En algunos países, cuando la pobreza golpea, no es raro que los niños abandonen la escuela para ayudar a sus padres a ganarse la vida. Sin embargo, para dos hermanos filipinos, la pobreza no les impidió ser estudiantes de día y ser vendedores en la noche.
En diciembre de 2016, una historia de dos hermanos que estudiaban y vendían sampaguita, que también se conoce como jazmín filipino o jazmín árabe, se convirtió en viral en las redes sociales.
Marlon, de 11 años, y su hermano Melvin Mendoza de 9, venden flores de sampaguita en un puente peatonal de la ciudad filipina de Quezón, y lo hacen para ayudar a su madre a sobrevivir, ya que su padre está en la cárcel después de haber sido acusado de vender drogas.
La sampaguita de olor dulce es la flor nacional de las Filipinas y simboliza pureza, sencillez y humildad.
Mientras venden sampaguita hasta altas horas de la noche, los niños, que todavía llevan sus uniformes escolares, hacen su trabajo escolar al mismo tiempo, ya que no tienen tiempo para hacer sus tareas en un ambiente tranquilo en casa después de la escuela.
Para Marlon Mendoza, una pasarela sobre una de las carreteras más transitadas de la ciudad de Quezon, es un lugar tan bueno para estudiar como una mesa en casa, publicó Pinoy Journalist.
Los transeúntes nunca dejan de mirar al niño que termina su tarea mientras vende las sampaguitas. Los hermanos ganan alrededor 1 dólar, de los 5,90 que venden cada noche, reportó ABS-CBN News.
Según Rochelle, la madre de los niños de 37 años, los muchachos le pidieron ayudarla a vender las flores fragantes. “No los obligué a hacerlo o lo hice una obligación. Me aseguro de que estén a salvo y que no sufran daños”, dijo.
Marlon Mendoza, Sampaguita Vendor: https://t.co/2IFkTO0hUg via @YouTube
— Anjo Bagaoisan (ᜀᜈ᜔ᜇᜒᜌᜓ ᜊᜄᜏᜒᜐᜈ᜔) (@anjo_bagaoisan) December 1, 2016
Pero aunque Rochelle se preocupa por el bienestar de sus hijos, asegura que entiende los riesgos asociados con trabajar hasta altas horas de la noche, especialmente en el área notoriamente peligrosa en la que venden jazmín. Sin embargo, siente que no tiene muchas opciones, dadas sus duras circunstancias.
El Departamento de Bienestar Social y Desarrollo fue alertado sobre la difícil situación de la familia después que su historia se hiciera viral.
Lo más llamativo de esta historia, es que cuando los trabajadores sociales se ofrecieron a trasladar a la madre y a sus dos hijos a un refugio más estable, Rochelle se negó a hacerlo preocupada que se afecten los estudios de los niños al alejarse demasiado de la escuela a la que asisten actualmente.
A pesar de sus circunstancias actuales, los esmerados esfuerzos de Marlon rindieron sus frutos. Estaba entre los 10 primeros de su clase cuando estaba en cuarto grado y espera convertirse en contador en el futuro.
Mira su conmovedora historia en video:
Sus papás la invitan a cenar y le dan una gran sorpresa
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