Enfermera cura el enojo de un abuelito enfadado con una receta infalible

"Estamos enfermos del alma" y el amor puede curarla

Por The Epoch Times
08 de julio de 2024 5:27 PM Actualizado: 08 de julio de 2024 5:27 PM

En un mundo donde la atención médica a menudo se centra en los aspectos técnicos y clínicos, emerge una historia que nos recuerda el poder transformador del amor y la empatía en la sanación. Carol Campolim, una enfermera de São Paulo, Brasil, se ha convertido en un faro de esperanza y compasión, demostrando que a veces, el mejor medicamento es un corazón bondadoso.

Con más de 15 años de experiencia en su profesión, la Sra. Campolim ha llegado a una profunda conclusión: «El amor cura». Esta filosofía no es solo una frase bonita para ella, sino un principio que guía cada interacción con sus pacientes, como lo demuestra un conmovedor incidente ocurrido el 16 de febrero en la Unidad de Atención de Emergencia en Sorocaba.

En la quietud de la madrugada, alrededor de las 3:00 am, la Sra. Campolim escuchó una conversación que cambiaría el curso de su noche y la vida de un paciente. Un señor mayor, identificado como Carlos, discutía acaloradamente con su esposa porque no tenía sus lentes. «Estaba muy enojado», recuerda la enfermera. La frustración del hombre era palpable, y los intentos de su esposa por explicar la situación parecían inútiles.

En ese momento, la Sra. Campolim tuvo una idea brillante que demostraría cómo un simple acto de bondad puede transformar una situación tensa. «Le dije… ¡espera, te traeré unos lentes!», relató la enfermera en una publicación de Instagram que posteriormente se volvió viral.

Cortesía de Carol Campolim

Con creatividad y cariño, Campolim fabricó rápidamente unos lentes de papel. La escena que siguió fue tanto cómica como conmovedora:

«-Y ahora Carlos, ¿ves?
-¡Tengo que limpiarlos un poco, verdad!
Agarré una gasa y fingí que iba a limpiar los lentes.
-¿Y ahora Carlos?
-¡Ahhhhh, ahora puedo ver!».

Cortesía de Carol Campolim

Este gesto, aparentemente pequeño, logró lo que parecía imposible momentos antes: transformó el enojo de Carlos en una sonrisa sincera, iluminando no solo su rostro sino también el de su esposa. «¡Y así es como gané un amigo más!», exclamó la Sra. Campolim, evidenciando cómo estos momentos de conexión humana son el verdadero corazón de su trabajo.

Pero la historia no termina ahí. Conmovida por la experiencia y agradecida por haber podido hacer una diferencia, la Sra. Campolim decidió compartir la fotografía de Carlos con sus «hermosos lentes» en redes sociales. La imagen, acompañada de un breve relato, tocó el corazón de miles de personas en internet, volviéndose viral y recordándonos a todos el poder de la bondad.

Para Campolim, este enfoque compasivo no es algo nuevo, sino el resultado de una vida guiada por valores familiares profundamente arraigados. «Siempre miro al paciente como un ser humano antes que nada», le dijo la Sra. Campolim a The Epoch Times. «Y el ser humano necesita amor, atención y cuidados, sobre todo cuando está enfermo, debilitado, en una situación en la que siente dolor, miedo e inseguridad».

Su filosofía de cuidado va más allá de los procedimientos médicos estándar. La Sra. Campolim cree firmemente que «un abrazo, una conversación o un apretón de manos antes de algún procedimiento, o incluso una simple sonrisa» pueden marcar la diferencia incluso más que un medicamento. «El amor cura el alma», afirma, «y hoy en día estamos enfermos del alma».

Cortesía de Carol Campolim

La pandemia de COVID-19 reforzó aún más esta creencia. Campolim recuerda vívidamente los momentos difíciles: «Acompañé a pacientes que estaban totalmente inseguros, sin saber si sobrevivirían, pacientes que apenas podían respirar y que estaban solos, lejos de sus familias. ¡Solo nos tenían a nosotros todo el tiempo!».

En esos momentos críticos, ella entendió que su papel iba más allá de administrar medicamentos; se trataba de «calmarlos, intentar darles un poco de esperanza, e incluso llorar con ellos».

La historia de Carlos tuvo un hermoso epílogo. Después de que se viralizara, la Sra. Campolim sintió la responsabilidad de contactar a la familia. «Sentí la responsabilidad de ponerme en contacto con la familia, al fin y al cabo, la imagen de Carlos estaba apareciendo cada vez más, y me gustaría saber cómo se sentían en relación con esto», explicó.

La visita a la casa de Carlos fue un momento de pura alegría y gratitud. La familia la recibió con los brazos abiertos, demostrando que el impacto de su acto de bondad había trascendido las paredes del hospital. «Cuando Carlos llegó a la cocina, donde estábamos nosotros, ¡fue maravilloso!», recuerda Campolim. «Pude ver que está mucho mejor». La familia incluso había intentado llevarle un regalo al hospital, un gesto que conmovió profundamente a la enfermera.

Sin dudas, la Sra. Campolim ha demostrado que combinar el tratamiento médico con amor y empatía no solo mejora la experiencia del paciente, sino que también puede llevar a mejores resultados de salud.

«Fue en mi profesión donde aprendí que el amor realmente cura», concluyó Campolim, dejándonos un poderoso mensaje con su historia.


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