Una pareja de Carolina del Norte se enfrentó a la prueba definitiva de amor y lealtad cuando el marido, un antiguo miembro de la Marina, sufrió una lesión cerebral traumática en un accidente de tráfico. Su esposa se convirtió en su principal cuidadora y en su mayor defensora, apoyándose en su fe común para tener la fuerza necesaria para creer que la recuperación era posible.
Cinco años después, el veterano Jonathan Neal Grant, de 41 años, ha progresado más de lo que nadie creía posible.
Jon y su esposa, Laura Browning Grant, de 38 años, viven en Raleigh con su perro, Kiah. La pareja se conoció a través de citas en línea en 2008, se casó cuatro años después y disfrutó de cinco años de felicidad conyugal antes de que sus vidas dieran un vuelco en un instante.
En 2017, Jon fue pasajero en un aparatoso accidente de coche a solo tres kilómetros de su casa.
El accidente
«Jon y un chico con el que trabajaba fueron a cenar después del trabajo», contó Laura a The Epoch Times, «y cuando volvían a casa el conductor perdió el control, el coche chocó contra una zanja a gran velocidad, volcó, salió por los aires y chocó contra un árbol».
Jon fue trasladado al Centro de Traumatología de Nivel 1 del WakeMed de Raleigh en estado crítico.
«Cuando recibí la llamada, lo único que me dijeron fue que mi marido ‘no respondía’ y que tenía que ir al hospital de inmediato. Pasó una eternidad hasta que pude verle», cuenta Laura.
Cuando Laura llegó al hospital, Jon estaba en coma. Tenía heridas visibles: un corte en la nariz, otro en el ojo izquierdo y sangre en la boca. A Laura le dijeron que Jon tenía dos hemorragias cerebrales importantes y que necesitaban colocarle un perno en el cráneo para controlar la presión.
«El primer día después de la lesión le susurré al oído a Jon que si era demasiado, y la voluntad de Dios, que no tenía que aguantar por mí», dijo Laura. «Pero si se quedaba, lucharíamos juntos… por la gracia de Dios, después de un puñado de días mirando los monitores mientras yacía en coma, le quitaron el perno».
Los médicos tuvieron que esperar a que el edema cerebral de Jon remitiera para poder tumbarlo y someterlo a una resonancia magnética. Tras el escáner y una reunión con los médicos de Jon, la realidad se impuso a Laura: había claros signos de daño cerebral y cizallamiento del tronco encefálico de Jon, lo que significaba que había muchas probabilidades de que nunca despertara.
Laura se derrumbó.
«Salí corriendo de la reunión», dijo, «mi madre estaba caminando por el pasillo. Perdí el control. Sollocé y caí en los brazos de mi madre. Hasta el día de hoy, recuerdo vívidamente ese momento».
(Cortesía de Laura Browning Grant)
«La fe lo es todo»
Con tantas incertidumbres, Laura se sentía fuera de control. La fe se convirtió en todo.
«Se necesita entrega total, confianza, oración y esperanza para saber que Dios tiene un plan más grande», dijo. «La fe lo es todo».
Laura, que es instructora de pilates, acompañó a su marido durante las intensas terapias físicas y cognitivas, tanto en el hospital como en casa, manteniendo el brío y la sonrisa incluso cuando los progresos eran lentos. Se inspiró en su trabajo en pilates para controlar su propio estrés y mantener su cuerpo lo bastante fuerte como para levantar los 90 kilos de Jon, al tiempo que ayudaba a Jon a trabajar su mente y su cuerpo en simbiosis.
A muchas familias de pacientes con lesiones cerebrales se les dice que la curación se producirá entre seis meses y un año después de la lesión, dice Laura. No fue hasta dos años después de la lesión que Jon hizo progresos, e incluso entonces, hubo retrocesos.
«Hasta hace un año, Jon interactuaba mucho con los demás y disfrutaba haciendo fisioterapia conmigo. Pero el año pasado fue muy duro. Aunque hemos visto a muchos médicos, seguimos sin tener respuestas… trabajamos constantemente con incógnitas y rezamos para obtener respuestas», dice Laura.
Hoy, Jon depende totalmente de Laura, su cuidadora a tiempo completo, su defensora y su voz. Es la confianza y el amor que se profesa la pareja, y la intuición de Laura, guiada por Dios, sobre el estado y las necesidades de Jon lo que, sin prisa pero sin pausa, les está llevando hacia la recuperación.
El mayor reto al que se enfrenta Jon es la afasia expresiva, una pérdida parcial de la capacidad de hablar y escribir. Pero Laura celebra cada pequeña victoria. Dos emotivos videos de Jon hablando con su mujer, grabados con un año de diferencia y compartidos en Instagram, demuestran que es posible progresar; en uno, Jon habla pero tiene poco sentido, mientras que en el otro puede mantener una conversación.
«Nunca ha sido un hombre de muchas palabras, pero cuando hablaba era importante escucharle», explica Laura a The Epoch Times. «Gracias a la constancia de estar juntos todos los días y a la conexión a un nivel tan profundo del alma, Jon y yo tenemos una forma de comunicarnos, una conexión difícil de expresar con palabras».
Laura describe a su marido como un «alma bondadosa» con una «fuerza de voluntad increíble», y tan fuerte, inteligente y devoto como era antes de su accidente. Implora a otros en su misma situación que se mantengan fuertes y firmes, insistiendo en que «la mejor medicina es el amor».
Jon sigue curándose cada día. Laura opta por ver lo bueno de sus circunstancias vitales y espera que su historia inspire a otros. Agradece que tener que pensar en su cónyuge antes que en sí misma la haya animado a salir del pensamiento individualista y haya hecho que su fe sea más fuerte que nunca.
«Yo diría que Dios ha obrado a través de mí. Me preparó para este viaje y me he comprometido a estar al lado de Jon. Este viaje no es nada que pudiera haber imaginado. Dios nos ha creado a cada uno de nosotros de una forma tan hermosa y única, y es capaz de hacer lo inimaginable si damos un paso atrás y se lo permitimos».
«He descubierto que muchas veces quiero controlar la situación. Pero es en esos momentos cuando debo rendirme y estar dispuesta y ser capaz de escuchar y hacer la voluntad de Dios».
«No siento que Dios haya terminado con Jon».
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