Luego de que sus hijos se percataran que una oveja se encontraba atorada en la orilla opuesta del río, esta mujer no dudó ni un segundo y se lanzó a prestarle su ayuda.
Esta increíble mujer solo pensaba que la oveja estaba en apuros y necesitaba ayuda. Ni el río que estaba profundo, ni las voces de sus hijos que le advertían del peligro, lograron que ella desistiera de su cometido.
Poco a poco y con mucho cuidado, se fue introduciendo al río que estaba muy profundo; sin embargo, eso no la detuvo y siguió avanzando hasta que llegó a la otra orilla junto a la oveja que se hallaba atascada.
De inmediato pudo darse cuenta que aunque la oveja estaba empapada, se encontraba en buen estado, así que trató de ayudarla a salir por el costado, aunque esto significaba un reto muy grande, ya que la oveja además de empapada, ya no tenía fuerzas.
La valiente mujer trató con todas sus fuerzas de subir a la oveja a la parte seca al costado del río, pero la oveja era grande y pesada y su fuerza no era suficiente. Sin embargo, poco a poco y haciendo su mejor esfuerzo la fue levantando mientras los niños gritaban frases de aliento.
Y así, después de un breve descanso, hizo su mayor esfuerzo y ¡al fin!, la ovejita logró poner firmes sus patitas y con el impulso de esta valerosa mujer, pudo salir de regreso al pasto mientras los niños gritaban felicitando a su madre por haberla salvado.
Y tú, ¿alguna vez te encontraste en esa situación? ¿Crees que hubieras hecho lo mismo que esta desinteresada mujer?
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Créditos: Jukin
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