Una enfermera que lidió con una relación agresiva durante 10 años había inclinado la balanza llegando a 252 libras (aprox. 114 kg) de peso luego de usar la comida como consuelo para lidiar con la situación traumática de su exesposo. Sin embargo, desde que decidió recuperarse, ha perdido 112 libras (aprox. 51 kg), quedando casi irreconocible.
Michaela Nyanga, de 44 años, de Huddersfield, West Yorkshire, dijo que su exmarido, de quien decidió no mencionar el nombre, la atormentó emocionalmente durante años hasta que su confianza tocó fondo.
«Él me inculcaba que yo era gorda y fea. A menudo me decía que era repulsiva y que nunca podría conocer a nadie más si lo dejaba», compartió Michaela.
Al recordar varios incidentes de su pasado, Michaela dijo que su marido le quitaba el plato o le sacaba el tenedor de la boca mientras comía fuera o en la casa, indicando que había comido suficiente.
El Día de San Esteban de 2015, Michaela encontró el valor de dejar a su marido después de que éste le dio una bofetada tan fuerte que le perforó el tímpano. Al año siguiente, tuvo que enfrentar varios casos judiciales estresantes y su exesposo fue declarado culpable de agresión e incumplimiento de una orden de no molestar.
Luego fue condenado a una orden comunitaria durante 12 meses, una orden de restricción hasta nuevo aviso y después le ordenaron pagar una indemnización de 200 libras esterlinas (272 dólares estadounidenses) en efectivo y 620 libras esterlinas (843 dólares estadounidenses) de gastos.
«Desde que logré encontrar la fuerza y el coraje para escapar de una relación tan abusiva, de repente pude comer lo que quería cuando quería», compartió Michaela.
Durante los cuatro años siguientes, la mujer comenzó a comer con comodidad para enfrentar el estrés de su calvario, y llegó a usar una talla 24.
Su almuerzo consistía en sándwiches, papas fritas, chocolate y bebidas gaseosas o para llevar. Para la cena, Michaela elegía comer tres rondas de tostadas o comida para microondas. Si en el turno de noche, la enfermera optaba por comer pizza, comida india, pasteles y papas fritas. Además, para los refrigerios, Michaela elegía comer barras de chocolate y papas fritas.
«En el aspecto económico, tuve dificultades debido a la montaña de deudas que me dejaron con opciones de alimentos a menudo baratos y poco saludables, o algunos días no me aseguraba de que mi hija comiera», compartió Michaela, refiriéndose a la elección de sus opciones de alimentos.
Michaela empezó a trabajar de 40 a 100 horas por mes para salir de la deuda, y en enero de 2020, se unió a la dieta 1:1 de Cambridge Weight Plan.
«Necesitaba convertirme en un mejor modelo a seguir para mi hija adolescente, y ni una sola vez durante mi tiempo en el plan me tomé un día libre para una ‘comida chatarra'», dijo la enfermera. «Como soy enfermera, las comidas rápidas y convenientes de La Dieta 1:1 fueron muy buenas para mí, ya que podía comer mientras me desplazaba».
Su dieta ahora consistía en un desayuno que incluía copos de salvado o fruta con avena de La Dieta 1:1. Para el almuerzo, optó por la ensalada de pollo, y para la cena, consumía comidas caseras de Gusto y pollo al curry tailandés. Dejando de lado los refrigerios no saludables, Michaela prefirió las frutas de La Dieta 1:1.
Desde entonces ha perdido 112 libras (aprox. 51 kg), y ahora incluso es una consultora.
«En solo 28 semanas logré mi objetivo de 155 libras; desde que logré mi objetivo he perdido otras 5 libras trabajando en las etapas».
«Por primera vez, esas palabras de ser repulsiva y no poder conocer a nadie no resuenan continuamente en mis oídos».
«Tengo confianza y no necesito la aprobación de nadie. Si conozco a alguien será cuando yo quiera y no porque me preocupe de que lo que él me dijo se haga realidad», compartió Michaela.
La Agencia Caters News contribuyó con esta historia.
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