¿Sabias que en la década de los 70 hubo un inexplicable enigma que terminó con la vida de tres astronautas soviéticos? Los misterios de la humanidad han rondado la Tierra desde tiempos inmemorables, y a muchos de ellos no se les ha encontrado explicación incluso con los avances tecnológicos que dispone la ciencia en nuestros días.
Las primeras misiones espaciales fueron de alto riesgo, ya que apenas se estaba empezando a entender la capacidad del hombre para ir al espacio exterior. Estas misiones llenas de «prueba y error» costaron la vida de muchos astronautas, no solo estadounidenses sino también soviéticos.
En 1971, el hombre había llegado a la Luna dos años antes en una misión espacial conocida a nivel mundial, el Apolo 11. En ese viaje el estadounidense Armstrong sería el primer hombre en pisar la Luna diciendo las famosas palabras que se repiten hasta el día de hoy: «Es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad».
La Unión Soviética seguía con sus planes espaciales y en 1971 quiso mandar una misión al espacio llamada Soyuz XI, que sería la primera misión espacial tripulada que lograría habitar una estación espacial, la Salyut I, según publicó Latam History. Esta misión duró 23 días en el espacio exterior, rompiendo el récord de la estancia más larga en el espacio.
Los tres astronautas que se encontraban a bordo: Vladislav Vólkov, Gueorgui Dobrovolski y Viktor Patsayev, estaban a un paso de regresar a casa, el 29 de julio de 1971, sin saber que ese mismo día se convertirían en uno de los más grandes enigmas de la historia.
Todos estaban ansiosos de probar un sofisticado sistema de aterrizaje que al parecer podía llevar a los astronautas sanos y salvos de regreso a La Tierra. Sin embargo, pocos minutos antes de aterrizar perdieron comunicación con la base de control en Tierra.
A pesar de la falta de comunicación, la nave estaba atravesando la ionosfera de acuerdo a lo planeado, y la tripulación aterrizaba según lo previsto, según cuenta Latam History.
Pero lo que jamás imaginaron los técnicos que los esperaban en Tierra, era que al abrir la escotilla de la nave se encontrarían con los 3 astronautas sonriendo, pero sin moverse en absoluto, sin signos vitales… todos estaban muertos.
Desde ese momento fueron innumerables las hipótesis que trataron de explicar tan singular suceso. Lo más curioso es que a pesar que toda la tripulación estaba muerta, no mostraban ningún signo de haber sufrido alguna situación traumática durante el aterrizaje; por el contrario, sus rostros mostraban que habían muerto sonriendo plácidamente.
Lo que generó más curiosidad aún, fue la última conversación que habían tenido con la tripulación:
“Aquí Yantar” – dijo Dobrovolski – “Todo va perfectamente a bordo. Estamos en plena forma. Preparados para el aterrizaje. Ya veo la estación. Brilla el sol”.
“Hasta ahora Yantar” – respondió el control en la Tierra – “Pronto nos veremos en la Patria”.
En esa conversación se podía presentir que todo estaba bien, pero no era el caso en absoluto. ¿Pero qué fue lo que sucedió durante ese aterrizaje? Un aterrizaje que parecía completamente planeado y calculado y que todo indicaba que iba a salir muy bien.
En un principio se especuló que la cabina había sufrido una descompresión repentina, pero las autopsias revelaron que no había ninguna hemorragia interna. Aunque pensaron que podía haber sido una trombosis, o un cuadro de pánico que derivara a un paro cardíaco, los exámenes demostraron lo contrario. Y su enigmática sonrisa mostraba que al parecer habían muerto plácidamente y solo reflejaba felicidad.
Muchos trataron de resolver el misterio. Por un lado, si había sido un problema en la descompresión de la cabina, los investigadores no encontraron evidencia de que la cápsula de vuelo tenía algún desperfecto en la estructura, según publicó El Pensante, y solo esto podría ocasionar ese tipo de accidente.
Por otro lado, debería de haberse notado un descenso en la presión, como la que se presenció en el Apolo XIII cuando se detectó una explosión en el compartimento de máquinas, pero en este caso no fue así.
El doctor Gultekin Gaymec, de origen turco, creía tener la respuesta a ese enigma y lo relacionó con cargas eléctricas presentes en la atmósfera que responde a ciertos ciclos definidos, según informa El Pensante.
Gultekin dedujo que las cargas en la ionósfera aumentaron de manera repentina y extrema, ocasionando una aguda alcalosis a los astronautas. Cuando esto sucede, el contenido alcalino exageradamente elevado en la sangre y tejidos conduce a un paro cardíaco, y el exceso de anhídrido carbónico provoca rictus en las victimas lo que podría explicar el porqué están sonriendo.
Sin embargo, el enigma se mantiene a pesar de todas las explicaciones que pudieran resultar al respecto. ¿Por qué sonreían los astronautas mientras su nave aterrizara sola? ¿Qué opinas de esto?
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