Una enfermera de Brasil tuvo la solidaria idea de aliviar a una paciente intubada por COVID-19 usando guantes quirúrgicos rellenos con agua tibia, para darle una «mano» que la haga sentirse acompañada ante la difícil soledad del aislamiento de la enfermedad. La sencilla técnica permitió su recuperación.
Lidiane Melo, de 37 años, que trabaja en el hospital Ilha do Governador (RJ), en el Norte de Río de Janeiro, pensaba en la manera de ayudar a una paciente anciana que se encontraba en grave estado luego de contraer COVID-19, de acuerdo a UOL,
«No nos dejó sedarla, solo dijo que no podíamos dejarla morir, que tenía dos hijas y dos nietas, que se ocupaba de la familia. Después de una conversación, me pidió que le tomara la mano. Dije que no podía, que tenía otros pacientes a los que atender, pero que iba a hacer algo», dijo a Razoes para acreditar.
En medio de la ajetreada sala de urgencias, y con insuficientes recursos a la mano, Melo tuvo la esperanzadora idea de innovar con la «técnica de la mano pequeña» o la «mano de Dios», utilizando un guante quirúrgico para subir la temperatura de la paciente, para que el suministro de sangre ingrese a los tejidos corporales logrando medir la saturación de oxígeno y tranquilizarla.
«Hice la manito, ella se calmó, dijo que parecía que yo estaba sosteniendo su mano y yo dije que no era la mía, que se suponía que debía pensar que era la mano de Dios, que la iba a ayudar a salir de allí», expresó Melo.
La enfermera compartió en su Facebook que con la técnica intentó mejorar la atención del paciente y que había funcionado, logrando su recuperación.
Melo comentó que la técnica tiene más de 10 años pero que la consideró necesaria en ese momento para los pacientes aislados por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), que causa la enfermedad COVID-19, informó UOL.
«Pensé en poner una bolsa térmica, pero no la teníamos en ese momento. Entonces surgió la idea de llenar los guantes con agua caliente para aumentar su saturación», recordó Melo.
La técnica funcionó con la paciente que luego de recuperarse le preguntó si era Melo quien sostenía su mano.
«Es decir, sintió que alguien estaba allí. Le expliqué lo que hice, que era brindar seguridad y tranquilidad en ese momento complicado», dijo a Melo UOL.
Melo explicó que es un momento muy difícil para los profesionales de la salud, que están cansados, con exceso de trabajo, pero que de igual manera intentan dar lo mejor para atender a los pacientes.
«Fueron varios casos, pero siempre hay los que tocan el corazón de la gente. Amo mi profesión y estoy muy feliz de ser reconocida por un acto tan simple», agregó enfermera.
Milagrosa recuperación de un hombre al borde de la muerte
Otra milagrosa e inusual forma de recuperación de COVID-19 también fue experimentada por un hombre desesperanzado, esta vez en Estados Unidos
Nguyen, de 66 años, residente en Texas, salió muy poco de casa el año pasado debido a la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino). Pero el 3 de agosto de 2020, fue rápidamente a la tienda para probar su suerte en la lotería. Dijo que llevaba una mascarilla y entró y salió de la tienda.
Ese mismo día, presentó fiebre y tos que empeoraron en la noche.
A la mañana siguiente, le pidió a su esposa y a su hijo que lo llevaran a urgencias, donde dio positivo en la prueba de COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh. Inmediatamente lo hospitalizaron, lo pusieron en cuarentena y lo trataron por COVID-19, hipertensión y hiperglucemia.
“El médico me administró antibióticos por vía intravenosa y me dio otros tres o cuatro medicamentos”, dijo Nguyen a The Epoch Times.
“Mi nivel de azúcar en la sangre subió a 400 mg/dL, aunque nunca había tenido diabetes”.
Nguyen dijo que los medicamentos no le redujeron el nivel de azúcar en la sangre ni su presión arterial alta. También tenía dificultades para respirar, se sentía mareado y sentía la cabeza como si “alguien se la hubiera cortado por la mitad”.
Desesperado por su recuperación, tres días después Nguyen le pidió a su médico que le diera de alta para cuidarse en casa por su suenta, con la ayuda de su familia. No mejoraba y no quería estar solo. Así que creía que otro paciente de COVID-19 podría utilizar su cama de hospital.
El médico permitió que le dieran el alta a Nguyen para que estuviera con su familia, porque su hijo era médico interno. Le dieron el alta con varios medicamentos, inyecciones de insulina y dos máquinas de oxígeno.
En ese momento de desesperanza, se acordó de una amiga que le había presentado una práctica de mente y cuerpo, y que también era médico. La llamó, le contó su estado y le preguntó por la práctica.
Le pidió a su esposa que le preparara un remedio casero tradicional vietnamita para los resfriados y la gripe, compuesto por jengibre, ajo, limón, vinagre y miel.
Nguyen también decidió que quería empezar a vivir según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, los principios básicos de Falun Dafa, una práctica espiritual china que se hizo muy popular a principios de los años 90 y que su amiga médico le había presentado.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, se diferencia de otras prácticas de qigong en que tiene un aspecto espiritual centrado en mejorar el carácter moral de la persona.
Nguyen dijo que inmediatamente notó una mejoría aunque solo pudo hacer los ejercicios de Falun Dafa sentado.
“El efecto fue milagroso”, dijo. “Al llegar al tercer ejercicio de Falun Dafa, me sentí mejor”.
“Mi respiración subió al 50% [desde el 10%], mi voz estaba más clara y ya no tenía fiebre. Mi tos también disminuyó y mi nivel de azúcar en sangre bajó a 135 mg/dL”, añadió.
Nguyen dijo que finalmente se sometió a una nueva prueba de COVID-19 varios días después y le dijeron que ya no estaba infectado con el virus del PCCh.
Nguyen dijo que se siente agradecido con Falun Dafa por su recuperación y su nueva perspectiva positiva de la vida.
Desafortunadamente, la popularidad de la práctica y su enfoque en los valores tradicionales la convirtieron en un objetivo del Partido Comunista Chino, que continúa arrestando arbitrariamente, encarcelando, torturando y sustrayendo forzadamente los órganos de las personas que defienden su creencia en la práctica.
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