Una campaña de suministro vitales para las familias necesitadas de Minneapolis consiguió un enorme apoyo de la comunidad después de que los disturbios destruyeran muchas tiendas de la zona.
Durante el último fin de semana de mayo de 2020, varias tiendas de comestibles y servicios se vieron obligadas a cerrar tras los disturbios provocados por la muerte de George Floyd. Como resultado, muchos residentes locales, incluyendo las familias de los estudiantes de la Escuela Secundaria de Sanford, sufrieron restricciones al acceso de alimentos y suministros esenciales.
Según Good Morning America, los disturbios destruyeron todas las tiendas de comestibles a poca distancia de la escuela.
La directora de la escuela, Amy Nelson, fue contactada por un padre preocupado con la esperanza de organizar una colecta de alimentos. Después de que Nelson hiciera un llamado en las redes sociales, la respuesta de la comunidad fue nada menos que arrolladora.
«Aldi, Target, Cub, todos fueron quemados y saqueados», dijo Nelson a Today. «Lo mismo con Walgreens y CVS. No hay ningún lugar donde comprar comida, pañales o champú.»
La petición inicial de Nelson fue de suficientes donaciones para hacer 85 kits de alimentos para las familias locales. La escuela, cerrada como medida de precaución debido a la pandemia en curso, fue el lugar de la entrega el 31 de mayo.
«Creo que la gente estaba buscando algo que hacer», explicó Nelson. «Tuvimos un sinnúmero de personas que vinieron en coche. Estaban en una tienda de comestibles a 25 millas de distancia y la gente allí estaba comprando de nuestra misma lista de comestibles».
Incluso antes de que el domingo por la mañana se iniciara la entrega de donaciones, las donaciones ya habían llenado la acera, superando con creces las expectativas de Nelson. Con los suministros vitales acumulándose a la velocidad del rayo, Nelson tuvo una brillante idea; se puso en contacto con el banco de alimentos local sin fines de lucro, The Sheridan Story, y les dijo que había bolsas de sobra.
«Empezamos en el estacionamiento y luego cubrimos cada centímetro cuadrado de césped», dijo Nelson. «Se congestionó tanto que enviamos un camión a un parque cercano. La gente esperó más de una hora para dejar comida, algunos empezaron a dejar comida en la avenida».
Rob Williams, fundador de The Sheridan Story, compartió fotos de la abrumadora cantidad de suministros vitales en Instagram. «A medida que nos acercamos a terminar el día, pero ciertamente no nuestro trabajo, nuestras palabras son pocas y llenas de amor», escribió, «la efusión de apoyo comunitario que experimentamos hoy fue… ¡simplemente hermosa!».
Varios padres y alumnos de la escuela intermedia Sanford se ofrecieron para clasificar y distribuir las donaciones, informó CNN. Para el toque de queda en la víspera del 31 de mayo, los voluntarios seguían clasificando comestibles.
Al día siguiente, The Sheridan Story publicó una actualización en los medios sociales. «Ayer fue la mayor colecta de alimentos que hemos visto(…)y quizás una de las más grandes en Minnesota».
La comunidad se reunió, formando una línea «de aproximadamente 14 cuadras de largo», proporcionando un total de unos «18 semicamiones de comida», escribieron. Planeaban continuar distribuyendo suministros de alimentos con los que las familias puedan contar mientras la comunidad se restablece.
Williams, quien describió la entrega de la donación como un «día muy emotivo», dijo a Today que los suministros donados se destinarían a ayudar a los niños hambrientos de la zona. «El objetivo era, y es, llevar alimentos a aquellos barrios donde las tiendas de comestibles tuvieron que cerrar, donde se convirtió en un desierto de comida», dijo.
«La respuesta fue de personas de todos los orígenes, sirviendo a personas de todos los orígenes», continuó Williams. «Esto es lo que queremos que sea Minnesota». Los donantes llegaron desde tan lejos como Iowa, y las donaciones monetarias fueron enviadas desde tan lejos como Alemania.
Williams estimó que los suministros vitales reunidos por las donaciones ayudaron a unas 2000 familias locales. El exceso de artículos no perecederos, dijo, sería almacenado y distribuido en una fecha posterior.
«El agradecimiento era palpable», reflexionó Williams. «Esta zona se convirtió en un desierto de comida en 24 horas sin previo aviso y la gente realmente necesitaba esta comida inmediatamente. Había lágrimas por todas partes».
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