El dueño de una vidriería, Cristalería Fonseca, en Centenario, ciudad de la provincia del Neuquén, en Argentina, decidió obsequiar un auto a su empleado, que caminaba todos los días 17 cuadras para ir hacia su trabajo.
Eduardo Fonseca, dueño de la Cristalería Fonseca, de 37 años, empezó a trabajar a los 13 años en una vidriería y en trabajos relacionados con materiales de la construcción. Pero decidió renunciar a su último empleo y abrió su propia vidriería. «Me largue solo. Tengo un oficio, lo conozco, lo sé hacer y me apasiona», comentó el generoso jefe a Rio Negro.
Franco «Fati» Núñez, de 27 años, empleado de Fonseca, debido a la falta de movilidad para ir a su trabajó comenzó a buscar un auto accesible en cuanto a precios, pero tuvo que dejar esa idea para invertir el dinero en la construcción de su casa.
El 23 de noviembre, Fonseca sorprendió a Núñez con un auto como agradecimiento por su gran desempeño los últimos cinco años: «Es un empleado muy laburador» dijo Fonseca.
Núñez es su empleado más antiguo y está con él desde el comienzo cuando el taller tenía piso de tierra y trabajaban con solo con dos planchas de vidrio relató Fonseca al mismo medio. Actualmente, el taller creció y se encuentra en pleno centro de Centenario.
Fonseca dijo que hace unos meses acompañó a Núñez a comprarse un auto, pero reconoció que hizo que desistiera de la idea. «Fuimos a ver un Renault 12 que estaba muy podrido, que no le andaba el motor, y yo le dije que no gaste plata en eso», relató.
Entonces, como Fonseca sabe que Núñez debe caminar todos los días 17 cuadras al trabajo quiso ayudarlo. «Me puse en campaña para ver si encontraba algo y encontré un Duna que no había que hacerle nada mecánico y con todos los papeles al día, listo para la transferencia», comentó Fonseca.
(Cortesía: Cristales Fonseca NG)
El jefe de Núñez pagó el vehículo y esa misma noche lo invitó a comer unos sándwiches para darle la gran sorpresa.
Cuando Núñez entró al taller que estaba a oscuras. “Sorpresa”, grita Eduardo mientras enciende la luz. Y antes de que su empleado pudiera preguntar algo, agrega: “Es tuyo”, de acuerdo a Infobae.
El empleado desconcertado mira el auto Duna Blanco y va hacia atrás del coche donde, sobre una cartulina naranja, podía leerse: “Premio a la lealtad, compromiso, responsabilidad y al amor que le pones a tu labor”.
Emocionado, el joven se agarra la cara para finalmente fundirse en un abrazo con su jefe. “No lo puedo creer. No lo puedo creer”, repetía y “Qué hermoso”, añade.
El resto de sus empleados, Ricardo y Gabriel, se alegraron por su compañero. «Tienen un acompañamiento hermoso. Todos lloraron de emoción», contó Fonseca a Rio Negro.
Núñez está feliz con su primer auto. “Le voy a estar eternamente agradecido. Todavía no conozco el mar, la idea era tener un coche para poder llevar a mis hijos a la playa. Ahora voy a poder lograrlo”, expresó el empleado modelo a Infobae.
“Mis otros compañeros me felicitaron. Es muy lindo trabajar en este ambiente. En otros laburos siempre estaba la envidia de por medio. Acá somos todos amigos. Nos ponemos felices por los logros de los demás”, agregó.
La cristalería es una gran familia. “La idea es que si yo progreso, ellos progresen conmigo”, reconoce Fonseca.
“Aunque Faty diga que el regalo se lo hice yo, para mí es al revés. Su emoción me llenó el alma. Me pone muy feliz que lo esté disfrutando de esta manera”, asegura el jefe de Núñez.
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