The Epoch Times le presenta Historias Antiguas, un tesoro de tradiciones y moralejas de diferentes culturas alrededor del mundo. La siguiente historia es una de las muchas historias en video producidas por el canal Historias Antiguas en GanJingWorld.com, una plataforma global que ayuda a revitalizar las conexiones tradicionales. Esperamos que estas historias escogidas de sabiduría beneficien a nuestros lectores, tanto jóvenes como mayores.
La siguiente historia nos recuerda que a todos nos han creado con un propósito profundamente único, un propósito que nos llama a honrar “el don de la vida” que se nos ha otorgado. Y para lograr esto, todo lo que tenemos que hacer es intentar, en toda nuestra humildad, ser un poco más amorosos y un poco más indulgentes. Cuando seamos capaces de hacer esto, comenzaremos a ver este mismo viejo mundo de una manera completamente diferente. ¿Quieres intentarlo?
Esta historia trata de un Creador que creó personas y les dio palabras y una mente pensante para la comunicación. Los estableció en el fértil valle al pie de las montañas y les dio longevidad.
Comenzó a observar cómo aspiraban a desarrollarse. Pero después de que pasó algún tiempo, estas personas no se desarrollaron. No fueron más allá de la aldea, y no subieron a las montañas. Sus ojos no miraban al cielo ni miraban en sus corazones. Así, estas personas envejecieron.
El Creador decidió averiguar cuál era el problema. Entonces, se convirtió en hombre y vino a ellos como un viajero. Antes de la puesta del sol, la gente se reunió en la plaza para hablar con el viajero.
El viajero les describió una vida más allá del horizonte, y sugirió: “¿Quieren que los guíe allí, y verán cómo vive la gente en estos lugares?”
“Oh,” respondieron tristemente. “Es tarde; nos hemos vuelto viejos y cansados…”.
Entonces el viajero sugirió: “Deberían venir conmigo a las montañas para mirar el mundo desde la cima”.
“Oh,” suspiraron. “Es demasiado tarde, y no tenemos energía”.
El viajero entonces les dijo: “Miren el cielo, y les contaré sobre la vida en el Reino de los Cielos”.
Entonces respondieron de nuevo: “Es tarde; nuestras mentes no entenderán tu historia”.
El viajero se entristeció. Decidió animar a la gente. “Cantemos una canción”, dijo.
Él iba a cantar primero, pero luego la gente notó que el sol se había puesto. Dijeron: “Es tarde. Es hora de dormir”. Y todos fueron a sus chozas.
El viajero les gritó: “¡Gente! Cuando la vida es continua e infinita, nunca es demasiado tarde para ningún logro”.
Sin embargo, no regresaron.
Entonces el Creador se dijo a sí mismo: “Quitaré todas las palabras de limitación de la gente. Quitaré ‘tarde,’ ‘no,’ ‘imposible,’ ‘lejos,’ ‘alto,’ ‘difícil,’ y ‘no entiendo.’ Y colocaré en sus corazones la alegría de la infinidad.
“¡Quizás entonces, perciban mi Ley de que nada es tarde, porque no hay fin, solo hay un comienzo!”.
El Creador lo hizo y esperó la mañana: ¿Cambiará la gente e irán con el viajero a las montañas?
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