a prueba un nuevo proyecto para «bombardear» su propio país, volando aviones militares sobre áreas que necesitan árboles y bombardeando el paisaje con una carga fértil.
Aunque la mayoría de los aviones bombarderos están asociados con tiempos de guerra, estas aeronaves en particular tendrán una misión muy diferente: estarán «bombardeando» el área, lanzando cientos de miles de semillas de árboles autóctonos de la región para comenzar a acelerar sus esfuerzos de reforestación.
Mira una demostración de esta innovadora solución medioambiental:
El concepto de «bombardeo de semillas» fue desarrollado por un agricultor y filósofo japonés llamado Masanobu Fukuoka. La práctica, que inicialmente se hacía a mano, consiste en crear «bolas de semillas» de tierra con grandes cantidades de semillas que luego pueden ser lanzadas en una nueva área para plantar e introducir rápidamente una especie de vegetación.
Las bolas de semillas se han utilizado en la «agricultura de guerrilla» desde mucho antes de que el gobierno de Tailandia decidiera que era hora de empezar a tomar medidas agresivas para salvar sus bosques.
Se pueden utilizar para propagar un crecimiento muy rápidamente y plantarlo en grandes áreas con poco esfuerzo, y aunque es contra la ley hacer esto a un negocio desprevenido o a sus vecinos, es una buena manera de que los países repueblen áreas que han sido despojadas de su vegetación.
Los aviones se incorporaron a la lista cuando los ecologistas se dieron cuenta de que la estrategia militar puede ser la mejor manera de combatir la destrucción ambiental —como lo fue en áreas como Hawái en la década de 1930 para repoblar las áreas de bosques destruidas por los incendios forestales, para ayudar a que la vegetación vuelvan a crecer.
El gobierno de Tailandia pasará el próximo año monitoreando desde el cielo las áreas bombardeadas con semillas para ver qué tan bien están arraigando los árboles y reevaluará cada año para atender sus necesidades adecuadamente.
Si el programa tiene éxito, podría servir de modelo para otras naciones que necesitan con urgencia algunas tendencias de reversión con respecto a la deforestación; regiones como Indonesia, la Amazonía y África Oriental podrían utilizar la asistencia para ayudar a repoblar los bosques que han sido tan severamente exterminados en los últimos años.
En Tailandia, la deforestación masiva de mediados del siglo XX dejó a la nación enfrentada a una masa terrestre que a principios del decenio de 1970 solo estaba cubierta de árboles en un 25 por ciento, en comparación con más del 60 por ciento en las primeras décadas del siglo XX.
La nación sabía que tenía que tomar medidas inmediatas para frenar la dañina destrucción de sus bosques, pero con millones de árboles que aún necesitan ser reemplazados en los próximos años, han llevado sus esfuerzos, literalmente, a otro nivel.
Para una nación que necesitaba con urgencia intensificar y reforestar las áreas que fueron limpiadas hace décadas, esto es una prueba de que una nación puede fortalecer sus esfuerzos a escala militar para lograr un impacto a gran escala.
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