Cada día nos enfrentamos a múltiples decisiones. No supongas que estás añadiendo valor por pensar más tiempo en la toma de decisiones. Cuanto más pronto las tomes, más rápidamente obtendrás información del mundo real y podrás ajustar tu plan o adquirir experiencia para la próxima vez. A menudo, nuestro pensamiento «extra» es cavilación o procrastinación —tememos comprometernos con un plan y las perspectivas de fracaso.
Uno de los mayores errores que cometen las personas inteligentes es suponer que los conocimientos teóricos o abstractos son útiles en la mayoría de las situaciones. Sorprendentemente, no lo son, —al menos para muchas de las decisiones que debemos tomar en un día normal.
Consideremos estas dos decisiones —a tomar— como ejemplo:
1. Si comprar un lavaplatos básico o cambiar a uno de mayor calidad con la esperanza de que dure más.
2. Qué libro de la biblioteca leer a continuación.
En ambos casos, pensar en estas decisiones durante más de unos minutos es poco probable que produzca más perspicacias. Es posible que haya compromisos tanto si decides de una manera como de otra, y muchos de ellos son desconocidos en el momento en que se debe tomar la decisión. ¿Es el lavaplatos más caro más confiable? ¿Vale la pena el compromiso adicional de este libro más largo? ¡Es imposible saberlo!
Cultiva un sentido «intuitivo»
Al tomar decisiones y prestar atención a los resultados, desarrollarás un mejor sentido intuitivo de lo que valoras. Tal vez necesites comprar un par de lavaplatos baratos que no duren para finalmente hacer una actualización. Quizás tengas que empezar media docena de libros antes de encontrar uno que te encante.
En ambos casos, habrás adquirido conocimientos del mundo real que te ayudarán a afinar la toma de decisiones en el futuro. A veces, sin embargo, es imposible filtrar el caos de opciones. Te has gastado un dineral en un lavavajillas más bonito y no ha funcionado. ¿Y ahora qué? Bueno, así es la vida y la toma de decisiones y otra razón por la que no merece la pena volverse loco intentando optimizar la elección perfecta.
Tomar decisiones más rápido es más divertido, pero una decisión rápida también tiene otras ventajas. He perdido demasiado tiempo leyendo opiniones en Amazon o dándole vueltas a una decisión que tenía que tomar. Este estado de incertidumbre es estresante y te hace sentir menos capacitado. Tomar una decisión y mantenerla da una gran sensación, la cual es inmediata de valentía y ayuda a que puedas hacer que tu elección tenga más probabilidades de funcionar. Con el tiempo, tendrás instintos más refinados y te darás cuenta de que tus pensamientos iniciales eran a menudo tan buenos —si no mejores— que tus largas reflexiones sobre la mayoría de los temas.
Consejos para acelerar la toma de decisiones
Por todas estas razones, la persona inteligente media podría beneficiarse de tomar decisiones más rápidamente. Permíteme compartir algunos consejos para ayudarte a entrar en este nuevo estado mental:
1. Limita tus opciones desde el principio
Cuantas más opciones tengas, más abrumadora puede ser una decisión y menos satisfecho te sentirás con la que elijas. Un experimento de 2009 desarrolló una novedosa forma de probar esta teoría mostrando a determinados usuarios resultados de búsqueda con muchas más opciones. Como era de esperar, ese grupo se mostró menos satisfecho y confiado en sus selecciones. Un camino realista para tomar decisiones más rápidas es reducir las categorías de opciones por adelantado. Por ejemplo, en lugar de buscar un lugar para cenar fuera, hay que elegir una categoría, como comida mexicana, y mirar sólo esas opciones.
2. Deja de buscar en cuanto encuentres algo «suficientemente bueno»
Siguiendo con el ejemplo de elegir un restaurante, digamos que te decides por mexicano como categoría, abres la aplicación de tu elección e inmediatamente encuentras un restaurante mexicano de aspecto interesante con buenas críticas que no está demasiado lejos. Detente ahí. No sigas buscando una opción aún mejor. Porque lo cierto es que sin una recomendación personal, no haces más que adivinar qué te gustará más. Lo mejor es elegir una y probarla. Añadir más opciones sólo te ralentizará, pero lo que es peor, desvía tu disfrute y siembra la duda de que estás haciendo la mejor elección.
3. Enfoca las decisiones con una mentalidad experimental
Aplazamos las decisiones porque intentamos optimizar todas las variables que nos importan. Pero, al fin y al cabo, esto es el mundo real, y eso significa imprevisibilidad y sorpresas. A veces, los mejores recuerdos de la vida son los que superan nuestras expectativas, nos pillan desprevenidos o resultan ser algo distinto de lo que esperábamos. Tomar decisiones más rápido es una forma de abrazar esta posibilidad diciendo: «No sé lo que va a pasar, pero estoy deseando averiguarlo». Cuantas más decisiones tomes y cuanto más deprisa las tomes, más rápido aprenderás tus preferencias, mucho más pronto que a través de una introspección interminable.
4. Establece un límite si necesitas más tiempo
No voy a negar que, a veces, darle más vueltas a un problema puede ser útil. Pero te advierto que los beneficios disminuyen bruscamente cuanto más te demores. Por eso, te recomiendo que establezcas un límite de tiempo al principio. Puedes programar un temporizador de 10 minutos para sopesar los pros y los contras o darte de plazo hasta mañana a la misma hora para tomar una decisión. Otra forma podría ser hablar con un amigo sobre la elección y decidir inmediatamente después de esa conversación. En todos estos casos, te das más tiempo para pensar sin alargarlo indefinidamente.
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