La familia de un veterano del ejército estadounidense de 95 años y su esposa le hicieron un homenaje a la feliz pareja en su 75º aniversario de boda, regalándoles una hermosa ceremonia que nunca tuvieron.
Durante el primer fin de semana de octubre, Ulysses Dawson y su esposa, Lorraine, de 92 años, se dieron el «sí, acepto» por segunda vez en una ceremonia a la que asistieron cinco generaciones de su familia.
Ambos, nacidos y criados en Virginia Occidental, el camionero jubilado y su esposa, antigua ama de casa, se casaron por primera vez en 1946, pero nunca tuvieron una boda tradicional; Lorraine llevó un traje rojo de dos piezas, y Ulises su uniforme del ejército, el mismo con el que conoció a su entonces futura esposa.
«Mi hija mayor fue la que tuvo la idea de celebrar una boda porque era su 75º aniversario; 75 años es un gran hito que hay que celebrar», dijo la hija de la pareja, Judy Meadows, de 62 años, a The Epoch Times. «A partir de ahí nos volvimos locos, con todos mis hijos».
Después de posponer la fecha del 23 de agosto al 2 de octubre, para que el hermano mayor de Meadows pudiera estar allí para entregar a su madre, los planes se ajustaron. El pastor de los Dawson ofició la ceremonia, y la sobrina de Meadows compró un vestido especial para su tía, el primer vestido de novia blanco que Lorraine usaba.
Ulysses usó una nueva versión de su uniforme original del ejército de los años 40. El día fue «brillante», dijo Meadows.
Otra hija de la pareja, Rita Poling, dijo a Good Morning America que tanto ella como su padre se sintieron embargados por la emoción cuando Lorraine llegó al altar. «Todo lo que podía hacer era llorar», dijo. «Lloró principalmente durante todo el acto».
El emocionado novio dijo a WCHS: «Se escucharon nuestras oraciones, y doy gracias a Dios por todo esto. El nudo se ató muy bien y sigue aguantando».
Ulises y Lorena, dijo Meadows, han estado ahí el uno para el otro, y para sus hijos, en las buenas y en las malas.
«Siempre han tratado de darnos los mejores consejos», dijo a The Epoch Times. «Nunca han tratado a nadie de forma diferente al otro; siempre han sido justos con todos y cada uno».
Aunque los tiempos difíciles causaron desacuerdos —»Todas las parejas tienen bamboleos», recuerda Meadows—, los Dawson siempre se han escuchado y han solucionado las cosas con paciencia .
En el corazón de su duradera relación subyace un profundo amor y afecto mutuo, incluso hasta el día de hoy.
«Nunca, nunca, nunca han tenido miedo de mostrarse afecto el uno al otro», dijo Meadows. Y aunque las circunstancias han cambiado —Lorraine necesita una silla de ruedas o un andador para desplazarse—, siguen disfrutando de su misma rutina: un café por la mañana, un beso y una conversación.
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