Una familia de 13 integrantes que recibió un aviso con 30 días de antelación que debían abandonar una casa alquilada en Utah, de repente quedaron si un lugar donde vivir. Con escasas opciones para una familia de su tamaño, se mudaron a una carpa. Sin embargo, su suerte dio un giro cuando un agente inmobiliario local se enteró de su difícil situación y se ofreció a comprarles la casa de sus sueños.
Brittny y Danny Shelton, de 39 y 40 años, están criando a sus hijos en Tremonton, Utah. Ambos son profesionales de asistencia, trabajan a tiempo completo, en el registro de la sala de urgencias de un hospital, y como bombero y paramédico de la ciudad, respectivamente.
Estaban tratando de comprar su casa alquilada —su preciado hogar durante siete años— hasta que el mercado inmobiliario cambió y el propietario decidió venderla; el 29 de junio les informó que tenían 30 días para encontrar un lugar donde vivir.
«No teníamos ni idea», dijo Brittny a The Epoch Times. «Ya no íbamos a tener el futuro que habíamos planeado en esta casa. Pagábamos el alquiler y cuidamos mucho la casa; incluso pagamos para que le pusieran un piso nuevo unas semanas antes de que ocurriera esto».
El hecho de tener que dejar a sus amigos y vecinos fue igualmente doloroso para los hijos de los Shelton, cuyas edades oscilan entre los 16 y un año de edad: Adler, Teagan, Aryiana, Takoda, Aimryn, los gemelos Azlyn y Tedric, Albricht, Thaydin, Aurorah y el bebé Trezlyn.
Tenían que quedarse en Tremonton porque, si Danny se iba, perdería su trabajo. Sin embargo, Brittny dijo que para las pocas casas de alquiler que hay en la zona, había «largas listas de espera».
«¡Estábamos sorprendidos!», dijo. «Con el tamaño de nuestra familia en las mejores condiciones, es difícil encontrar un lugar, y con la escasez de viviendas, especialmente para alquilar, porque todos están vendiendo, es difícil».
«El dinero nunca fue el problema, pero fue difícil encontrar un lugar donde cupiéramos todos. Además, cuando uno dice que tiene 11 hijos, no muchos están dispuestos a darle una oportunidad».
En julio, acudieron a los medios de comunicación locales para dar a conocer su historia, preocupados por el hecho de que otras familias también estuvieran sin hogar debido a la escasez de viviendas. Alguien de la localidad les ofreció un pequeño almacén, lo cual fue una bendición para los Shelton, pero un golpe al tener que desprenderse de muchas de sus pertenencias. Un grupo internacional se acercó para donar alimentos, mantas, ropa y oraciones.
«Pero no hay casas», dijo Brittny. «Una persona dijo que tenía un terreno, pero estaba a 30 minutos de la ciudad». A pesar de todo, la familia se quedó sin opciones. Acamparon en ese terreno y se quedaron durante tres largos meses.
«Vivir en una tienda de campaña con 13 personas fue una locura», reflexionó Brittny. «No teníamos agua corriente ni baños. Había suciedad por todos lados todo el tiempo. Cocinábamos en una barbacoa y no teníamos nevera. Los niños no podían jugar con normalidad porque había serpientes y coyotes, e incluso vimos un puma».
Cuando terminó el verano y las montañas se enfriaron, Brittny y Danny estaban preocupados, pero se tranquilizaron con un lema familiar: «Mientras estemos juntos, y sanos, eso es lo que importa».
Su ángel de la guarda llegó en el momento justo. El agente inmobiliario Russell Faucett, de Salt Lake City, se enteró de la historia de los Shelton a través de una emisora de radio local donde él hace anuncios, y los llamó para hacerles una propuesta: quería comprarles una casa para alquilarla, pero quería que ellos la eligieran.
Brittny y Danny no estaban muy convencidos y se abstuvieron de contárselo a sus hijos. «Las cosas habían sido tan duras, decepción tras decepción; no queríamos entusiasmarnos demasiado y que no sucediera», dijo Brittny.
Sin embargo, la posibilidad de tener un nuevo hogar en un momento de gran necesidad fue irresistible. Empezaron a buscar y encontraron una casa de 4 dormitorios en Tremonton, totalmente reformada. Russell incluso contrató a un equipo para transformar la mitad de la sala de estar en dos dormitorios adicionales, como querían los Shelton.
Todos lloraron el día que recibieron las llaves a mediados de septiembre y los niños vieron su nueva casa por primera vez. Brittny dijo que un «gracias» no es suficiente para el «increíble y bondadoso» Russell y su inmensa generosidad.
«Ha sido una gran bendición para nuestra familia», dijo. «Tendió su mano para ayudar y fue más allá. Nunca dijo por qué decidió ayudarnos, salvo que escuchó nuestra historia, sabía que tenía que hacer algo y estaba en condiciones de ayudar en ese momento, así que lo hizo».
Mientras buscaban una casa para vivir, Brittny y Danny conocieron a muchas familias en la misma situación a quienes «les pidieron que se fueran y no tenían a dónde ir».
«No hay casas para alquilar porque todos las están vendiendo y de las pocas que hay en alquiler, hay una lista de espera, lo que hace que la gente en esta situación no tenga esperanza», dijo. «Los arrendatarios saben que tienen la sartén por el mango en esta situación y pueden cobrar por encima del precio porque la gente está desesperada por mantener un techo. Conocí a muchas familias en este viaje, y es triste que esto les ocurra a tantas buenas familias».
Lucas Martin, director de servicios humanos de la Asociación de Gobiernos de Bear River, dijo a KUTV en julio que la escasez de viviendas en los condados de Box Elder, Cache y Rich de Utah es «un reto tremendo», especialmente en las zonas rurales. En el transcurso de un «año normal», la asociación recibe unas 300 solicitudes de ayuda de emergencia para el alquiler. Tan solo en junio, recibieron 109.
Pero los actos de bondad desinteresados pueden cambiar vidas como la de los Shelton. Planean comprarle su nueva casa a Russell algún día, para que sea suya.
«Él ha dicho que podríamos hacerlo en cualquier momento», dijo Brittny. «Nos ha dicho que ésta es nuestra casa y que la tratemos como tal».
Brittny dijo que su familia ha aprendido mucho de esta situación, que ha sido «lo más duro» que han pasado.
«Ahora nuestro problema es sustituir los muebles de los que tuvimos que deshacernos, pero imaginamos que con el tiempo se conseguirán. Tenemos un hogar, ¡y eso es suficiente para nosotros!», concluyó.
Con información de Arshdeep Sarao.
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