A una madre cuyo hijo cabía en la mano tras nacer le dijeron que «no sobreviviría». Pero ahora está en casa y prosperando tras 181 días en el hospital.
Krysten Risbon, de 22 años y natural de Altoona, Pensilvania, entró en labor de parto con 23 semanas y seis días, 16 semanas antes de lo previsto, y dio a luz al bebé Zaylan Reed, que pesó apenas 1 libra y 6 onzas (aprox. 0.62 kilogramos). Zaylan tenía un agujero en el corazón y pasó los meses siguientes con y sin oxígeno. Pero por fin está en casa, y la Sra. Risbon, inspirada por los cuidados que recibió, estudia ahora para ser enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).
«Nos dijeron que probablemente no sobreviviría», explica Risbon. «Es un pequeño luchador. Es un milagro».
La Sra. Risbon y su pareja, Janerio Reed, de 20 años, estaban encantados cuando se enteraron de que esperaban su primer hijo en agosto de 2022. Cuando empezó a sangrar a las 23 semanas y seis días y acudió al hospital, los médicos supusieron que se trataba de una infección por hongos y la enviaron a casa con medicación.
«Al instante empecé a sentir más dolor», cuenta la Sra. Risbon. «Estuve despierta toda la noche gritando».
La pareja volvió al hospital cuando el dolor no remitió y los médicos descubrieron que tenía 4 centímetros de dilatación. «Me dijeron: ‘Vas a tener a este bebé hoy. Lo más probable es que no sobreviva'», explica. «Me eché a llorar».
La Sra. Risbon fue trasladada en helicóptero al hospital UPMC Magee-Womens, que cuenta con equipo especializado en bebés diminutos.
«Daba miedo. No paraba de pensar: ‘Por favor, llévenos allí'», dijo Risbon. «Nadie podía acompañarme. Sentía que todo iba a salir bien».
La Sra. Risbon recibió esteroides para ayudar a los pulmones del bebé, y los médicos pudieron retrasar el parto otros dos días, hasta el 23 de diciembre de 2022. El Sr. Reed cortó el cordón umbilical antes de que se llevaran a su hijo a la unidad neonatal.
«Cuando lo bajaron, me asusté mucho», cuenta la Sra. Risbon. «Era tan pequeño que cabía en la palma de mi mano».
Zaylan nació con un agujero en el corazón. También desarrolló retinopatía del prematuro, una enfermedad ocular que puede aparecer cuando los bebés nacen prematuramente, y tuvo que ser operado para mejorar su vista.
Tras meses de hospitalización, Zaylan fue alimentado por sonda y pudo volver a casa el 21 de junio de 2023.
«Es irreal tenerlo en casa», dijo la Sra. Risbon. «Es una locura. No puedo creer lo pequeño que era.
«Me agarraba el dedo con toda la mano. Era del tamaño de la huella del pulgar de su pie. Es bastante gracioso. Es un gruñón, me mira de reojo. Sonríe y se ríe todo el tiempo».
La Sra. Risbon empezará sus estudios de enfermería en otoño en el Mount Aloysius College.
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