Todos los años prepara un pastel especial para él, con glaseado rojo en forma de corazón y lo decora con pequeñas puntadas negras.
Desde 2006, todos los años una mujer prepara un pastel para el cardiocirujano de su padre, el Dr. James Fingleton, para agradecerle por haberle salvado la vida.
La propietaria de la pastelería Mad Hatter Bakery, Audra Lalli, de 50 años, está muy agradecida de que su padre, Michael, de 80 años, aún esté con ella y pueda ayudarle con las tareas de su tienda en Newport.
Dice que él nunca se ha sentido mejor.
Hace quince años, Michael, que entonces tenía 65 años, estaba en buena forma, llevaba un estilo de vida activo, jugaba al golf y trabajaba en una funeraria; hasta que un día de julio de 2006 sintió dolores en el pecho.
«Me dijeron que todo estaba bien cuando fui con el primer médico», dijo Michael a The Epoch Times. «Y fui al campo de golf, jugué golf, pero esta vez tomé un carrito».
«Y al día siguiente me volvió a doler».
Al día siguiente, le dieron una noticia que cambió su mundo: necesitaría una operación de bypass cuádruple. El corazón de Michael no estaba dañado; solo tenía las arterias obstruidas.
¿La buena noticia? El cardiólogo de Michael le recomendó un gran cirujano que había realizado miles de intervenciones de este tipo y de quien todo el mundo hablaba bien, especialmente Michael.
«La forma en que se acercó, no fue como un negocio, fue como un amigo», dijo Michael. «Dijo: ‘Vas a estar bien’, y miró las radiografías, vieron todo lo que estaba sucediendo».
«Y me dijo: ‘Ok, vamos a hacerlo mañana'».
«Me sentí bien por eso, pero, un poco nervioso porque me iban a partir el pecho y a entrar».
Ante la angustia de la noche anterior a la operación, lo entretuvieron con una demostración animada en 3D de la cirugía, que realmente lo tranquilizó. Michael sabía que estaba en buenas manos.
Afortunadamente, la operación se desarrolló sin problemas.
Y desde entonces no ha tenido ningún dolor.
«Estoy en la mejor forma, como nunca había estado», dijo Michael. «Justo hasta la semana pasada, me retiré de mi trabajo en la funeraria Memorial».
Lo cual, añadió, fue «un buen entrenamiento».
Después de su recuperación, la hija de Michael decidió agradecer al Dr. Fingleton como mejor sabe hacerlo. Cada año, el 20 de julio desde hace 15 años, ella hornea un pastel que dice «Gracias Dr. Fingleton», que Michael entrega en mano en su oficina.
«Todos los años le doy las gracias, y no puedo agradecérselo lo suficiente», dice. «Es una gran persona, me salvó la vida».
Los pasteles varían ligeramente cada año, pero presentan el mismo motivo de corazón y puntadas. Para la tarta de este año, Audra cambió la decoración y preparó 20 pastelitos, cada uno con el número 15 del aniversario.
«Es como si fuéramos amigos, no es solo una relación médico-paciente», dijo Michael. «Es algo realmente amigable una vez al año».
El sentimiento es mutuo.
«Creo que es realmente extraordinario, y siempre lo llamo después», dijo el Dr. Fingleton a la NBC. «Significa mucho para mí, y siempre he pensado que es muy dulce que recuerde nuestros esfuerzos por ayudarlo».
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