Un médico nigeriano compartió recientemente la desgarradora historia de una niña recién nacida que fue encontrada tirada en un receptáculo de basura. Los agentes de policía escucharon a la bebé llorando y luego la descubrieron envuelta en bolsas de plástico y abandonada en una pila de basura bajo un cielo lluvioso.
El Dr. Bright Oris hizo una crónica de la trayectoria de la bebé desde el momento en que llegó a su Unidad de Cuidado Intensivo (UCIN) y el vínculo que rápidamente formó con su pequeña paciente.
«Hace menos de una hora un coche de policía entró en el hospital, ellos dijeron que encontraron en un basurero a una bebé llorando, así que decidieron llevarla al hospital en el baúl de su coche», compartió el Dr. Oris en una conversación en Twitter el 30 de mayo.
«Me encontré con un bebé en el baúl del coche envuelto en bolsas de plástico con el cordón umbilical todavía unido a la placenta», dijo el doctor Oris, quien llevó a la bebé con rapidez al ala de neonatología del hospital para que sea reanimada. Había estado lloviendo, explicó el médico y estaba «muy fría al tacto».
Las probabilidades estaban en su contra, pero a las pocas horas de entrar en la UCIN, el Dr. Oris declaró, «¡la niña es una luchadora!».
Un día después, el médico y la bebé habían desarrollado un vínculo tan fuerte que él estaba considerando en convertirse en su padre adoptivo. «Actualización: La niña está mucho mejor», publicó el médico en Twitter, junto a un conmovedor vídeo de la bebé siendo calmada por sus reconfortantes manos.
«Me he encargado de atenderla hasta que la dirección tome una decisión», añadió. «Espero que me dejen quedarme con ella (…)¿Quién y por qué querría alguien tirar a una niña tan hermosa?».
En respuesta, los seguidores del doctor comenzaron a responder con sugerencias de nombres. Un ciudadano sugirió Chimuanya, que significa «mi Dios no está dormido», o chisimdi, «Dios quiere de yo que esté aquí». Otro aventuró llamarla kpakpando, que significa «estrella», como el nombre perfecto.
Según la cuenta de Twitter del Dr. Oris, la niña gozaba de buena salud el 1 de junio, aunque las 48 horas que siguieron trajeron numerosas complicaciones, que finalmente resultaron negativas.
En las primeras horas de la mañana del 3 de junio, la bebé estaba vomitando sangre y se le puso oxígeno para ayudarla a respirar. El doctor incluso donó su propia sangre para una transfusión.
Sin embargo, trágicamente, a pesar de los cuidados de los expertos y del vínculo afectivo con su cuidador principal, la niña no era lo suficientemente fuerte para salir adelante. Falleció en la mañana del 3 de junio. Un devastado aspirante a padre compartió la noticia en una conversación de Twitter.
«Empezó con una transfusión de sangre,» escribió, «pero menos de una hora después, la niña dejó de respirar. Perdí a mi niña(…) está en un lugar mejor ahora. Este mundo no la merecía».
Las noticias acumularon un enorme apoyo de los seguidores del Dr. Oris, cientos de los cuales dejaron comentarios elogiando al médico por el amor incondicional que le brindó a la niña durante su corta vida.
«Estoy feliz de que él le demostró que el mundo no es tan cruel», escribió un usuario de Internet.
«Lo siento mucho. Puedo imaginar lo mal que debe sentirse ahora mismo», escribió otro. «Gracias por mostrarle su amor genuino(…) Su sangre corrió por sus venas antes de que muriera. Puede que su alma inocente le de favores. Que descanse en paz».
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