Una enfermera de casi 80 años de edad, quien trabajó más de 50 años ejerciendo su profesión y decidió permanecer laborando al frente durante la pandemia, desafortunadamente perdió la batalla contra COVID-19.
Betty Grier Gallagher, de 78 años de edad, trabajó durante más de 50 años como enfermera, se graduó de la escuela LPN en el Colegio Técnico Estatal Nunnelly y luego asistió a la Escuela de Enfermería del Hospital Sylacauga. Durante 43 años fue enfermera de Urgencias en el Centro Médico Coosa Valley de Alabama, informó el hospital en una publicación de Facebook.
La experimentada enfermera, mejor conocida como “Miss Betty” era realmente querida por todos aquellos que la conocieron. Lamentablemente falleció el 10 de enero, tras contagiarse del virus del PCCh, el coronavirus que ocasiona la enfermedad de COVID-19.
Gallagher perdió la batalla contra la enfermedad un día antes de su cumpleaños número 79, dentro de las instalaciones que prácticamente fueron como su segundo hogar y acompañada de todo el personal que era como su propia familia, informó CNN.
Aunque al iniciar la pandemia, muchos le recomendaron retirarse, la valiente mujer decidió continuar haciendo lo que mejor sabía hacer y permanecer en su deber, ayudando a otros cuando más la necesitaban.
Tras prácticamente pasar todo el año 2020 trabajando al frente de la pandemia, Gallagher comenzó a mostrar síntomas del virus después de Navidad.
Hasta los últimos días que laboró fue mentora de otras enfermeras y cuidó a sus pacientes con el amor y la compasión que la caracterizaban.
Según compartieron sus familiares y colegas, se preocupaba por sus pacientes de la misma forma en que lo hacía por sus colegas y familiares.
Uno de sus mejores amigos y compañeros de trabajo, el enfermero Chuck Terrel, señaló que casi todos en el hospital habían trabajado con ella, y que nunca pudo hacerla entender “cuánto la querían todos».
Su hijo, Carson Grier Jr. dijo al mismo medio que ella decidió continuar trabajando durante la pandemia porque simplemente “así es como era ella… esta era su vocación», además, era “su propósito en la vida y de esa manera fue como vivió cada día”.
Su supervisora y colega, Nikki Jo Hatten, explicó que ella era de las personas que se acercaba a sus compañeros mientras trabajaban para asegurarse de que estuvieran bien.
«Betty era del tipo que se preocupa por ti como enfermera tanto como se preocupa por un paciente», dijo Hatten.
Además explicó que se sabía el nombre de todos, incluyendo los de sus parejas, hijos y mascotas. También se caracterizaba por llevar comida para compartir y dar a aquellos que habían olvidado comer después de una árdua jornada de trabajo.
«Ella era la cura para un ataque de ansiedad», dijo Hatten.
Terrel compartió que incluso mientras estaba internada, durante la noche de fin de año, le pidió por mensaje que comprara una pizza con su tarjeta para todos los que estaban en turno ese día. “Incluso en esa situación ella pensaba en los demás”, dijo su mejor amigo en una entrevista con WVTM.
Si bien las restricciones y la “nueva normalidad” no permitió que Gallagher tuvieran un funeral presencial, que seguramente hubiera sido realmente concurrido, las redes sociales fueron el espacio donde muchos de aquellos que la conocieron pudieron conmemorarla y recordarla.
“Esta mujer nos enseñó a mí y a otros ‘novatos’ en su momento tanto… nos convertimos en un increíble grupo de enfermeros de urgencias que estábamos listos para CUALQUIER COSA que entrara por la puerta, en parte porque éramos ‘jóvenes y tontos’ y ‘corríamos hacia el fuego’, pero más porque esta mujer estaba allí guiándonos, siendo nuestra mentora, enseñándonos…. no solo a ser ‘enfermeros’ sino también a ser compasivos no solo con nuestros pacientes, sino también con nuestras familias”, escribió Amanda Watson en una publicación.
Un gran ejemplo de una mujer que hasta el último día de su vida mostró su gran compasión.
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