En la cima de su carrera en Hollywood, el famoso estilista Gabriel Georgiou tuvo un encuentro con la muerte. La profunda experiencia le llevó más tarde a encontrar el propósito de su vida: difundir el mensaje de la verdadera belleza, la armonía y la paz.
Este exitoso grecoaustraliano de 53 años, criado en el seno de una familia cristiana ortodoxa, tiene una carrera de más de 30 años plagada de estrellas. Ha trabajado con rompecorazones de Hollywood como Keanu Reeves, Drew Barrymore, Cate Blanchett, Jessica Biel, Chloe Sevigny y Robert Downey Jr. entre otros. Lo mismo ocurre en Bollywood, la industria cinematográfica india, donde ha trabajado con algunas de las estrellas más célebres: Deepika Padukone, Aishwarya Rai Bachchan, Priyanka Chopra Jonas, Kareena Kapoor Khan, Anushka Sharma, Katrina Kaif, Freida Pinto y Kangana Ranaut.
«La belleza tiene un impulso, una conexión con lo divino», declaró Georgiou a The Epoch Times. «Si nos fijamos en todo tipo de culturas, veremos que cuando hay fe en lo divino, se crea belleza y estética, ya sea en el cabello, la ropa o la arquitectura, o cuando se vive en armonía con el medio ambiente. Pero me parece que eso no existe mucho hoy en día.
«También hay mucha fealdad, y eso se ha vuelto mucho más frecuente… en la ropa, en el cabello, en el maquillaje y en lo que muestran las revistas y lo que la moda presenta como ‘cool’. Las cosas parecen mucho más decrépitas, feas o deshechas. Por eso hago muchas menos cosas de ese tipo. Mi trabajo se centra más en la calidad; se basa más en la belleza.
«Me parece que haga lo que haga, ya sea muy vanguardista, creativo o algo sencillo, seguirá siendo bello y armonioso».
Georgiou también ha peinado a famosos en las alfombras rojas de los Globos de Oro, los Screen Actors Guild Awards y el Festival de Cannes, entre otros. Actualmente trabaja en su próxima película de Bollywood, «Fighter», un megaproyecto protagonizado por Deepika Padukone, Hrithik Roshan y el veterano actor del cine indio Anil Kapoor.
A finales de los noventa, Georgiou estaba entre los diez mejores estilistas de Los Ángeles. En esa época, era rico, tenía éxito y formaba parte del círculo social, asistiendo a algunas de las fiestas más importantes. A pesar de toda la atención y el éxito, Georgiou se sentía como un cascarón vacío.
«No era feliz aunque ganaba mucho dinero. Todo era presumir… y ego y todas esas cosas», dijo. «Sentía que mi alma se marchitaba. Hablaba con el universo cuando estaba solo. Pensaba: ‘¿Qué tengo que hacer para ser una buena persona? ¿Qué es una buena persona? ¿Dónde encuentro la guía para convertirme en una buena persona?».
En busca del propósito de su vida
Sin embargo, no era la primera vez que Georgiou se planteaba este tipo de preguntas. Durante su adolescencia, solía preguntarse por qué la gente enfermaba, por qué existía la muerte y cuál era el propósito de la vida.
«Estuve buscando y rebuscando en general toda mi vida», dijo. «Empecé a leer muchos libros, taoístas y budistas».
A los 20 años, cuando empezó a vivir de forma independiente y a tener más libertad, Georgiou profundizó en su búsqueda del sentido de la vida. Visitó los monasterios del Monte Athos, en Grecia, donde viven monjes ortodoxos búlgaros, rusos y griegos. Aquí, Georgiou tuvo la oportunidad de vivir durante cuatro días y noches y mantuvo conversaciones realmente profundas con los monjes.
«Fue increíble, pero en cierto modo sentí que ese no era mi camino», dijo. «Esa no era la verdad última que estaba buscando».
Sin embargo, siguió leyendo diferentes escrituras e intentó mantener los pies en la tierra. Mientras tanto, se licenció en vestuario, maquillaje y peluquería por la Universidad Victoria de Melbourne y empezó su carrera de estilista en los años ochenta. Con el tiempo, Georgiou se trasladó a Hollywood, en Los Ángeles, se encontró perdido en la vida materialista y pronto empezó a consumir drogas recreativas en fiestas.
Así lo cuenta: «La razón por la que empecé a consumir más fue para hacer frente a esa superficialidad, que me daba una sensación de euforia. Podía conectar con ese nivel de materialismo y falsedad. Me estaba metiendo en las drogas para lidiar con el trabajo duro, las largas horas, los viajes continuos, y todas las energías feas alrededor. Se estaba volviendo muy perturbador».
La experiencia cercana a la muerte
En 2002, mientras trabajaba en un rodaje de 10 días para un catálogo en las Islas Vírgenes Británicas, Georgiou tuvo un momento de verdad y aprendió la «mayor lección» de su vida.
Durante esos 10 días, Georgiou dejó de consumir drogas. Sin embargo, a mitad del trabajo, se puso muy enfermo y no pudo levantarse de la cama ni peinar a las modelos; un maquillador le sustituyó. Georgiou recuerda la experiencia cercana a la muerte que cambió su vida para siempre:
Mientras estaba en mi cama, recuerdo haber abandonado mi cuerpo, estaba muy consciente y me daba cuenta de ello. Pero no tenía miedo, estaba muy tranquilo y me sentía completamente libre. Sabía que me estaba muriendo. Sabía que abandonaba mi cuerpo. Era muy extraño, podía ver una especie de luz y me movía hacia ella. … Oí una voz divina muy profunda. Era muy multidimensional, como en las películas. No puedo explicarlo. Y básicamente me decía: ‘Te has perdido y hemos venido a llevarte’.
Volví a pensar. Sé que he perdido mi camino, y sé que he venido aquí con un propósito y una misión. Pero aún no lo he encontrado. Dije: ‘Por favor, dame una oportunidad. Aún no estoy listo para irme. Por favor, dame una oportunidad, otra oportunidad’. Y en cuanto pensé eso, porque lo decía de corazón, empecé a volver a mi cuerpo, abrí los ojos y empecé a sentirme mejor.
A su regreso a Los Ángeles, Georgiou dejó de consumir drogas, y dijo que sus «supuestos amigos» también desaparecieron de su vida. Agotado por todo, pensó en hacerse monje. Pero sabía que uno puede «dar saltos en la sociedad con las dificultades y las tentaciones», y pensó que el monacato no era su camino.
Con su corazón humilde anhelando encontrar el verdadero propósito de su vida, Georgiou creyó en el antiguo dicho «cuando el alumno esté preparado, aparecerá el maestro».
Descubrir la paz y la positividad
Dejándolo todo atrás, a los 32 años volvió a vivir con sus padres en Australia. Durante los primeros cuatro meses vivió como un ermitaño. «Fue como una especie de rehabilitación para mí, en cierto sentido, porque lo único que hacía era comer, dormir y leer libros», dice.
Pronto se dio cuenta de que no quería volver a Hollywood y, en su lugar, dejó un depósito para un apartamento en Brisbane, Australia. Sintiéndose un poco aliviado por haber dado un cambio a su vida, empezó a buscar trabajo.
Tras una gran carrera en el extranjero, en su primer trabajo en Australia, mientras trabajaba en un anuncio de televisión para una empresa de automóviles, el talentoso estilista entabló una interesante conversación con una maquilladora.
«Ella tenía una formación parecida a la mía, y solía ir de gira con las grandes bandas de rock por todo el mundo. También dijo que tenía la enfermedad de Crohn, una enfermedad muy rara, para la que no hay cura», dijo, y agregó que ella explicó que salió de sus problemas de salud después de tomar una práctica espiritual, llamada Falun Gong, también conocida como Falun Dafa.
«Lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que fuera una práctica de mente y cuerpo; me gustó mucho ese equilibrio, porque normalmente es una cosa u otra. Me gustó que se basara en los principios universales de ‘verdad, benevolencia y tolerancia’, y que fuera gratuita», afirma.
Impresionado, Georgiou fue a aprender los cinco ejercicios suaves y lentos de Falun Gong en un parque la semana siguiente. Recordando su experiencia en el aprendizaje de los ejercicios, dijo:
«Fue muy intenso durante la segunda serie de ejercicios. Me iba a desmayar, todo empezó a girar muy intensamente. Me entraron ganas de vomitar… y respiré hondo. Comprendí que era como si algo negativo saliera de mí. Y a los pocos minutos, estaba bien. Todo se desvaneció. Me dije: «¡Vaya, está bien!». Me levanté y terminé los ejercicios. Entonces pensé: «Aquí está pasando algo muy poderoso. Necesito saber qué es'».
Georgiou pidió el material de lectura de Falun Gong. Fue hace 21 años.
«Me ha cambiado la vida por completo», dice Georgiou, que recuerda haber salido de muchos problemas de salud, como bronquitis, escoliosis y depresión.
«Debido a los dolores relacionados con la escoliosis, solía ser bastante doloroso antes de poder dormir por la noche. Así que, cuando me sentaba con las piernas cruzadas en meditación las primeras veces y seguía los movimientos del ejercicio y me levantaba, se oía el sonido de ‘crack-crack’. Desde entonces, nunca he vuelto a tener ese dolor, como si hubiera desaparecido. Así que ocurrieron muchas cosas increíbles.
«Siempre tengo una sensación de paz y positividad», afirma. «Es un giro completo de 360 grados en mi vida».
Georgiou dice que también encontró las respuestas a las preguntas que le habían estado preocupando desde la infancia. «Eran como piezas de un rompecabezas, pero por fin todo encajaba, desde todos los niveles, la religión, la energía y el universo hasta el propósito del ser humano y su relación con todo ello», dijo.
En cuanto a la persecución de Falun Gong por parte del Partido Comunista Chino durante 24 años, dijo que «no podía creerlo» cuando se enteró de estas graves violaciones de los derechos humanos. Georgiou afirma que muchos gobiernos hacen la vista gorda ante China debido a los beneficios económicos.
«Realmente me lo cuestioné. Me preguntaba por qué algo tan bello y tan útil iba a ser perseguido. No tenía sentido. Pero cuando miré atrás en la historia, me di cuenta de que Sócrates, Jesús, Buda Shakyamuni… prácticamente todos ellos fueron perseguidos. Me quedé alucinado al saber que cualquiera que quisiera mejorar la sociedad espiritualmente era perseguido.
«Quiero que el mundo conozca los beneficios de Falun Gong y la realidad de lo que ocurre en China».
Una sólida ética laboral
Al recuperar su salud, su vida y su propósito, Georgiou estaba dispuesto a volver a una industria mayor para «ser una luz positiva» para la gente.
«Pensé: ‘Vale, voy a volver a la industria y ser una influencia positiva ahora, no negativa como era antes y estaba tan perdido… porque sé que es una industria bastante oscura'», dijo Georgiou.
Tras trabajar en Grecia durante un tiempo, se trasladó a la India, donde en los últimos 11 años ha trabajado con algunas de las mayores celebridades de la industria del cine y la moda. Desde que sigue las enseñanzas de Falun Gong, Georgiou ha sido capaz de afrontar todos los retos con paciencia y compasión.
La energía positiva de Georgiou durante una apretada agenda es imperdible, y dice que la gente que le rodea siempre le felicita por lucir una sonrisa vibrante.
«Ahora no me tomo las cosas a pecho ni personalmente, simplemente las miro de una forma más comprensiva y hermosa», afirma. «Aunque haya energías negativas a mi alrededor, no dejo que me afecten. Seguiré intentando ser amable y compasivo, independientemente de la situación en la que me encuentre, y creo que la gente lo nota».
A pesar de las largas horas de trabajo y de dormir menos, Georgiou se entrega al cien por cien en cada trabajo que acepta.
Además de ser un estilista de celebridades de gran éxito, Georgiou tiene una personalidad muy versátil e incluso ha hecho incursiones en la actuación. Hizo un importante cameo en la película de Bollywood Dhaakad. También ha interpretado el papel de uno de los principales discípulos de Sócrates en un documental titulado «Los Secretos de Sócrates» de Divine Messengers, una exclusiva de Epoch TV rodada en Grecia.
Cuando se estrenó el documental, Georgiou dijo que se quedó boquiabierto y se le saltaron las lágrimas, ya que mostraba las profundamente conmovedoras enseñanzas de Sócrates.
«Ni siquiera me miraba a mí mismo», dijo. «Solo me sentía feliz de formar parte de algo con lo que la gente puede conectar y abrir su mente y encontrar un significado y un propósito más profundos a través de ello».
«Lo que me llena ahora es trabajar en cosas que también pueden ser algo importante para la humanidad, que pueden crear algo bello y que pueden ayudar a la humanidad en cierto modo».
Con la colaboración de Arsh Sarao.
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