Un empresario de Vancouver está transformando un objeto muy desechado —el palillo chino de bambú— en un modelo de negocio viable, fabricando soportes de pared, portavasos, utensilios de cocina, tableros de mesa y mucho más.
En una ciudad que tira a la basura cientos de miles de palillos chinos a la semana, Felix Böck, de 32 años, director general de ChopValue, vio una oportunidad de desarrollar un negocio.
Al principio, propuso varias ideas para reciclar diferentes tipos de residuos, como los materiales de construcción desechados. La idea no prosperó hasta que su ahora prometida le sugirió los palillos chinos.
Y así fue.
Desde 2016, este ciudadano de Vancouver le ha dado una segunda vida a más de 40 millones de palillos que, de otro modo, habrían terminado en los basureros.
Böck se asoció con unos 50 a 300 restaurantes en cada ciudad a la que ha llegado ChopValue, poniendo cajas de eliminación de palillos chinos, y recolectando (en Vancouver) más de 200 libras diarias de este utensilio económico.
Böck convirtió esto en un negocio rentable, fabricando adornos de moda y duraderos para las paredes de los restaurantes, repisas de forma hexagonal y otros muebles para el hogar, los mencionados posavasos y soportes de moda, con unas 50 líneas de productos.
Después de recolectar el material, inverosímilmente usado, se lleva a las «microfábricas», donde los palillos se lavan y clasifican, se sumergen en una solución de resina a base de agua para hacerlos libres de COV y se hornean durante cinco horas a 200 °C (392 °F) para eliminar todos los gérmenes.
Luego, los palillos se pesan con precisión y se prensan en una máquina hidráulica especialmente diseñada por el equipo de Böck, que aplica cientos de libras de presión para formar un «nuevo material de ingeniería uniforme», dijo Böck, la base de varios productos.
Aunque la empresa ChopValue parece rentable a nivel local, para hacerla escalable a nivel mundial tendría que adaptarse a comunidades diversas, aunque el potencial de una empresa de este tipo parece amplio.
«Nuestro primer paso es conseguir microfábricas en cada comunidad que tenga un potencial subutilizado de recursos urbanos para recolectar nuevos productos», dijo Böck a The Epoch Times. «Lo lograremos a través de los socios de franquicia adecuados que estén entusiasmados por crecer con nosotros».
«Solo entonces nos aseguraremos de crecer de forma sostenible en función de la disponibilidad de recursos y la demanda del mercado, que solo veremos crecer a partir de aquí».
Además de Canadá, ChopValues cuenta con microfábricas en Estados Unidos y Singapur, con 20 locales en desarrollo para la primavera de 2022.
Según Böck, «elegimos la franquicia como herramienta para hacer crecer nuestra marca y permitir a los propietarios de pequeños negocios, que conocen su propia comunidad local mucho mejor que nosotros desde lejos».
ChopValue ofrece un sector de negocio viable (y, sí, rentable) con amplias posibilidades de abastecerse de materiales económicos, al alcance de la mano, lo que, además de reducir los residuos, encaja tanto con el público hipster como con los negocios sostenibles.
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