Una cariñosa esposa que suele enviar a su marido al trabajo con un sándwich al que le da un mordisco compartió en las redes sociales el motivo. La anécdota está conmoviendo a la gente en todo el mundo.
Tracy Howell, de 56 años y natural de Texas, vive en la ciudad de Leonard con su marido Clifford, de 63 años.
«Llevo años preparando sus sándwiches y dándole un mordisco», dijo Tracy a The Epoch Times por correo electrónico, «así que tal vez Dios pensó que el mundo necesitaba escuchar nuestra pequeña historia».
El 2 de diciembre de 2020, Tracy compartió en Facebook una foto del almuerzo empacado de su marido junto a su conmovedora explicación. «Clifford y yo hemos estado casados casi 41 años y he hecho su almuerzo todos los días de trabajo desde el primer día», escribió. «En ocasiones me reunía con él en el lugar de trabajo y almorzábamos».
«Una vez comentó que la comida sabía mejor cuando uno la compartía con alguien a quien quería», continuó. «Poco después, mientras preparaba su sándwich una noche, le di un mordisco antes de guardarlo».
Cuando Clifford regresó a casa y habló sobre su inusual almuerzo, Tracy respondió: «Yo le dije que como no podía acompañarlo a almorzar le di un mordisco para que supiera que lo acompañaba».
A menos que se trate de atún o queso de pimiento, admitió, sigue dándole un mordisco hasta el día de hoy. «Y todavía me dice: ‘Vi que me acompañaste a almorzar hoy y seguro que estuvo bien'», compartió.
Tracy es secretaria de una escuela primaria en Leonard desde hace 34 años y le encanta su trabajo. Clifford trabajó la mayor parte de su vida para el departamento de abastecimiento de agua, y luego operó maquinaria pesada para el condado de Collin. Se jubiló anticipadamente cuando la pareja sufrió un incendio en su casa en 2006, pero desde entonces encontró un trabajo a tiempo parcial. Trabaja como mecánico de transporte desde hace cinco años en Tom Bean ISD.
No le gusta estar inactivo, dice Tracy.
La pareja se conoció en una reunión de Nochevieja organizada por la iglesia de Tracy, en casa de su mejor amiga. Ella tenía 15 años, Clifford 22, reflexiona Tracy. Al día siguiente, y cada día después, Tracy empezó a notar la camioneta de Clifford por la ciudad.
Apenas dos semanas después de conocerse en Nochevieja, Tracey y Clifford tuvieron su primera cita.
Después de una pequeña charla y conocerse aún más en un autocine, Clifford se dirigió a Tracy y pronunció una declaración extraordinaria. «Me miró muy seriamente y me dijo: ‘Probablemente pensará que estoy loco, pero un día será mi esposa'», relató Tracy a The Epoch Times, y añadió: «Creo que después de eso cambié de tema, pero fue un súper caballero».
La pareja terminó enamorándose y Tracy aceptó casarse con él.
Ahora comparten una broma interna, en la que Tracy le dice a su marido: «No pensé que me pidiera que nos casáramos, pensé que iba a tener que pedírselo». Pero lo hizo; Tracy y Clifford se casaron en casa de su juez de paz el 20 de abril de 1980.
Tracy reconoce que Clifford es el «líder espiritual» de su familia. «Ponemos a Dios en el centro de nuestra relación y no queremos hacer cosas que le desagraden», explica.
En medio de tres hijos y siete nietos, la pareja siempre encontró la forma de demostrar su mutuo afecto. «Siempre nos hemos dejado notas aquí y allá, nos llamamos ‘solo para saludar’ y para decir «que nos queremos», dijo Tracy. «Yo escribía ‘lo voy a extrañar hoy’ en el espejo del baño, y él me dejaba una nota en el asiento de mi auto».
Tracy también admitió que probablemente incluso se digan que «se quieren» unas 15 veces al día, mientras que Clifford envía flores al lugar de trabajo de Tracy sin ninguna razón en particular.
Como la pareja lleva más de cuatro décadas junta, Tracy comparte que el secreto de un matrimonio duradero es la comunicación. «No se rindan cuando las cosas se pongan difíciles, porque se pondrán difíciles», aconseja. «Elijan sus batallas; recuerden que sus diferencias son las que probablemente los unieron».
«No se vayan al trabajo enfadados, no salgan de la carretera enfadados», afirmó. «Si a uno le pasa algo durante la separación y sus últimas palabras fueran de ira, nunca podríamos superarlo».
Conmovida por los mensajes de los internautas de todo el mundo, Tracy espera que otros sigan su ejemplo. «No de por sentado que sus seres queridos saben que los aman», dijo. «Asegúrense que lo sepan todos los días. No tenemos garantizado el mañana».
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