Lisa Anne, de la ciudad australiana de Brisbane, lleva más de 30 años cortando el cabello. Sin embargo, la peluquería se volvió una verdadera pasión desde que ayuda a «niños especiales», como ella los llama, es decir, a los niños que tienen autismo.
Esa pasión comenzó con un niño autista de 10 años llamado Jordie Rowland, cuyos padres lo llevaron a la peluquería donde Lisa Anne trabajaba en ese entonces.
El joven, que no habla, era renuente incluso a poner un pie en el salón de belleza. De hecho, una vez que entró, de inmediato intentó correr hacia la puerta. Durante esa primera visita, Lisa Anne no pudo cortarle el cabello a Jordie.
Sin embargo, hizo un gran esfuerzo para ayudar a Jordie a sentirse cómodo en el nuevo ambiente. Caminó por el local con él e incluso se acostó en el suelo con él. Cuando el niño estuvo más relajado, se las arregló para darle algunos recortes mientras estaba distraído, pero se detuvo de inmediato cuando vio que Jordie comenzaba a ponerse nervioso.
En lugar de preocuparse por el obstáculo, examinó el asunto con compasión y se encargó de ayudar a la familia.
«Sentí que había fracasado y eso me hizo querer hacerlo mejor», recordó. «Me hizo querer aprender más sobre el autismo y así poder conectarme con él y disipar su miedo».
Lisa Anne no quería defraudar a Jordie ni a sus padres; después de todo, los niños autistas también necesitan un corte de cabello.
Por lo tanto, los animó a que volvieran cada dos semanas la hora de cerrar y sin preocuparse por los costos, con la esperanza que Jordie se acostumbre a ella y al salón.
Sin embargo, no sirvió de nada. Incluso fue a su casa para tratar de cortarle el cabello y tampoco funcionó.
Finalmente, el jefe de Lisa Anne se hartó que dejara entrar a los clientes después de las horas de trabajo, lo que impulsó a Lisa a renunciar y abrir su propia peluquería que llamó “Celtic Barber Rothwell Central”.
Atender a niños autistas se convirtió en una pasión para Lisa Anne y se corrió la voz sobre su compromiso. Jordie seguía apareciendo cada dos semanas y durante ocho meses sus esfuerzos infructuosos continuaron. Entonces, un día, sucedió.
Lisa Anne comenzó a cantar «Wheels On The Bus» para calmarlo y Jordie de inmediato se quedó absorto. Ella siguió cantando y el chico le permitió completar su primer corte de pelo.
«Las lágrimas rodaban por mi cara», dijo Lisa Anne. «Su madre lloraba, su padre lloraba, todos lloramos». Habían pasado dos años desde que Jordie puso un pie por primera vez en su lugar de trabajo y por fin, logro su cometido.
A la semana siguiente, todo cambió. Ella hizo que uno de sus empleados grabara un video mientras cantaba y completó otro corte de cabello para Jordie.
Desde entonces, Lisa Anne ha ganado una gran cantidad de “clientes especiales” y capacitó a su personal para atender sus necesidades.
“Para mí, hacer conexiones con las personas, es la piedra angular de una peluquería”, dijo Lisa Anne. “Si te conectas con las personas, tu negocio sobrevivirá en el tiempo”.
¡Bebé saluda a mamá y a papá en el ultrasonido!
¿Te gustó este artículo? Entonces, te pedimos un pequeño favor. Compártelo en tus redes sociales, apoya al periodismo independiente y contribuye a que tus amigos se enteren de las noticias, información e historias más interesantes. Tardarás menos de un minuto. ¡Muchas gracias!
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.